La crisis por el incremento del costo de vida a causa de la pandemia y la guerra en Ucrania está empobreciendo a los hogares, sobre todo, a los más vulnerables. Este es el principal riesgo económico al que se enfrenta el mundo a corto plazo, y los países de América Latina como Colombia no son la excepción. Así queda reflejado en el informe ‘The Global Risks Report 2023’, publicado por el Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés), que reúne desde hoy hasta el viernes a más de 2.700 líderes políticos, económicos y sociales de 130 países en la localidad de Davos (Suiza).
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Como es habitual, los debates del Foro de Davos llegan precedidos de la presentación de un informe anual sobre los riesgos que están amenazando en estos momentos al mundo y que se realiza a partir de una encuesta a diferentes personalidades.
A medida que avanza el 2023, el informe dice que el mundo se enfrenta a una serie de riesgos que se sienten al mismo tiempo nuevos pero extrañamente familiares. La economía mundial ha regresado a fenómenos antiguos como la inflación, las guerras comerciales o el malestar social generalizado; sin embargo, estos problemas están ahora amplificados debido a unos niveles de deuda insostenibles, una era de bajo crecimiento y la creciente presión por el cambio climático, entre otros.
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Todo ello —advierte— llevará al mundo a vivir una posible “policrisis” de riesgos socioeconómicos, geopolíticos y ambientales que podría derivar en una década turbulenta e incierta con mayor inestabilidad y emergencia humanitaria.
Riesgo de inflación alta
Después de las alteraciones impuestas por la pandemia del covid-19, el Foro de Davos retoma este año su lugar y fechas usuales de celebración. Al evento acudirán medio centenar de jefes de Estado y de gobierno, como el presidente de Colombia, Gustavo Petro.
Tampoco faltarán personalidades de la talla de las presidentas del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva; del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde; o el de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres.
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A corto plazo, el aumento del costo de vida es el riesgo global más severo que identifica el informe. Durante los próximos dos años, los gobiernos y los bancos centrales podrían enfrentar presiones inflacionarias, sobre todo, si la guerra en Ucrania se prolonga, persisten los cuellos de botella derivados de la pandemia y continúan los problemas en la cadena de suministro.
Los efectos colaterales de esta situación se sentirían con más fuerza en las partes más vulnerables de la sociedad, lo que a su vez según el Foro Económico Mundial contribuirá al aumento de la pobreza, el hambre, las protestas violentas, la inestabilidad política e incluso el colapso del Estado. Igualmente, las presiones económicas podrían erosionar los logros obtenidos por los hogares de ingresos medios, lo que provocaría descontento, polarización y demandas por mejores protecciones sociales en países de todo el mundo.
Según el informe, las presiones inflacionarias y la posible desaceleración podrían afectar en mayor medida a las economías emergentes y en desarrollo de la región que tienen una alta exposición a flujos de capital globalizados pues se aumentarían las probabilidades de crisis de liquidez y sobreendeudamiento. Esto porque con el endurecimiento de la política monetaria en muchos mercados, como Brasil, México, Perú y Colombia, se están presentando salidas de capitales récord.
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Con este panorama, el informe advierte que los gobiernos seguirán enfrentándose a un “peligroso” acto de equilibrio entre proteger a los ciudadanos de una crisis prolongada del costo de vida y cubrir los costos del servicio de la deuda a medida que los ingresos se ven cada vez más presionados por una recesión económica.
Dos del top 5 de los riesgos globales a corto plazo están relacionados con el clima. La segunda amenaza de nuestro futuro inmediato son las catástrofes naturales y los fenómenos meteorológicos extremos que podrían llevar a más pérdidas de vidas humanas y financieras y daño de los ecosistemas. Entre tanto, el cuarto mayor problema es la falta de mitigación del cambio climático.
Adicional a ello, la confrontación geoeconómica —incluyendo sanciones, guerras comerciales y control de las inversiones— fue catalogada como el tercer riesgo más grave a nivel mundial en los próximos dos años. Este aparece como el principal riesgo, sobre todo, en muchos países de Asia oriental y sudoriental.
Y en medio de este panorama de crisis, la erosión de la cohesión y polarización social fue percibida como el quinto riesgo a nivel mundial. Las desigualdades ya sea en cuanto a ingresos, origen étnico o raza, nivel educativo, demográficas o afiliación política están creciendo entre las personas, lo que aumenta la inestabilidad en todo el mundo.
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“El panorama del riesgo a corto plazo está dominado por la energía, los alimentos, la deuda y las catástrofes. Los que ya son los más vulnerables están sufriendo y los que se califican como vulnerables están aumentando rápidamente, tanto en los países ricos como en los pobres. El clima y el desarrollo humano deben estar en el centro de las preocupaciones de los líderes mundiales, incluso mientras luchan contra las crisis actuales. La cooperación es la única forma de avanzar”, afirmó Saadia Zahidi, directora general del Foro Económico Mundial.
Clima en punto de mira
A largo plazo, las mayores incógnitas serán de tipo climático y ambiental. Estas representan cuatro de las cinco principales amenazas de cara a los próximos 10 años. Además, son para las que menos estamos preparados.
Según el Foro Económico Mundial, estos riesgos están infravalorados en la economía global. No obstante, sin un cambio de política o una inversión significativa, la interacción entre los impactos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la seguridad alimentaria y el consumo de recursos naturales acelerará el colapso de los ecosistemas, amenazará el suministro de alimentos y los medios de subsistencia en las economías vulnerables al clima, amplificará los impactos de los desastres naturales y limitará el progreso futuro.
La quinta mayor amenaza para el 2033 es la migración involuntaria a gran escalara derivada tanto de la discriminación y la persecución como de la falta de oportunidades, los desastres y los conflictos internos.
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Las presiones inflacionarias son también la principal amenaza para los países de la región, a excepción de Perú, donde en medio de la ola de protestas tras el fallido golpe de Estado de Pedro Castillo el mayor riesgo es el colapso estatal, o de Venezuela, donde es la grave crisis de suministro de productos básicos.
Después del incremento de precios, lo que más preocupa a corto plazo en Colombia es la desigualdad digital, seguido de la crisis del empleo, el colapso estatal y el aumento del costo de vida.
De acuerdo con Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, el principal reto en Colombia es en estos momentos el control de la inflación. Sin embargo, advierte que colocaría como segunda amenaza a la generación del empleo y al crecimiento económico.
En tercer lugar —dice— estaría la desigualdad en el acceso a la calidad de la educación, en todos los niveles, que es una de las barreras más grandes a la movilidad social en el país.
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En la misma línea, Anwar Rodríguez, vicepresidente del centro de estudios económicos Anif, señaló que la inflación, el costo de vida y la crisis del empleo serán los principales riesgos que afectarán el bienestar de los hogares colombianos. “Hay que tener en cuenta que seguimos con una economía que presenta unos desbalances importantes manteniendo un déficit fiscal y de cuenta corriente alto”, resaltó.
Si bien los países de la región comparten estas preocupaciones, destaca que en la mayoría de ellos se menciona la proliferación de la actividad económica ilícita como una gran amenaza.
En Argentina también se menciona la crisis de deuda, o en Uruguay están preocupados por la automatización y el desplazamiento de los puestos de trabajo.
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