Los hogares a los que les llegan giros de familiares que trabajan en el exterior recibieron el año pasado casi cinco billones de pesos más de lo que les hubiera llegado si el peso no se hubiera debilitado como lo hizo en el 2022.
De acuerdo con el Banco de la República, las remesas rompieron su récord por octavo año consecutivo, y llegaron al país 9.429 millones de dólares por ese concepto, un aumento en dólares de 9,7 por ciento.
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Pero la dura devaluación del peso del año pasado —que se concentró en el segundo semestre con 18 nuevos récords del dólar— hizo que ese dinero recibido en giros se pudiera cambiar por 24,9 por ciento más pesos que lo recibido en 2021.
Con los precios del dólar, mes a mes, las remesas del 2021 se pudieron cambiar por 32,3 billones de pesos, en tanto que en el 2022 se pudieron cambiar por 40,3 billones de pesos.
Si el peso no se hubiera depreciado, el aumento habría sido de 3,1 y no de 8 billones de pesos. En otras palabras, las familias se llevaron 5 billones de pesos más gracias a la devaluación.
Sin embargo, parte de lo ganado por la devaluación se lo comió la inflación. Si se miran los índices de precios que mes a mes calcula el Dane, del 24,9 por ciento que aumentó el valor en pesos de las remesas, la carestía borró 11,8 puntos de poder adquisitivo.
Es de esperarse que el desempleo no se siga reduciendo o eventualmente se eleve, lo cual terminaría influyendo en una menor entrada de remesas hacia nuestro país
Aun así, las familias que reciben los giros tuvieron una capacidad de compra de 13,1 por ciento más de parte de estos ingresos.
Según el reporte de remesas del Banco de la República, en promedio, cada día del año pasado llegaron cerca de 26 millones por ese concepto.
Durante el 2021 llegaron 8.597 millones de dólares y, frente a una década atrás, esto significó un alza de 137 por ciento, lo que indicó el dinamismo de estos recursos, que en su mayoría son rentas laborales de colombianos.
En la última década, el ingreso de esos recursos alcanzó los 66.650 millones de dólares, de acuerdo con los registros del banco central.
En octubre, mes en el que se presentó una fuerte devaluación del peso frente al dólar, pues este alcanzó a acercarse a los 5.000, se registró el mayor ingreso de remesas, con 894 millones de dólares, es decir que en solo ese periodo esos recursos pudieron haber representado cerca de 4,5 billones de pesos.
En contraste, en febrero fue cuando menos remesas entraron, y el registro fue de 647 millones de dólares. En diciembre, los colombianos en el exterior enviaron 849 millones, lo que se constituyó en el tercer registro más alto del 2022.
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Como en todo fenómeno económico hay ciclos, algunos consideran que el de la buena racha que han registrado estos recursos podría, aunque no caigan, sí moderar sus crecimientos.
Esto, con base en los últimos anuncios de una posible desaceleración en países como Estados Unidos, de donde viene más del 50 por ciento de esas rentas. Diego Rodríguez, gerente de Bosk Capital, afirma que en teoría las remesas deberían desacelerarse, pero en la práctica cree que “seguirá el auge de remesas para Colombia. Seguiremos creciendo en ese frente”.
Considera que pese a una posible desaceleración, el empleo en Estados Unidos y Europa se mantiene fuerte. Especialmente el relacionado con servicios.
Otro factor que menciona es que el precio del dólar hace muy atractivo los trabajos temporales. “El salario mínimo en Estados Unidos está alrededor de 4.000 al mes. Con esto, una persona va y trabaja en un oficio por 3 a 6 meses y genera un ingreso muy superior”, asegura.
Además, dijo que “la parte migratoria para empleos temporales está abierta y es una opción, sin contar la opción que tomen algunos de hacerlo sin documentación. Ese flujo de recursos es inflacionario, el dólar alto lo potencia y es difícil de controlar vía tasas de interés”.
Por su parte, Juan David Ballén, jefe de Investigaciones Económicas de la firma Casa de Bolsa, asegura que las economías desarrolladas, partiendo de Estados Unidos y pasando por Europa, que es de donde proviene la mayor cantidad de remesas, van a presentar un menor crecimiento económico que en 2022.
Así, “es de esperarse que el desempleo no se siga reduciendo o eventualmente se eleve, lo cual terminaría influyendo en una menor entrada de remesas hacia nuestro país”, asegura Ballén.
Por su parte, Sergio Olarte, economista jefe de Scotiabank Colpatria, considera que “de todas maneras hay un espacio para que las remesas de los trabajadores sigan llegando a la economía colombiana, pues esa parte de trabajo no calificado que se sigue demandando de manera importante en ese país es el que más manda recursos a Colombia”.
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