Las dinámicas geopolíticas tras la invasión injustificada de Rusia a Ucrania, ha puesto en evidencia la forma en que los regímenes autoritarios se articulan y cooperan para confrontar el orden internacional y desestabilizar países en distintas regiones del mundo para crear esferas de influencia.
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Lo hacen desarrollando capacidades militares conjuntas para llevar a cabo acciones bélicas al tiempo que implementan estrategias de guerra de cuarta generación financiando organizaciones terroristas o instrumentalizando diversas actividades de crimen organizado internacional como el lavado de activos.
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Para ilustrar esta alarmante situación, basta con referenciar dos sucesos importantes relacionados con el régimen autoritario de Irán.
El primero relacionado con los drones iraníes suministrados a Rusia y Venezuela. En los últimos días las autoridades de Estados Unidos han revelado que Irán estaría proporcionando drones no tripulados con capacidad armamentística al Kremlin para guerra que mantiene contra el pueblo ucraniano.
De igual forma, a principio de este año, diversas fuentes informaron sobre la entrega de misiles guiados de precisión iraníes a Venezuela usar en los drones avanzados iraníes Mohajer y demás modelos similares que se construyen en Venezuela con asistencia militar de Irán.
El segundo tiene que ver con las operaciones de lavado de activos del régimen de Teherán.
Una investigación exclusiva del Wall Street Journal publicada el 18 marzo de 2022 reveló que durante los últimos años dirigentes políticos y financieros de Irán han perfeccionado un esquema financiero y de blanqueo de dinero iraní multifacético y clandestino, con el cual buscarían mantener la posición maximalista de ese país en la mesa de negociaciones de Viena, mediante el uso de una infraestructura bancaria en la sombra.
La extensa red internacional de blanqueo de dinero que gestiona el régimen iraní bajo la supervisión del Banco Central de Irán, blanquea miles de millones de dólares, en contra de todas las regulaciones y normas financieras internacionales, amenazando la integridad del orden financiero internacional, ya que perjudica la confianza que los ciudadanos y los gobiernos tienen en sus bancos.
Los bancos y empresas iraníes sancionados crean empresas interpuestas y sociedades ficticias en el extranjero, engañando a los bancos extranjeros para que realicen transacciones financieras ilegales de blanqueo de capitales a escala industrial, lo que le permite al régimen de Teherán seguir desarrollando su programa nuclear militar, al tiempo que financia a sus aliados regionales y las actividades desestabilizadoras que llevan a cabo el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní y la Fuerza Quds y las organizaciones criminales vinculadas al régimen como Hezbolah y Hamás.
Cada uno de estos grupos es responsable de miles de víctimas inocentes en Oriente Medio y en todo el mundo.
Además, según el WSJ, los dirigentes de Teherán están planeando mantener este sistema financiero clandestino de forma permanente en cualquier escenario futuro “para poder realizar intercambios comerciales sin escrutinio”.
El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) ha declarado en repetidas ocasiones que están “preocupados por el riesgo de financiación del terrorismo que emana de Irán y la amenaza que esto supone para el sistema financiero internacional.”
En febrero de 2021, el GAFI volvió a clasificar a Irán como Jurisdicción de Alto Riesgo, e hizo un llamamiento a los países para que apliquen las contramedidas adecuadas para hacer frente al riesgo que supone Irán para el sistema financiero internacional.
Las actividades financieras ilícitas de Irán, reveladas por el WSJ, son un ejemplo más de por qué Irán debe permanecer en la llamada “lista negra” del GAFI.
El comportamiento delictivo de Irán es una amenaza para la integridad del sistema financiero internacional.
Los bancos internacionales y los países que acogen sin saberlo la actividad ilegal de Irán son vulnerables y corren riesgos de ser sancionados.
Las autoridades reguladoras y supervisoras deben garantizar que Irán no pueda seguir abusando del entorno de control para llevar a cabo delitos financieros y actividades ilícitas de blanqueo de capitales.
La debida diligencia, el aumento de la vigilancia y un compromiso firme con las normas del GAFI son también herramientas eficaces para detener a Irán.
Los países deben enfrentar por todos los medios las acciones de desestabilización promovidas por régimen autoritarios como Irán.
Ignorar estas amenazas permite que en el largo plazo, Irán cuente con los recursos y las capacidades para poner en riesgo la seguridad internacional, creando las condiciones para la guerra, ya sea convencional o asimétrica mediante sus proxis como Hezbollah, que tiene un largo registro de actividades criminales en Colombia y en la región.
Tras años de investigación las autoridades estadounidenses en el año 2010 revelaron que operativos de Hezbollah que hacían parte de diversas redes internacionales de tráfico de drogas y lavado de dinero, tenían vínculos con organización criminal conocida como “la Oficina” de Envigado.
CARLOS AUGUSTO CHACÓN MONSALVE, DIRECTOR EJECUTIVO DEL INSTITUTO DE CIENCIA POLÍTICA
JOSEPH HUMIRE, DIRECTOR EJECUTIVO DEL CENTER FOR SECURE FREE SOCIETY
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