En las oficinas de la secretaría de Movilidad reposan los informes que acaba de entregar el Metro de Medellín al Distrito y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá con los estudios de viabilidad para la construcción de un nuevo corredor de transporte masivo para la ciudad.
Aunque los archivos están en proceso de revisión y ajuste para su recibo definitivo, EL TIEMPO accedió en exclusiva a los documentos que detallan, en una primera fase, lo que sería la línea ‘S’ del Metro de Medellín.
Se trata de una propuesta del exalcalde Daniel Quintero, quien en su plan de desarrollo incluyó la formulación de una futura línea de metro subterráneo para la capital antioqueña y sus municipios vecinos.
Los estudios arrancaron a finales de 2021 con la suscripción de un convenio interadministrativo entre el Metro, la alcaldía de Medellín y el Área Metropolitana por 3.326 millones de pesos —un 15,5 por ciento de los recursos se pagaron en especie— para la realización de la viabilidad del proyecto en fases de caracterización y demanda.
El plazo de ejecución era inicialmente de 18 meses, pero el contrato sufrió una adición y en total tomó dos años, un mes y cinco días para ser completado. Apenas en diciembre pasado, la administración recibió todos entregables del informe con 7,1 gigabytes de datos.
Pese a que Quintero afirmó en múltiples ocasiones que se trataba de un estudio para la construcción de una línea subterránea, la realidad es que la empresa analizó tres alternativas de transporte —bus, tranvía y metro— para esbozar el nuevo corredor de movilidad en cinco opciones de trazado en el área metropolitana.
Luego de descartar dos trayectos y estudiar tres a profundidad, con un total de nueve alternativas sobre la mesa, el informe concluyó que la mejor opción para el desarrollo del proyecto sería el denominado ‘corredor de oportunidad 1’ con sistema metro y tramos subterráneos y elevados.
La mejor opción
El trazado sugerido inicia su recorrido en la estación La Estrella del Metro de Medellín, al sur del Valle de Aburrá, continúa en Sabaneta por la calle 77a sur, pasa por el parque principal de este municipio y toma la avenida 43a, atravesando Envigado y El Poblado, hasta la avenida San Juan, en el centro de la ciudad.
Allí se dirige hacia el occidente hasta la carrera 65, conecta con la línea B en la estación Suramericana, pasa por la Universidad Nacional y continúa hacia el norte, donde toma la carrera 57 en Bello. Su recorrido termina en la carrera 52 con calle 53 en el Museo Choza Marco Fidel Suárez (ver mapa).
En total, el trayecto tiene 26,72 kilómetros de longitud, de los cuales un 32 por ciento son elevados (8,68 kilómetros) y un 68 por ciento, subterráneos (18,11 kilómetros).
El documento señala que se construirían tramos mixtos con el fin de mantener las pendientes máximas permitidas por el sistema de transporte y cruzar de forma más conveniente aquellas zonas con mayor complejidad por alto flujo vehicular, comercio, limitación del espacio, entre otros.
La propuesta contempla 26 estaciones —con distancias de, más o menos, un kilómetro entre sí—, 20 trenes y un tiempo de viaje por trayecto de 38 minutos con una velocidad teórica.
El corredor atravesaría 117 barrios de cuatro municipios, de los cuales 28 tienen una densidad poblacional superior a los 30.000 habitantes por kilómetro cuadrado.
Las primeras estimaciones indican que sería necesario intervenir 3.233 terrenos, de los cuales el Metro de Medellín tendría que adquirir 2.653. Los estudios arrojaron que esta alternativa presenta una menor intervención de predios al contar con áreas subterráneas.
El tiempo de construcción del proyecto, inicialmente, sería de 6 años y costaría, aproximadamente, 21,6 billones de pesos. Su operación y mantenimiento anual se calculó en 731.534 millones de pesos.
“Hay que tener en cuenta que la estimación de costos a la que corresponde la presente etapa del proyecto es de caracterización, lo cual incluso no permite definir con total rigurosidad el modo o tecnología de transporte a implementar en la solución de movilidad buscada con el proyecto”, se lee en el informe.
Los análisis de demanda —realizados con la encuesta Origen – Destino del Área Metropolitana para el 2017— determinaron que el corredor 1 en sistema metro tendría, para el 2030, 30.836 pasajeros movilizados en la hora de mayor demanda. Para el 2050, la cifra sería de 37.059 personas.
Se trata del trazado y modo de transporte más destacado entre las nueve variantes estudiadas. En todos los casos se tuvo en cuenta proyectos futuros como el Metro de la 80 y el Tren del Río.
Según el documento conocido por este diario, esta es la “alternativa que exhibe un mejor o aceptable cumplimiento en los criterios planteados en aspectos ambientales, sociales, prediales, urbanos, tecnológicos, constructivos y técnicos”.
Además, “minimiza las afectaciones de tipo ambiental, constructivo, presenta ventajas de tipo tecnológico al minimizar los tiempos de viaje y requerir un menor número de vehículos, presenta bajas restricciones técnicas y ventajas en espacio público, ciclo-caminabilidad y de usos del suelo”.
Los otros trazados
Si bien el informe determinó que la propuesta uno satisface en mayor medida los objetivos del estudio, también se planteó que los corredores 2 y 5, con alternativa metro, cumplen en buen término con los diferentes requisitos para su viabilidad, por lo cual aún no se descartan.
Los otros dos trazados, al igual que el primero, inician en Sabaneta y terminan en Bello, pero sus recorridos sufren ligeros cambios.
El dos, por ejemplo, atraviesa el río Medellín por la calle 30 a la altura de Industriales, es decir, no entra al centro de la ciudad. De resto, continúa el trayecto sin mayores cambios.
El cinco, por su parte, sí tiene más modificaciones. En el sector de la Aguacatala toma la avenida 34, atraviesa Las Palmas y entra a Buenos Aires para dirigirse hacia el occidente por la avenida San Juan. Hasta el cerro El Volador sigue el mismo curso que las anteriores opciones, pero en la calle 71 sube hasta la carrera 72a para continuar hacia el norte por el corazón de Castilla, luego baja por la calle 104 y sigue hasta Bello con la misma ruta de las anteriores.
Lo que sí es claro, según los resultados, es que la tecnología metro es superior al bus y el tranvía en las variables multicriterio.
El informe señala que un sistema BTR, como Metroplús, requiere de un mayor número de frecuencias, por lo cual, se necesitarían carriles de adelantamiento. El tranvías, en cambio, se vería limitado al usar la vía compartida.
“En caso de que a futuro se consideren este tipo de tecnologías, se deberán revisar muy bien estos aspectos puesto que los mismos podrían hacer inviable este tipo de sistemas”, se lee en el documento sobre las restricciones por las pendientes que hay en la ciudad.
¿Qué sigue?
La siguiente fase de diseños para materializar la idea de construir un nuevo corredor de transporte para el área metropolitana de Medellín es la prefactibilidad.
En ella, según el informe, se deben actualizar los datos de la demanda de pasajeros con la Encuesta Origen – Destino 2023. Con sus hallazgos se podrá ratificar el respectivo corredor de oportunidad y su tecnología, si se tiene en cuenta que los resultados de las variables multicriterio fueron similares entre las tres opciones estudiadas.
La continuidad de los análisis para hacer realidad el proyecto dependerá de la voluntad política de los gobiernos actuales y futuros de Medellín, el Valle de Aburrá y Antioquia.
EL TIEMPO consultó a la administración de Federico Gutiérrez, vía derecho de petición, cuál era su postura frente al proyecto, pero se abstuvieron de dar respuesta hasta que no se liquide el contrato interadministrativo.
SEBASTIÁN CARVAJAL BOLÍVAR
CORRESPONSAL EL TIEMPO – MEDELLÍN
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