Este jueves, en Paramaribo, Surinam, Colombia formalizó la solicitud de adhesión como miembro asociado ante la Comunidad del Caribe, CARICOM. Una petición que abre una ventana para avanzar en cooperación y el fortalecer vínculos históricos con los Estados insulares del Caribe.
Paricipación de Colombia en la Reunión Ministerial de la Asociación de Estados del Caribe en Surinam
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Queremos ir con estas propuestas más allá de nuestras fronteras con el firme propósito de enfrentar los retos multidimensionales del gran Caribe
La Comunidad de países del Caribe es el principal sistema de integración del Caribe no hispano parlante. Fue fundada en 1973 por el Tratado de Chaguaramas y está compuesta principalmente por las islas del Caribe de habla inglesa como miembros plenos, pero incluye también otros territorios como Guyana, Surinam, Belice y Haití.
Sus principales temas son asuntos institucionales, facilitación del comercio, acceso a mercado de bienes y servicios, transporte y la solución de controversias comerciales regionales.
Actualmente la relación de Colombia con el CARICOM se enmarca en la firma del Acuerdo de Alcance Parcial sobre comercio y cooperación económica y técnica firmado en 1994. Desde entonces el país ha cumplido un papel de observador, es decir, con derecho a asistir de las reuniones de la CARICOM y participar en las discusiones, pero sin la capacidad de votar en las decisiones.
De llegarse a dar la adhesión de Colombia como miembro asociado, este tendría un estatus intermedio con ciertos beneficios dentro de la organización, que puede incluir el acceso a ciertos programas y acuerdos regionales.
Panorámica de Providencia.
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La Cancillería enfatizó que esto permitiría el desarrollo de varios ejes de trabajo como la transformación productiva, el turismo sostenible, la mitigación climática y la mejora de la conectividad, entre otros. En ese sentido, San Andrés y Providencia jugarían un papel crucial como centro de conectividad, salud, educación y cultura en la Cuenca del Caribe.
“Promoveremos la designación del mar Caribe como una zona especial, teniendo como centro la riqueza y el patrimonio cultural y natural. Sobretodo, centrándolo en los pueblos y comunidades que lo han conservado”, agregó Murillo.
Para Manuel Camilo González, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, este momento representa una oportunidad para reposicionar al país como un referente político, económico y cultural en el Caribe y la región.
“Colombia, como menciona Murillo, tiene intereses medioambientales, lazos históricos y oportunidades de comercio establecidas. Significa entonces que esta adhesión termina por concluir el proceso de acercamiento de Colombia (hasta entonces observador) al gran Caribe bajo las banderas de protección de biodiversidad ecológica particularmente del Seaflower, unas relaciones políticas y fronterizas muy estables (comparte cerca del 29% de fronteras marítima) y la chance de seguir expandiendo los lazos comerciales con los países con los que la balanza de pagos es positiva, paradójicamente, en productos minero energéticos que correspondían en 2022 a más del 50% de las exportaciones”, explica.
Luis Gilberto Murillo, canciller (e) de Colombia.
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“De igual manera, como cualquier otro modelo de integración esto favorecerá la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales que puede repercutir en nuevas oportunidades de inversión en el país las y nuevos mercados que las empresas colombianas puede ingresar”, dice.
A esto añade que es posible que esta adhesión tenga alguna relación con el papel que Colombia ha esbozado querer tener en Haití, para contribuir a la estabilización de su situación política y de seguridad.
Durante el evento en Paramaribo, el canciller Murillo recibió en nombre de Colombia la presidencia pro tempore de la Asociación de Estados del Caribe – AEC, la cual inició este 9 de mayo de 2024 y se extiende por un año.
“Una vez se demuestra que Colombia se está convirtiendo en un referente político, económico y cultural en la región Caribe y más allá”, concluyó el ministro Murillo.
JUAN PABLO PENAGOS RAMÍREZ – REDACCIÓN POLÍTICA