Barranquilla y su área metropolitana así como algunos municipios del departamento del Atlántico viven uno de los periodos más críticos en materia de seguridad.
Durante el mes de enero de 2025, se registraron 96 homicidios, una cifra que representa un incremento del 39% respecto a los 69 casos reportados en el mismo mes del año anterior.
Esta situación pone de manifiesto una tendencia creciente de violencia que preocupa tanto a las autoridades como a los habitantes de la región.
El analista en temas de seguridad Arturo García calificó el panorama como un “espectáculo de horror y lágrimas”, asegurando que los esfuerzos institucionales no han sido suficientes para contener esta ola de violencia. “Se necesita una estrategia integral que no solo ataque los síntomas de la criminalidad, sino que también aborde las causas estructurales, como la pobreza, la exclusión social y la falta de oportunidades”, enfatizó.
Distribución geográfica de la violencia
Del total de homicidios, 85 ocurrieron en el área metropolitana de Barranquilla, con 59 casos concentrados en la capital del Atlántico. Soledad, uno de los municipios más golpeados por la delincuencia, reportó 23 asesinatos. Malambo, Galapa y Puerto Colombia registraron un homicidio cada uno.
En el resto del departamento, Sabanagrande vivió un episodio trágico considerado masacre, donde tres personas fueron asesinadas. Además, el barrio Caracoles registró otro homicidio.
Se necesita una estrategia integral que no solo ataque los síntomas de la criminalidad, sino que también aborde las causas estructurales, como la pobreza, la exclusión social y la falta de oportunidades
arturo garcíaAnalista en temas de seguridad
Baranoa reportó tres asesinatos, mientras que Repelón, Campo de la Cruz, Santo Tomás y Piojó contabilizaron un caso cada uno.
Patrones de violencia: feminicidios y sicariato
Uno de los aspectos más alarmantes de este inicio de año, destaca García, es el aumento de los feminicidios.
Por primera vez en varios años, enero registró el asesinato de nueve mujeres, con una posible décima víctima que aún está en investigación.
“El sicariato continúa siendo el método predominante para ejecutar homicidios, con 73 casos reportados bajo esta modalidad. Además, se documentaron siete homicidios relacionados con riñas, uno durante un atraco y otro producto de un linchamiento”, subrayó Garçia en su informe.
Reconfiguración criminal y control territorial
El informe de García también destaca una reconfiguración de las estructuras criminales en Barranquilla y su área metropolitana. Sectores como Las Américas, 7 de Abril y Carrizal evidencian una lucha encarnizada por el control de las rentas ilegales.
El arroyo El Salado II, que abarca 14 barrios, sigue siendo una zona crítica, mientras que el barrio Rebolo mantiene una preocupante tasa de entre seis y ocho homicidios mensuales.
En Soledad, barrios como Villa Lozano —con cuatro asesinatos en enero—, Villa Katanga y Costa Hermosa también muestran altos niveles de conflictividad.
Crisis social y respuestas institucionales
Arturo García subraya que la violencia en el Atlántico no solo responde a disputas entre bandas criminales, sino también a un entorno social deteriorado. “Las comunidades se sienten abandonadas y desprotegidas. Esto genera un caldo de cultivo para la delincuencia”, aseguró.
A pesar del sombrío panorama, las autoridades lograron algunos avances. Durante enero se capturaron a 17 presuntos homicidas y a dos sicarios vinculados con el asesinato de dos personas en el norte de Barranquilla.
Sin embargo, García enfatiza que “estas acciones son insuficientes si no van acompañadas de una estrategia preventiva y de fortalecimiento de la justicia”.
Desde el comando de la Policía Metropolitana de Barranquilla se indicó que se han redoblado los operativos de seguridad y se están desplegando unidades especiales en las zonas más afectadas. Además, se ha incrementado la vigilancia en puntos estratégicos del departamento.
“No podemos seguir viviendo con el temor de salir a la calle. Necesitamos que el Gobierno departamental y nacional tomen medidas urgentes”, afirmó Luisa Martínez, líder comunitaria de Soledad.
El promedio de tres muertes violentas por día persiste, tal como ocurrió durante el último semestre de 2024.
“El Atlántico necesita un pacto social por la seguridad, donde todos los actores, desde el Estado hasta la sociedad civil, trabajen juntos para recuperar la paz y la tranquilidad que tanto anhelamos”, puntualiza García.