Se salvó el Metro de Bogotá. O por lo menos eso parece. Esta semana terminó la incertidumbre que había por el futuro de la línea 1, hoy contratada y en fase de preconstrucción, y de la 2, que la semana pasada logró el convenio de cofinanciación entre los gobiernos Nacional y distrital.
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En campaña, Gustavo Petro aseguró que si llegaba a la Casa de Nariño revisaría el tema. “Hasta ahora no hay estudios. La empresa que contrató Peñalosa, de origen chino, no ha presentado estudios de Metro elevado (…). Si así avanzan estos meses, no puedo prejuzgar. (Pero) si no avanzan y llegamos a la realidad de un nuevo gobierno, creamos una comisión para hablar con la empresa china, verificar por qué no ha entregado los estudios, si tiene aunque sea unos estudios parciales”, indicó Petro en marzo, en un debate organizado por EL TIEMPO y Semana.
Incluso, llegó a asegurar que podría “compararlos con los estudios de metro subterráneo y tomar la decisión costo beneficio más favorable para la ciudad de Bogotá”. Y ya electo Presidente, Petro trinó otra pulla, comparándolo con el metro de Quito.
Sin embargo, todas esas señales parecen haberse disipado esta semana, luego de los primeros encuentros oficiales del Gobierno Distrital con el ya posesionado presidente y su gabinete.
Dos miembros del gabinete nacional, el Ministro de Transporte entrante y el director del Departamento Nacional de Planeación, han manifestado que respaldan el proyecto de Metro
El miércoles, por ejemplo, Petro conversó con los alcaldes de las capitales en el marco de una reunión de Asocapitales. Al término de ese encuentro, la alcaldesa Claudia López afirmó que “dos miembros del gabinete nacional, el Ministro de Transporte entrante y el director del Departamento Nacional de Planeación, han manifestado que respaldan el proyecto de Metro, tanto de Línea 1 como de Línea 2 de Bogotá, que se continuará y en ningún caso se parará”.
Y agregó: “Eso es lo que necesita Bogotá. Nos lo dijo el presidente con todas sus letras, él prefiere que vayamos haciendo una transición no solamente hacia energías limpias, sino también hacia sistemas de transporte multimodal basados en sistemas férreos”.
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Esa posición fue confirmada este jueves por el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, quien aseguró que “estábamos en un terreno de especulación (…). El presidente o este gobierno no va a afectar ese trazado y lo que ya tiene adquirido (el consorcio), que se ganó ese proceso contractual”. Y frente a la segunda línea reconoció que “también fue objeto de un acuerdo entre el gobierno y la alcaldía (…), que tiene definidos los recursos y un trazado. En lo que pudiésemos llegar a hacer con sugerencias, pues lo haremos”.
Reyes, en todo caso, fue enfático en que su cartera va a “hacer una reunión con las autoridades de la Alcaldía para visitar y conocer el estado de las obras”.
El director de Planeación Nacional, César Ferrari, también se pronunció frente al tema en Blu Radio: “Sería insensato paralizar una obra que realmente se necesita para resolver uno de los grandes cuellos de botella de esta ciudad”.
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¿Y ahora qué?
Para expertos en movilidad como el profesor asociado de la Universidad Nacional William Castro, anuncios como este “son importantes porque ratifican lo que pasó el jueves, donde el gobierno Duque aportó el 70% a la línea 2 del metro, que el nuevo gobierno respalde el tema le da garantía y seguridad a Bogotá para hacer sus proyectos de las líneas de metro”.
Por otra parte, Ómar Oróstegui, director de Futuros Urbanos, afirma que con estos anuncios “se reduce la incertidumbre que había frente a la posibilidad de evaluar el diseño de la primera línea y las dificultades que puede tener la consecución de resultados de la segunda. Petro fue alcalde y está reconociendo que importa mejorar la calidad de vida de la gente que vive en el occidente de Bogotá”.
No obstante, además de este respaldo ‘de palabra’ habrá que ver cómo se materializa con otras fases clave del proyecto. Por ejemplo, un momento crítico será la entrega de estudios y diseños de la línea 1. “La Nación los va a revisar con lupa”, asegura Oróstegui.
Eso sin contar en que no se sabe en qué quedan las sugerencias de la comisión de empalme en el tema del metro, que lideró el ingeniero y exdirector del IDU William Camargo.
“Me preocupa el alcance del informe de empalme, porque las observaciones señalaban que la línea 1 requiere revisión por problemas de gestión de riesgo, sísmicos y de estudios de suelo. Y en la línea 2 pedían revisar los Conpes que comprometen presupuestos futuros para el transporte público. Aunque, las recomendaciones de la comisión no son obligantes, al final el presidente decide”, observa Oróstegui.
Otro momento se vivirá cuando se dé la discusión de los costos operativos. Según Oróstegui, un sistema como estos tiene más costos operativos y, como sucede con TransMilenio, podrían no cubrirse con la tarifa: “Hay que ver cómo es ese diferencial tarifario, quién lo asume, y si la Nación va a apoyar”, se pregunta el analista.
Si bien hoy hay un alivio en el Distrito por los anuncios de la Nación, aún hay muchos factores en juego en las líneas 1 y 2.
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ANA PUENTES
En Twitter: @soypuentes