En medio de las duras advertencias tanto del gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, como del Superintendente Financiero, Jorge Castaño Gutiérrez, sobre la necesidad de moderar el flujo del crédito que la banca le está irrigando a la economía los banqueros colombianos dieron inicio a su 56.ª Convención Anual en Cartagena.
Las alertas llegan cuando se avizora una desaceleración de la economía, y con ellas se busca evitar que el deterioro de la cartera se salga de control. Según Castaño, el deterioro de la cartera puede llegar al 14 por ciento.
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No es que se vaya a dejar de prestar, solo que la cartera tendrá que crecer a un menor ritmo
Esto pone de presente que la llave del crédito se irá cerrando, como se lo dijo a EL TIEMPO Hernando José Gómez, presidente de la Asociación Bancaria (Asobancaria), al señalar que aunque no hay un sobreendeudamiento de los hogares, los bancos son conscientes de que las cambiantes condiciones de la economía en Colombia y el mundo obliga a que se modere el crédito, en especial el de consumo, para lo que resta del año y en el 2023.
“No es que se vaya a dejar de prestar, solo que la cartera tendrá que crecer a un menor ritmo”, precisó el dirigente gremial.
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¿Temen que el Supervisor implemente medidas para controlar el fuerte crecimiento de la cartera?
La verdad es que en este momento la cartera continúa en niveles muy saludables y si algo ha aprendido la banca en las últimas dos décadas es a manejar y gestionar de forma adecuada sus riesgos. Para los bancos es claro que la economía no va a continuar con el viento de cola, sino que tendrá, más bien, un viento en contra.
Por eso tenemos que moderar las tasas de crecimiento del crédito. Estamos en permanente conversación con el Superintendente Financiero que también comparte esta visión y esto lleva a que de manera automática los bancos empiecen a adecuar su oferta de crédito a la situación que ya se comienza a vivir en estos meses y que continuará siendo cada vez más relevante en nuestras decisiones durante el 2023 cuando se espera, por lo menos, una leve recesión internacional.
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¿Significa que se cerrará la llave del crédito?
Sí habrá más crédito, siempre crecerá la cartera, pero lo hará de manera más moderada
Hablémoslo en términos dinámicos. Sí habrá más crédito, siempre crecerá la cartera, pero lo hará de manera más moderada. Muy probablemente el próximo año tasas de incremento del crédito del 20 por ciento, como vimos a comienzos del 2022 no se volverán a dar.
La señal del Banco de la República es clara a medida que aumenta su tasa de interés para controlar la inflación, pues le está diciendo a los bancos que moderen el crecimiento del crédito y eso es lo que estamos haciendo de manera particular con el crédito de consumo. Entonces, el próximo año podemos esperar tasas de crecimiento de la cartera de entre 8 y 10 por ciento.
¿Qué se necesita para evitar que la economía se desacelere?
Los hogares ya pusieron al día su consumo y su ahorro y pensaría que van a normalizar su ritmo de gasto.
Por otra parte, el Gobierno, en la medida en que tiene que mantener el equilibrio macroeconómico, con un gasto que fue necesario, ya superado los niveles del endeudamiento del 60 por ciento del PIB, tiene que apretarse de nuevo, se tiene que presentar una reforma tributaria y pensar en cómo planear sus gastos para reducir ese endeudamiento y recuperar la senda de lograr alcanzar de nuevo la regla fiscal.
Ahora bien. Son unos retos que ya no son extraordinarios como los de la pandemia, sino unos que lleven a reordenar las finanzas del Estado, fomentar la inversión y la capacidad de exportación del país.
El Gobierno también se ha puesto como misión el crecimiento del sector agropecuario, la agroindustria y la reindustrialización, y esperamos que todo se logre en esa materia, pues eso nos permitirá mantener cierta dinámica económica aún en un entorno internacional difícil.
¿Hasta dónde cree que el ajuste de tasas del Emisor puede también empañar ese propósito?
Creo que el Banco de la República ha adoptado las medidas necesarias para enviar la señal en el sentido de que tenemos que disminuir la demanda agregada y que para ello también es importante moderar el crecimiento del crédito. Pensamos que el Emisor está tratando de nivelar su tasa de intervención con la inflación.
Pensaría que sería perjudicial que la tasa de intervención del banco estuviera sensiblemente por encima de la inflación, pero si se mantiene en línea con esta, pienso que es una posición neutral de la política monetaria que no tiene por qué afectar de forma negativa el crecimiento económico que se moderará el año entrante.
Y temen que la reforma tributaria, tal como está concebida, pueda atravesarse también en ese propósito de fortalecimiento económico…
Creo que la tributaria está bien orientada porque hace énfasis en que las personas deben aportar más, sobre todo, las de mayores ingresos y eso está claro porque solo aportamos el 20 por ciento y es muy contrario a lo de los países de la Ocde donde es el 80 por ciento.
La eliminación de todas las exenciones tributarias en las que no se demuestre que esté aportando más al bienestar de la sociedad frente el sacrificio fiscal que implican, si se demuestran, como el caso de la VIS que sus beneficios son superiores a sus costos, se deben mantener y los que no se deben eliminar.
Sin embargo, tenemos que ser cuidadosos en la manera en que le ponemos impuestos al capital, a los dividendos y las ganancias ocasionales. Hay que manejarlo con prudencia para evitar que se ahuyenten las inversiones, que no se mantenga el proceso de sinceramiento que hay en el valor de las transacciones comerciales que se habían logrado con el 10 por ciento de impuesto a la ganancia ocasional.
Es decir, ¿les disgusta el tema de la sobretasa permanente en renta para los bancos?
En la sobretasa lo que hemos dicho es que no estamos de acuerdo con estas, pues nos parece que no son técnicas y pueden afectar la inversión. Pero entendemos que este no es un momento para desmontarla porque las necesidades de financiamiento y del gasto social que se requiere, después de la pandemia, pues se necesita ese aporte de los bancos.
Lo que hemos dicho es que en lo posible esta sobretasa no sea permanente, que sea transitoria y que se alargue en el tiempo lo que sea necesario, pero no se vuelva permanente.
¿Y el cambio que trae la tributaria con el 4 X 1.000 cree que es bueno, cuando los banqueros han peleado por años para que se elimine?
El 4 X 1.000 entendemos que es un impuesto que también genera problemas y desincentivos a la bancarización y que (si se elimina) ese recaudo tendría que ser compensado por algo más.
Todos sabemos que las personas tenemos la exención de una cuenta bancaria hasta un límite para el 4 X 1.000, lo que beneficia a todas las personas, pero también a las pymes formales.
Lo que sería interesante es extender ese beneficio a las MiPymes para que las formales lo tengan y, a su vez, se incentive a las informales a formalizarse y aprovechar el régimen simple para el pago de sus impuestos.
Apoyamos la propuesta del gobierno de limitar a 10 millones de pesos las transacciones en efectivo porque genera muchas más transacciones bancarias y más recaudo para el Gobierno y ese factor puede ayudar a que en un futuro se pueda reducir el nivel del 4 X 1.000 sin que se afecte ese recaudo.
Allí hay unas posibilidades interesantes que habrá que echarles número para saber cuánto se podría incrementar el recaudo por cuenta de la limitación a las transacciones en efectivo y el gobierno reducir esa tasa.
El Gobierno está dispuesto a escuchar razones y los ajustes correspondientes y en ese sentido se puede lograr una reforma tributaria en la que con generosidad todo el mundo trate de aportar y no se puedan cometer equivocaciones que nos afecten el proceso de inversión en el país.
CARLOS ARTURO GARCÍA
ECONOMÍA
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