EE. UU. en crisis por el agua: California tomará medidas – EEUU – Internacional

Hace unos años, el jardín de la residencia de John Gesie, en un suburbio de San José, (California), parecía de postal. Un tercio de hectárea estaba sembrada con grama de un verde casi brillante y numerosos arbustos ornamentales con coloridas flores. Hoy, sin embargo, ese jardín parece más un desierto. Más del 50 por ciento del pasto ha desaparecido y el que queda luce marrón.

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En su reemplazo, Gesie ha venido colocando piedras decorativas al igual que cactus y otras plantas que requieren poca agua para sobrevivir.

Una decisión a la que no llegó voluntariamente. Desde junio, el Distrito del Valle de Santa Clara, que incluye San José, aprobó una serie de medidas draconianas para limitar el consumo de agua de sus habitantes como respuesta a la escasez que se viene presentando en esta zona del país.

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La medida, que cobija a unos 4 millones de personas, les exige reducir el uso en al menos un 15 por ciento. Al primer incumplimiento, el infractor recibe una carta de advertencia, seguida por un visible letrero en donde se expone la falta.

Si la conducta continúa, al cabo de 30 días arrancan las multas, que van de los 100 a los 10.000 dólares, dependiendo de la cantidad de infracciones y el agua consumida.

El caso de San Antonio no es único. De hecho, desde comienzos de año, múltiples distritos y condados no solo en California sino otros seis estados del sur oeste de Estados Unidos han comenzado a utilizar el racionamiento forzado como estrategia para enfrentar una histórica sequía que se atribuye al cambio climático.

Cortes de agua

En la zona de Los Ángeles, para poner un ejemplo, los habitantes solo podrán regar el jardín dos veces por semana y durante solo ocho minutos a la vez.

En el municipio de Las Vírgenes, el límite es de una vez por semana y han creado una especie de “policía del agua”, cuya función será patrullar los vecindarios para garantizar su cumplimiento.

Otros han ordenado la eliminación de jardines y zonas verdes en empresas y locales comerciales, pues ahora son vistos como un lujo insostenible dada la precaria situación.
Durante algunos meses de este año, las autoridades experimentaron con medidas voluntarias para reducir el consumo. Pero estas fueron poco efectivas, pues los habitantes, para salvar sus prados de la sequía, terminaron usando aún más agua que en el pasado.

“Nos tocó pasar al garrote. Desafortunadamente, la gente no ha comprendido que esto es una emergencia y que la conservación de agua ya no es un estilo de vida sino una necesidad. Estos han sido los tres meses más secos que se han registrado en la historia y no estamos viendo los niveles de ahorro que se requieren”, sostiene Kristen Struve, de la División de Aguas para el Valle de Santa Clara.

Importantes sequías

Nunca en más de 1.000 años habíamos sufrido un período tan seco como el actual. Hemos llegado a uno de los puntos más bajos de toda la historia.

El fenómeno de las sequías en esta zona del país no es nuevo y ya se han presentado otros momentos en la historia con algo de similitud. Como la que azotó a esta misma zona entre 1930 y 1940, que se recuerda como el Dust Bowl, por las enormes tormentas de arena que provocaron.

Pero la magnitud de la que está ocurriendo ahora no tiene precedente cercano. De acuerdo con un estudio de la Universidad de California, las últimas dos décadas han sido las más áridas de los últimos 1.200 años.

El estudio, de hecho, cataloga la situación actual como una “megasequía” dada su prolongada extensión en el tiempo.

Benjamin Cook, científico climático de la Nasa y uno de los autores del estudio, sostiene que lo diferente en esta ocasión es que se trata de un efecto directo del cambio climático causado por el hombre. “Sin la acción de los humanos, probablemente se habrían registrado sequías como la del 2021, que fue de las peores. Pero más pasajeras y menos intensas”, afirma Cook.

“Nunca en más de 1.000 años habíamos sufrido un período tan seco como el actual. Hemos llegado a uno de los puntos más bajos de toda la historia y lo causamos en un período muy corto de tiempo. Es una tragedia de proporciones épicas”, expresa por su parte Ann Wills, investigadora del Centro para las Aguas en la Universidad de California.

Según ella, desde hace una década la región viene registrando, año tras año, temperaturas récord que a su vez están evaporando las fuentes de agua y causando fenómenos atmosféricos extremos. El problema, por supuesto, no es solo uno que afecta la apariencia de los jardines. De hecho, su componente más delicado es el efecto que ya está teniendo sobre la agricultura. De acuerdo con este mismo estudio, hasta un 35 por ciento del área cultivable ha desaparecido pues ya no hay fuentes de agua suficientes para mantenerlas.

Lo cual no solo contribuye a la escasez de algunos productos sino al desplazamiento de miles de familias que llevaban generaciones dedicadas a este negocio.

Así mismo, ha desatado grandes tensiones entre las ciudades y la industria agrícola por el consumo de agua que se han traducido en litigios y negociaciones entre las autoridades, que defienden los derechos de los ciudadanos y un emprendimiento que genera miles de millones de dólares.

Los efectos

Uno de los efectos más severos es el que se está viviendo en el río Colorado y los lagos Mead y Powell, las dos reservas más grandes de agua en todo el país. Combinados, el río y estas reservas producen el agua y la energía para más de 40 millones de personas a lo largo de siete estados. Igualmente, son la fuente de irrigación que utilizan miles de hectáreas de cultivos en esta zona.

Pero desde hace varios años, el flujo del río y las reservas en Mead y Powell se han reducido de manera dramática. Mead, por ejemplo, solo alberga en este momento el 27 por ciento de su capacidad.

Tan grave es la situación que en el 2021 el gobierno federal tuvo que declarar una emergencia y pidió a estos estados reducir el uso de estas fuentes hídricas, que está distribuido por cuotas desde un acuerdo al que llegaron en los años 30 durante el siglo pasado.

Pero la semana pasada, y dado que los niveles de agua han seguido bajando, el Gobierno elevó la emergencia, exigiendo recortes severos. A partir de enero del 2023, Arizona, Nevada y Nuevo México tendrán que reducir hasta un 21 por ciento de su consumo de las aguas del río Colorado

California

Esfuerzos por controlar el incendio forestal en California.

“Cada estado y cada sector tienen la responsabilidad de asegurar que el agua sea usada de la manera más eficiente. Para poder evitar un colapso catastrófico del sistema de río Colorado y un futuro de incertidumbre y conflicto, tenemos que reducir el consumo a como dé lugar”, dijo Tanya Trujillo, secretaria para Aguas y Ciencias en el Departamento del Interior, al anunciar las medidas.

El problema, según la mayoría de expertos, es que aun si los estados cumplen con las nuevas cuotas no serían suficientes para salvar al río y las otras fuentes hídricas.

“Las reducciones obligatorias son necesarias. Pero si esta sequía continúa, no hay forma de sostener el sistema en su composición actual. El agua que existe es limitada y con ella no se puede abastecer todas las necesidades que han sido creadas y que seguirán creciendo a medida que crece la población”, sostiene Bill Hasencamp, director del programa del Río Colorado para el Distrito Sur de California.

La gran encrucijada que enfrentan esta zona de Estados Unidos y otras en el mundo es que mientras no se tomen medidas que reversen el impacto del cambio climático la situación seguirá empeorando.

Por eso, dice Wills, el futuro luce lúgubre tanto en el corto como en el mediano plazo. “En el fondo, la única respuesta a esto es enfrentar el cambio climático. Y si lo hacemos, entonces lo que ya estamos viendo en el sur oeste de Estados Unidos es solo un preámbulo de condiciones cada vez más extrema y catastrófica”, afirma Wills, la investigadora del Centro para las Aguas en la Universidad de California.

En el caso de Gesie y su familia, en San Antonio, eso también implica dejar de vivir asumiendo que el agua es un recurso ilimitado y echar mano de la tecnología disponible, como el sistema de irrigación a goteo que acaba de instalar para preservar al menos una parte de su jardín.

“Hace algunas décadas, un mundo distópico y sin agua era un tema para la ciencia ficción y Hollywood, pero hoy es nuestro nueva normalidad”, dice Gesie.

SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL EL TIEMPO
WASHINGTON
Twitter: @sergom68

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