Quizá una de las reuniones más esperadas por todos los bogotanos, en medio de la crisis de seguridad por la que atraviesa la capital, era la que se llevó a cabo la noche del 31 de agosto entre la alcaldesa Claudia López y el presidente de la República, Gustavo Petro, en la que se esperaba se diera un parte de tranquilidad frente a la ola de homicidios violentos e inseguridad que hay en Bogotá.
Aunque para algunos de ‘la cumbre de seguridad’, como la llamó el presidente, no salió nada concreto para otros sí se tocaron temas clave para asegurar que en un futuro las cifras delictivas no sean peores. EL TIEMPO analizó las peticiones de la alcaldesa al presidente y expertos explican cuál será el impacto de lo conversado la noche del miércoles en la reducción de la criminalidad.
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Para el director del Centro de Estudios de Seguridad y Paz, Néstor Rosanía, la reunión estuvo dividida en dos partes claras: los temas urgentes y los temas importantes. “La ciudadanía esperaba ver una respuesta contundente frente al tema de embolsados, al Tren de Aragua; una declaración en contra de la guerra interna que hay en Bogotá y el control de zonas y localidades por grupos y bandas delincuenciales. Eso era lo urgente y no pasó”.
No obstante, explicó el experto que aunque no se emitió un parte de tranquilidad en este aspecto si se trabajaron ejes clave para que la criminalidad no aumente en los próximos años. En primer lugar, se destaca la implementación de un política preventiva que está ligada a la inversión social, “esto lo que evita es que a futuro no tengamos un aumento de criminalidad y en temas de reclutamiento de estos grupos criminales”.
Y luego, según Rosanía, fue clave que el presidente anunciara que habrá una restructuración de la Policía enfocada en sacar agentes de las labores administrativas, como cuidar a políticos, para ponerlos al servicio de la ciudadanía en las calles. “Es lo que siempre se había pedido y lo que tiene que ser. Más pie de fuerza en inteligencia y contrainteligencia, porque aquí lo que hay que hacer es formar un bloque de búsqueda en contra del Tren de Aragua”.
Sin embargo, aunque la petición de la alcaldesa fue clara sobre los 3.000 policías que se espera lleguen a Bogotá entre 2022 y 2023, el presidente Petro señaló que esta labor es compleja porque “es una solicitud de casi todos los alcaldes”.
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Ahora, Sebastián Jiménez, experto en seguridad urbana de la Universidad Nacional dice que más allá de los temas que no se abordaron públicamente, lo positivo fue que por primera vez se vio la intención de estructurar una política de seguridad ciudadana integral y enfocada en prevenir el delito, no solo en atacarlo.
“La nueva estrategia de seguridad de Bogotá tiene tres ítems muy importantes: el primero es el establecimiento de una política de seguridad integral y articulada entre todas las fuerzas; el segundo, el aumento del pie de fuerza y sobre todo de las capacidades de inteligencia y, finalmente, una reestructuración de la forma punitiva del delito, que significa una resocialización del criminal sin cárcel, lo que ayuda a bajar los números de hacinamiento y por ende de fuga”.
Puntos ciegos
Pese a que a la sombra de la opinión de algunos expertos el consejo de seguridad dejó aspectos positivos que pueden impactar en el mediano y largo plazo, lo cierto es que aún hay puntos estratégicos que se deben trabajar, como por ejemplo, el mapeo criminal de los nuevos fenómenos delictivos de la ciudad. “Solo un reconocimiento de la ubicación y el impacto de estas bandas delincuenciales que se han fortalecido en materia de tecnología y armas puede ser efectivo para su combate. Es algo que no está tan claro en las autoridades”, señaló Rafael Baez, penalista de la universidad Manuela Beltrán.
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En esa misma línea, Rosanía dijo que lo que se ha visto en la ciudad en los últimos meses es a una policía que se ha dedicado a recoger a los muertos y a cazar delitos que ya ocurrieron pero no que es clara la estrategia que está establecida para prevenir que esos delitos ocurran.
Finalmente, los analistas concluyen en que la nueva estrategia de seguridad puede dar buenos resultados en un mediano plazo teniendo en cuenta que se articula con esquemas de prevención del crimen y programas de inversión social. No obstante, son enfáticos en que los puntos expuestos por los mandatarios no responde a las necesidades urgentes de la ciudad y que aún quedan temas inmediatos, como las vendettas entre bandas del microtráfico.
REDACCIÓN BOGOTÁ
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