La actual reforma tributaria, aprobada en primer debate en comisiones conjuntas de Cámara y Senado, ha generado una amplia oleada de opiniones y discusiones.
Para el caso de la industria de las tecnologías y las comunicaciones hay varios artículos que generan serias preocupaciones y dudas.
Serias de verdad: de aprobarse como están, se pondría en serio riesgo el futuro de la inversión local en innovación tecnológica, el desarrollo de la economía digital y la creación de emprendimientos, así como el acceso a la tecnología.
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Ubicaría a Colombia en un lugar para nada apetecible en materia de atracción de inversiones con un efecto peor: el de espantar a empresas de distintos segmentos tecnológicos y de innovación que habían escogido a Colombia como puerto en Latinoamérica.
Por ejemplo, la tributación por posición económica significativa (PES), un concepto que pretende gravar con impuesto la renta los ingresos que empresas y personas no domiciliadas en el país logren por las ventas de sus productos o servicios en Colombia.
En el caso de los productos se aplicará el PES a los ingresos brutos superiores a los $1.189 millones en un año. En servicios, las cosas son preocupantes: no hay tope ni de usuarios o ingresos para aplicar el PES.
Eso significa que todos los servicios en la nube (aplicaciones, almacenamiento, etc.), paralelas de pago, servicios de streaming, video, películas, de clases virtuales, aplicaciones en general, publicidad y marketing digital, en fin, se verían impactados.
Y digamos algo: está bien que se busque gravar la publicidad digital, que buena (¡mucha!) plata les representa a empresas como Google o Facebook que sacan del mercado colombiano.
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Lo que pasa es que al respecto lo correcto sería esperar a la Ocde, grupo del que Colombia hace parte y el cual trabaja en un marco común de tasación de las tributaciones para empresas y servicios digitales no domiciliados. Hacerlo como está y sin consenso afectaría gravemente el ecosistema digital.
En el caso de servicios en la nube, el impacto sería complejo para miles de empresas, pymes, desarrolladores y emprendedores. Ni qué decir para el caso de los sistemas de pago digital y su efecto negativo en el comercio electrónico, por mencionar algunos. No es necesario ser experto para entender que todo aumento tributario se verá reflejado inmediatamente en tarifas y, por ende, en un impacto negativo en el acceso a plataformas, tecnologías, servicios digitales.
Ponerles talanqueras a plataformas digitales que ayudan a emprendedores a generar negocios y empleos, a empresas que necesitan crecer y estabilizar sus operaciones, a jóvenes que quieren aprender, entrenarse, es, en suma, un error.
JOSÉ CARLOS GARCÍA
Editor Multimedia
@JoseCarlosTecno
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