Así fue el operativo del Gaula Bogotá en el que cayó temido extorsionista que trabajaba para capo recluido en La Picota

A las 4:30 de la mañana, más de 40 efectivos del Gaula Bogotá se dieron cita en la estación de Policía de Puente Aranda para recibir las instrucciones del operativo que buscaba desarticular una red de extorsión que estaba siendo operada desde la cárcel La Picota.

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Con las instrucciones claras, sobre las 5:00 a. m., emprendieron camino las patrullas y motorizados hacia el barrio Los Cerezos, de la localidad de Engativá, donde se ubica la vivienda en la que estaba uno de los presuntos criminales y que también sirvió como centro de operaciones del hombre que articulaba toda clase de extorsiones en la ciudad y que le rendía cuentas ‘al capo’ dentro del centro penitenciario. 

Operativo del Gaula contra la extorsión en Bogotá.

Foto:Sergio Acero Yate. EL TIEMPO

Al llegar al barrio, ya había una avanzada del Gaula que se encargó de asegurar el perímetro y verificar que el objetivo no se moviera del lugar. Con la mira puesta en la vivienda que estaba ubicada a media calle, uno a uno fueron bajando los agentes de las patrullas y, en total silencio, empezaron a escabullirse hacia el punto del operativo.

A unos 300 metros de donde quedaron los carros estacionados, dos policías de al menos dos metros de alto empujaron con fuerza el ariete de más de 40 kilos para derribar la puerta. “Abran la puerta, Policía Nacional de Colombia”, se escuchó en el gritó que rompió en el vecindario.

Los vidrios de las ventanas cayeron al piso y se vio a la fila de uniformados entrar uno tras de otro a la casa donde estaba el presunto criminal. “Al suelo, al suelo; quieto en el suelo”, le decían al capturado. Abajo, en el primer piso de la casa, había hombres con escudos antibalas y agentes con armas de fuego apuntando en varias direcciones, para cuidarle la espalda al equipo que estaba adentró de la casa, pero también estaban preparados para evitar cualquier riesgo para las personas que pasaban por el lugar. 

Operativo del Gaula contra la extorsión en Bogotá.

Foto:Sergio Acero Yate. EL TIEMPO

El hombre de la extorsión 

El hombre que estaban buscando, identificado como Robinson, de 35 años de edad, vivía en la casa del operativo desde hacía al menos dos años; vivía solo, como aseguraron sus vecinos. Sin embargo, al momento de la captura, estaba con una mujer y, al parecer, con un menor de edad.

Oriundo de Garzón, Huila, este sujeto no registró antecedentes criminales en ninguna de las bases de datos de las autoridades, pero actividades de seguimiento y perfilamientos realizados por los investigadores habrían dado el material probatorio suficiente para poder vincularlo a la investigación por extorsión que se venía desarrollando hace varios meses.

El señalado, que mantenía un perfil bajo y que desempeñaba funciones administrativas en una reconocida EPS de la ciudad, también era el encargado de ejecutar las extorsiones que se ordenaban desde La Picota.

Operativo del Gaula contra la extorsión en Bogotá.

Foto:Sergio Acero Yate. EL TIEMPO

“Él era el encargado de recoger el dinero mediante billeteras digitales, rendir cuentas financieras de la banda pero, también, era el que estaba a cargo de definir a quién se debía ‘apretar más’ para que pagara las extorsiones”, señaló el investigador.

Según la información de inteligencia que se logró recopilar en este caso, tanto el ‘Pluma’ como el capturado eran personas de ‘confianza’ que se conocían de vieja data y que llevaban operando de manera clandestina desde hace algún tiempo en la capital del país.

“El ‘Pluma’ le ordenaba y le indicaba a frente a las víctimas que debía contactar, para que, con un libreto, este hombre supiera cuál era el grado de violencia que debería aplicar o si hay que simular algún tipo de relación para poder vincular a las víctimas”, señalan las pruebas.

Como Robinson, también fueron capturados otros dos hombres; uno en Bosa y otro en Soacha que, al parecer, estaban por debajo de la línea de mando del primero. En el operativo que se realizó en simultánea en Cali y en Medellín, también cayeron otros dos hombres que cumplían la misma función en sus respectivas ciudades.

Operativo del Gaula contra la extorsión en Bogotá.

Foto:Sergio Acero Yate. EL TIEMPO

Las modalidades

Según el coronel Carlos Cárdenas, comandante del Gaula Bogotá, estos hombres usaban la modalidad extorsiva de cobro por videollamadas, en el que amenazaban a sus víctimas con supuestos videos sexuales en los que los hacían parecer implicados en casos de pedofilia.

Además, en algunos casos, Robinson tenía la tarea de enamorar a sus víctimas, construir una aparente relación sentimental hasta tal punto de llegar a los encuentros sexuales digitales, que le permitían recopilar los videos íntimos que posteriormente usaba para amenazar y constreñir a los ciudadanos.

“Él era el encargado de recoger el dinero mediante billeteras digitales, rendir cuentas financieras de la banda pero, también, era el que estaba a cargo de definir a quién se debía ‘apretar más’ para que pagara las extorsiones”.

La particularidad de esta organización, dicen los investigadores, es que, a diferencia de otras como ‘Satanás’ o el ‘Tren de Aragua’, no generan violencia física sobre sus víctimas. Por el contrario, su acción es psicológica y atemorizante, ya que se valen de la información personal, familiar y de los entornos sociales en los que conviven.

Con estas técnicas, la banda criminal ‘La Octava’ lograba recaudar una renta criminal de más de 180 millones de pesos mensuales. Por ahora, el Gaula Bogotá, puso al hombre a disposición de las autoridades competentes y se espera que, al igual que los otros cinco capturados en otras partes del país, se le imputen los delitos hurto agravado y concierto para delinquir.

JONATHAN TORO ROMERO

Redacción Bogotá



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