Las mañanas en Bogotá suelen ser caóticas, frenéticas y hasta desesperantes para la mayoría que salen a sus trabajos, colegios o universidades. Lejos de sentir tranquilidad o felicidad, muchos bogotanos resultan abrumados y estresados producto del masivo tráfico, las dificultades con el transporte público y la inseguridad de las horas pico en las calles de la capital.
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Sin embargo, en la actualidad 12.708 estudiantes de colegios del distrito dejaron a un lado los difíciles trayectos en el transporte público para unirse a sus compañeros a los trayectos en bicicleta y a pie. En compañía de funcionarios guías de las secretarías de Movilidad y Educación, niños de 15 localidades de la ciudad van hacia sus colegios de forma segura en caravanas de bicicletas y grupos a pie.
Se trata de las estrategias ‘Al Colegio en Bici’ (ACB), ‘Biciparceros’ y ‘Ciempiés, Caminos seguros’, un grupo de iniciativas de las carteras de educación y movilidad del distrito. Al Colegio en Bici, la primera de las tres, fue aplicada por primera vez en 2013 bajo la administración de Gustavo Petro como alcalde.
Este proyecto comenzó con la capacitación a 230 estudiantes de cinco colegios distritales de Bosa, quienes aprendieron habilidades de responsabilidad, seguridad y capacidades técnicas con la bicicleta.
Cada mañana, los niños, con su uniforme y maleta, salen en las bicicletas entregadas por el distrito. Acompañados de sus acudientes, se ubican en las principales calles de sus barrios a la espera de la caravana de estudiantes que han sido recogidos en el camino. Al llegar, los cuatro guías de la secretaría de Movilidad y el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), que se ubican por parejas en la cabeza y la cola del grupo, unen al nuevo estudiante al conjunto de niños que se dirigen hacia el colegio oficial.
Uno va llegando al colegio y los ve cantando en fila, jugando y disfrutando. Realmente se ven muy felices cuando llegan en bicicleta
En un principio fue una inversión de 1.800 millones de pesos que incluyó, entre otras cosas, la adquisición de 4.300 ejemplares que serían usados en los próximos años para aumentar la cobertura a más estudiantes.
Además, incluyó la entrega de kits individuales de mecánica y la adaptación de infraestructura vial, dispositivos en carretera, instalación de cámaras, apoyo mecánico en el espacio público y pactos de movilidad.
Estas estrategias, de trabajo interinstitucional, pretendían impulsar las alternativas sostenibles de movilidad en los entornos educativos. También, desde un principio fue planeada para contribuir a disminuir la segregación escolar y a propiciar el derecho a la educación y convivencia ciudadana en el espacio público y en las instituciones educativas.
En su primer año, el proyecto amplió su cobertura hasta 3.586 estudiantes beneficiados. De cuatro colegios de la localidad, pasó a impactar a estudiantes entre grados 6 y 11 de diez instituciones.
Precisamente, este noviembre la estrategia cumple 11 años y cada vez más estudiantes se acogen al proyecto y es uno de los programas públicos con mayor impacto entre las últimas cuatro alcaldías. Hoy, bajo el nombre de Medios Alternativos para la Movilidad Escolar, impacta a casi 13.000 estudiantes de cientos de colegios.
“Uno va llegando al colegio y los ve cantando en fila, jugando y disfrutando. Realmente se ven muy felices cuando llegan en bicicleta”, mencionó Maritza Beltrán, administrativa de la Institución Educativa Distrital (IED) Villa Amalia de la localidad de Engativá.
Y es que según una encuesta realizada por la Secretaría de Educación este año a 3.384 estudiantes y 1.575 padres de familia, el 55 por ciento de los menores manifestaron un alto grado de diversión durante los recorridos. Esta misma encuesta arrojó como resultado que ocho de cada diez estudiantes considerara los trayectos en bicicleta como sus favoritos de toda la oferta de movilidad sostenible para estudiantes.
De acuerdo con la entidad, uno de los mayores beneficios que trae este programa a los usuarios es el bienestar socioemocional. “Usar la bicicleta o caminar permite a los estudiantes desconectarse de las tensiones escolares y disfrutar de momentos de tranquilidad, reduciendo el estrés y la ansiedad. Mejora los niveles de confianza y autonomía lo cual refuerza la autoestima y confianza en sus propias capacidades”, aseguraron desde la institución.
Además, la Secretaría destaca que los estudiantes adquieren habilidades sociales y valores integrales como personas. “Evidenciamos resultados que destacan valores afianzados como la responsabilidad y la puntualidad, al igual que la creación de espacios de socialización”, señalaron. En esa dirección, uno de cada tres estudiantes sintió que el programa los ayuda a ser más responsables, mientras que el 14 por ciento dijo que se volvió más puntual.
Entre los colegios donde se aplicó la encuesta, un 30 por ciento aseguró que hay beneficios en la construcción de tejido social para el cuidado de los estudiantes en la vía, formando una comunidad más responsable y protectora en torno a la seguridad de los estudiantes.
Los costos elevados de transporte, la falta de opciones confiables, y los largos tiempos de traslado pueden dificultar que los estudiantes asistan regularmente al colegio
Beltrán, del colegio Villa Amalia, coincide que el último aspecto es uno de los que más impacto ha notado gracias al programa.
“Los papás confían mucho en el programa. Es una ventaja porque no van solos al colegio, no los roban y les ayuda a ganar responsabilidad cuando van en la bicicleta”, dijo la administrativa.
Justamente, la confianza de los padres al entregar a sus estudiantes a las rutas de movilidad segura del distrito, ha contribuido en la reducción de la deserción escolar. En el 2023, el 2.8 por ciento de los estudiantes registrados en instituciones educativas, se retiraron de los procesos escolares, de acuerdo con cifras del Ministerio de Educación.
Una de las razones más comunes que explican la deserción en territorios urbanos como la capital es la dificultad que presentan algunos padres de familia para destinar dinero todos los días por la mañana y por las tardes para llevar y recoger a sus hijos en los colegios usando el transporte público.
Además, muchos, por razones de trabajo, no cuentan con el tiempo necesario para poder acompañar a los estudiantes, lo que generaría el retiro de las actividades escolares.
Abel Matiz, Subsecretario de Acceso y Permanencia de la Secretaría de Educación, asegura que los programas de acompañamiento y traslado alternativo han sido soluciones directas a la problemática.
“Los costos elevados de transporte, la falta de opciones confiables, y los largos tiempos de traslado pueden dificultar que los estudiantes asistan regularmente al colegio. Nuestras estrategias de medios alternativos de trasporte tienen un impacto directo en la reducción de la deserción escolar, ya que abordan de manera efectiva muchas de estas barreras relacionadas con la movilidad y la economía”, explicó Matiz.
El funcionario añadió que la iniciativa mejora las oportunidades educativas a través del bienestar integral de los estudiantes, “lo que refuerza su motivación para permanecer en el sistema educativo y alcanzar el éxito académico”.
En ese sentido, la llegada al colegio en bicicleta, que disminuye los largos y demorados trayectos que se pueden presentar en horas pico de la mañana en medios de transporte tradicional como el bus, el taxi o el carro particular, está influyendo en la pedagogía de los estudiantes.
“Empiezan el día más felices y la actitud durante la jornada es mucho más agradable. En las clases se ven con ganas de aprender porque iniciaron la mañana haciendo deporte y acompañados de sus compañeros”, destacó Beltrán sobre los estudiantes del colegio Villa Amalia.
Para muchos bogotanos, los viajes en el caballito de acero son una oportunidad para reducir la fatiga mental y aumentar la productividad durante sus actividades laborales o educativas.
De acuerdo con Matiz, han visto mejoras en “la concentración y el rendimiento académico. Se mejora la asistencia escolar, desarrolla hábitos y habilidades de estudio, fomenta la disciplina y la responsabilidad, así como la conexión con la comunidad educativa y el entorno escolar”.
Esta estrategia, recibida con satisfacción por la comunidad, tiene proyectada la expansión de su cobertura a más de 55.000 beneficiarios en una ciudad que se visualiza como la capital mundial de la bici.
Para lograr esto, los beneficiarios manifiestan que se debe trabajar en el mejoramiento de la red de ciclovías y mantenimiento de la malla vial, así como en el aumento del número de cupos para cada colegio, pues cada vez más estudiantes insisten en querer hacer parte de las rutas alternativas.
“En este cuatrienio esperamos tener casi ocho millones de viajes y eso significa más de 55.000 beneficiarios. Es un reto importante y es un reto que vamos a lograr con este gran equipo, más de 600 personas están trabajando por cuidar a las niñas y niños en su camino del colegio a la casa y de la casa al colegio”, mencionó Jhon Alejandro González, subsecretario de Gestión de la Secretaría de Movilidad.
NICOLÁS DÍAZ MALPICA
Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO