Después de una larga batalla, de años, en estrados, la Escuela Taller Cartagena de Indias (Etcar), adscrita al Ministerio de Cultura, logró la restitución del baluarte de El Reducto, ubicado en el emblemático barrio de Getsemaní, en el corazón histórico de la Ciudad Heroica.
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El Reducto es una de las fortificaciones más importantes de la ciudad, de cara a la Bahía de Cartagena.
Fue la primera construcción defensiva en el arrabal de Getsemaní. También es conocido como el baluarte de San Lázaro o San Lorenzo, y fue erigido hacia 1631 en el extremo sur de la isla para proteger la entrada de piratas y corsarios al Surgidero, en conjunto con el fuerte de San de San Sebastián del Pastelillo.
Pero en esta oportunidad la defensa de la ciudad no fue con balas de cañón ni el filo de las espadas, sino con la ley y los derechos de los colombianos a su patrimonio: tras un proceso judicial que duró varios años, finalmente culminó con la entrega del inmueble a la nación.
La importancia de los Baluartes en
la defensa de Cartagena de Indias
La fortificación era ocupada por la empresa El Rancho de Jonás S.A.S., un privado que se lucraba de este monumento nacional, con la celebración de fiestas privadas y cenas exclusivas, a millonarios costos, con la Bahía de Cartagena como telón de fondo, señalan las autoridades del Distrito.
Los baluartes son poderosas construcciones militares que datan del siglo XV y tienen como fin la defensa y ataque de una ciudad.
Estas estructuras arquitectónicas en forma de punta de flecha– la cual lleva a cada lado un grupo de cañones- fueron creadas por ingenieros militares italianos, financiadas por españoles y construidas con sudor, sangre y dolor por las manos de miles de esclavos traídos del África.
A partir de ahora, este monumento podrá ser vistado por locales y turistas sin pagar un peso por su ingreso y recorrido.
El proceso judicial inició en el año 2019, cuando el Juzgado Séptimo Administrativo del Circuito de Cartagena emitió un fallo en primera instancia, el cual declaraba el incumplimiento parcial del contrato de arrendamiento No. 001 del 2 de enero de 2010, celebrado entre la Etcar y El Rancho de Jonás S.A.S.
“Según la sentencia, la empresa no cumplió con las obligaciones contractuales, lo que llevó a la orden de restitución del baluarte a la Etcar en un plazo de 30 días”, señala la Escuela Taller Cartagena de Indias (Etcar), responsable de la vigilancia, protección y mantenimiento de las fortificaciones de la ciudad, ante el Ministerio de Cultura.
A pesar del fallo, la empresa no realizó la
entrega voluntaria del baluarte
Sin embargo, El Rancho de Jonás S.A.S., a través de su apoderado legal, presentó un recurso de apelación, solicitando la revocatoria de la decisión. Este recurso fue elevado ante el Tribunal Administrativo de Bolívar, el cual resolvió el caso en segunda instancia el 24 de febrero de 2023, confirmando la sentencia original a favor de la ciudad.
El tribunal ratificó que el incumplimiento del contrato, por parte de El Rancho de Jonás S.A.S., incluía la no entrega del inmueble al finalizar el término contractual, recordando que los contratos estatales no pueden prorrogarse de manera automática.
La sentencia de segunda instancia fue notificada el 11 de agosto de 2023 y quedó en firme el 17 de agosto de 2023.
No obstante, a pesar del fallo, la empresa no realizó la entrega voluntaria del baluarte.
Garantizaremos desde la Etcar que el baluarte El Reducto, al igual que los demás baluartes y fortificaciones de la ciudad bajo nuestra administración, sea y se mantenga incluido en la programación cultural, académica y artística
La Etcar intentó llegar a acuerdos conciliatorios con los representantes de El Rancho de Jonás S.A.S., pero todos los intentos fueron infructuosos, lo que obligó a la institución a solicitar una intervención judicial.
Ante la falta de cumplimiento, la Etcar solicitó al Juzgado Séptimo que librara despacho comisorio a la Inspección de Policía de la comuna 1B, en la Localidad Histórica y del Caribe Norte, para que se llevara a cabo la diligencia de entrega del inmueble. Esta solicitud fue resuelta a favor de la Escuela Taller mediante el auto de sustanciación No. 689 del 12 de julio de 2024.
Este jueves15 de agosto de 2024, finalmente se cumplió con la diligencia de entrega de la fortificación por parte de estos privados.
Así, el baluarte El Reducto quedó nuevamente bajo la administración de la Etcar, para que se cumpla con la protección del patrimonio histórico y cultural de Cartagena.
“Garantizaremos desde la Etcar que el baluarte El Reducto, al igual que los demás baluartes y fortificaciones de la ciudad bajo nuestra administración, sea y se mantenga incluido en la programación cultural, académica y artística. Estas actividades están pensadas para la puesta en valor y la apropiación social de las fortificaciones, en el marco del Contrato de Comodato firmado con el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes”, celebró Sandra Schmalbach, directora de la Etcar.
La funcionaria se comprometió con la conservación y puesta en valor del total del patrimonio de la ciudad, que es el patrimonio cultural de la nación.
La restitución del baluarte El Reducto no solo significa la recuperación de un espacio de gran valor histórico, sino también el fortalecimiento de las iniciativas culturales que la Etcar lidera en Cartagena. Locales y visitantes podrán disfrutar a partir de ahora de este espacio patrimonial de la ciudad, tal y como hoy lo pueden hacer con todo el cordón amurallado y fortificaciones de la Ciudad Heroica.
Relata la historia que el gobernador Francisco de Murga, durante la Colonia, impulsó la construcción de esta fortificación no sólo por razones defensivas, sino además por una motivación fiscal, ya que pretendía acabar con el contrabando de mercancías no declaradas que entraban a la ciudad por ese punto, privilegiado frente a la Bahía de Cartagena.
La otra fortificación en la mira de las autoridades es el Baluarte de Santo Domingo, donde opera desde hace 20 años el popular Café del Mar, el bar- restaurante a cielo abierto más visitado de Cartagena, por varias generaciones, pero que debe cerrar tras un fallo del Consejo de Estado.
JOHN MONTAÑO
Corresponsal de EL TIEMPO
Cartagena