Cuando se acercaba la medianoche de aquel martes 13, quizás como un mal augurio, la muerte unió a una auxiliar veterinaria, una enfermera y a uno de los camilleros del hospital de Ansermanuevo.
En ese 13 de febrero de este año, María Alejandra Tabares, Laura Rosa Rodríguez y Jhon Wilson Estrada habían salido a divertirse a un establecimiento nocturno que recientemente había abierto sus puertas en un poblado de menos de 30.000 habitantes, donde fueron víctimas inocentes en una guerra por las drogas.
Es a sangre y fuego, pues se han heredado las cruentas acciones del llamado ‘cartel del norte del Valle’ y las de las desmanteladas autodefensas que luego pasaron a ser grupos paramilitares, como el ‘clan del Golfo’.
Esa herencia la recogió una de las mayores bandas criminales dedicadas al microtráfico que extendió sus tentáculos desde Cartago hacia Ansermanuevo y a los también municipios del norte vallecaucano de El Águila, Obando y Alcalá, así como a algunos municipios de los vecinos Risaralda y Quindío para mover cargamentos de cocaína y marihuana desde zonas de producción ilegal en Cauca a denominadas plazas de vicio.
Las principales de estas últimas, ubicadas en Cartago y las demás en Ansermanuevo, Alcalá, Obando; Puerto Caldas y Pereira, en Risaralda, y en La Tebaida, Armenia y Quimbaya, de Quindío.
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Su nombre es el grupo delictivo organizado ‘Los Flacos’ y era el ‘Flaco’, John Freddy Montoya Serna, su principal cabecilla. Hace un año fue recapturado, luego de tener detención domiciliaria y hoy está tras las rejas.

Operativos de la Policía en Tuluá.
Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
El ‘Flaco’ empezó en ese macabro paso por dominar el territorio en 2013, cuando la banda estaba emergiendo en Cartago. Este máximo cabecilla era emisario de ‘Otoniel’, jefe del ‘clan del Golfo’ y un exparamilitar del Bloque Calima de las AUC. Además, fue la mano criminal de brazos de narcotraficantes, como Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, y alias ‘31’, quienes crearon la oficina de cobro ‘La Terraza’, en Risaralda.
En aquel 13 de febrero pasado, ‘Los Flacos’ llegaron a Ansermanuevo buscando a ‘Careniña’, de la banda ‘La nueva generación’. Esta es una facción de ‘Los Flacos’ que surgió en 2021 por una disputa de poderes. ‘Careniña’ fue uno de los tres heridos en la reciente masacre de Ansermanuevo, la tercera en el Valle, en lo que va de este 2024.

Montoya Serna les habría ofrecido a los uniformados unos 100 millones de pesos para que lo dejaran en libertad.
Cortesía Fiscalía
El mapa de las bandas criminales en el norte del departamento apunta a una mayor presencia de ‘Los Flacos’, al punto de ser reconocido como uno de los grandes grupos organizados que también ha delimitado su poderío ante otra banda, cuyo centro de operación está en Tuluá: ‘La Inmaculada’ o ‘La oficina’.
Sin embargo, habría facciones de ‘La Inmaculada’, como ‘Los cancerberos’, y al igual que en esta banda de clanes familiares, como los Marín Silva, en ‘Los flacos’, su máximo cabecilla integró el grupo con dos hermanos más: José Lúvier y Bráiner Robinson Montoya Serna, alias Kakin, apresado y llevado a Bogotá. Fue señalado de ordenar la masacre del 13 de febrero en Ansermanuevo.
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Dentro de este mapa del mundo del hampa en el departamento, la Policía Valle, la Dijín de la Policía, la Fiscalía y la misma Defensoría tienen en la mira a dos grupos más: ‘La nueva alianza’ y ‘Los carboneros’ con presencia en Obando, Ansermanuevo y en Cartago.
Ellos se unieron para declararles la guerra a ‘Los Flacos’, ofreciendo pagos por homicidios de sus miembros, entre 800.000 y un millón de pesos.
Pero ‘Los flacos’ buscan extenderse mucho más y están manejando ‘franquicias’, de acuerdo con fuentes de la Fiscalía y de la Defensoría del Pueblo, para ingresar a Sevilla y Caicedonia, enfrentándose en estos también municipios del norte del Valle a bandas locales.
‘Los Flacos’ también son señalados por homicidios de candidatos a la alcaldía de Cartago, así como el asesinato del abogado y precandidato en 2015, Ignacio Londoño, conocido como Nacho Londoño, quien había representado a peligrosos narcotraficantes, como los del ‘cartel del norte del Valle’ y a los hermanos Comba.

La Policía sigue buscando a más posibles miembros de la banda ‘Los Flacos’.
En esa disputa por el norte del Valle y Pereira entra, además, la banda ‘Los de Abelito’, que delinque en el municipio de La Unión con un radio de acción en Toro, La Victoria, Zarzal y Roldanillo.
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Según la Defensoría, la banda se llama así por Abel Urdinola Jaramillo, quien fue su cabecilla para cometer asesinatos selectivos en Valle y en Risaralda hasta que fue capturado en 2018. ‘Abel’ es familiar del extinto capo Iván Urdinola Grajales.
En Buga, Palmira, Cali y el puerto
El comandante de la Policía Valle, coronel Giovanni Cristancho, dijo que el 90 por ciento de los homicidios en todo el departamento (en 2023 hubo 2.404) tienen relación con ajustes de cuentas de estos grupos. Las ciudades más violentas son en su orden Cali, Buenaventura, Tuluá, Palmira, Cartago y Jamundí.
Aunque el oficial destacó una reducción de crímenes en municipios, como Tuluá, Buenaventura y Palmira, en otros donde están las bandas herederas de las disputas de clanes han aumentado.
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“En Cartago está fuerte, así como en La Unión y en Buga, pero si se mira históricamente, estos últimos municipios no tenían problemas. Eran diferentes momentos, algunas organizaciones criminales quieren tomar control y comienzan, infortunadamente, homicidios selectivos contra algunos expendedores”, añadió.

En Buga hay bandas locales, como ‘Los magos’, que se disputan rutas del narcotráfico.
Tercera Brigada del Ejército
En Buga hay bandas locales, como ‘Los magos’, que se disputan rutas del narcotráfico. Allí aún recuerdan a Ramón Quintero, un capo que fue condenado hace más de una década en Estados Unidos y que estaría a punto de retornar al país. En zona rural de esta ciudad delinque el grupo armado ‘Adán Izquierdo’, disidencia de las Farc.
En cuanto a Palmira, el mapa de bandas está dirigido más hacia combos delincuenciales. Según la Policía Valle, no llegan a ser grupos organizados, como los del norte del departamento. “En Palmira están los grupos de ‘La 300’ y ‘Anti300’, pero la Policía ha venido desarticulando ‘La 300’, señaló el coronel.
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En Cali, de acuerdo con el comandante de la Policía Metropolitana, coronel Carlos Oviedo, no hay grandes grupos organizados ni disidentes ni tampoco fuerzas del narcotráfico de otros países, como el ‘cartel de Sinaloa’ o el de ‘Jalisco’. No obstante, aseguró la existencia de 123 bandas, la mayoría de delincuencia común organizada.
El coronel Oviedo dijo que en lo que va del año hasta el pasado 26 de febrero iban 170 homicidios en la capital vallecaucana, de los cuales, el 68 por ciento fueron por ajustes de cuentas por narcotráfico y sicariato, y el 15 por ciento, por riñas e intolerancia.

En Cali, de acuerdo con el comandante de la Policía Metropolitana, coronel Carlos Oviedo, no hay grandes grupos organizados ni disidentes ni tampoco fuerzas del narcotráfico de otros países.
Mauricio Moreno / El tiempo @mauriciomorenofoto
“Cali es uno de los escenarios donde la Fiscalía ha tenido el porcentaje de mayor esclarecimiento con el 45 por ciento y hemos determinado que ese esclarecimiento tiene un alto porcentaje que está relacionado con el crimen organizado”, dijo el secretario de Seguridad del distrito, Jairo García. “Tenemos primero que seguir fortaleciendo la capacidad de inteligencia de la Policía con la Fiscalía para tener resultados contundentes”, anotó el funcionario.
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El año pasado, en el Observatorio de Seguridad de Cali también sostuvieron que las bandas fueron el detonante de los 1.046 homicidios durante todo ese 2023. “De los 15 enclaves que tiene el país, 11 están ubicados en el suroccidente colombiano, lo que convierte a Cali, por su ubicación geográfica y por ser una ciudad capital, en un lugar propicio para centralizar las operaciones del narcotráfico de esta zona del país. Es como un punto de encuentro donde además de coordinar sus negocios, se comercializan armas y hacen que circule mucho dinero”, explicaron en ese entonces, en el Observatorio.

Fuerza Pública en Tuluá, Valle del Cauca, patrulla para contrarrestar acciones de ‘la Inmaculada’. foto febrero 2024
Santiago Saldarriaga.EL TIEMPO
En Buenaventura ha disminuido el homicidio en la zona urbana, como lo resaltaron en la Policía de este distrito, donde el pacto de no matarse entre ‘Shottas’ y ‘Espartanos’, que irá hasta el 5 de mayo, ha tenido efectos. Pero no en al área rural, donde los grupos son otros, siguen enfrentamientos entre disidentes (‘Segunda Marquetalia’), guerrilla como el Eln y paramilitares con influencia del ‘clan del Golfo’.
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En Jamundí, donde hubo 109 homicidios durante el año pasado, los grupos son disidentes de las Farc, como el frente ‘Jaime Martínez’, y paramilitares con herencia del ‘clan del Golfo’.
Carolina Bohórquez
Corresponsal de EL TIEMPO
CALI

