Bogotá: ¿cuáles son los mejores barrios para vivir en la capital de Colombia? – Bogotá

Aunque la ciudad está en obra y hay cientos de proyectos de vivienda en Bogotá, eso no garantiza que la capital del país sea un buen ‘vividero’. De hecho, muchos la catalogan como ‘una ciudad invivible’; además, encuestas de satisfacción y el día a día demuestran que poco a poco va disminuyendo la cantidad de personas que se sienten complacidas de habitarla.

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No obstante, expertos le dijeron a EL TIEMPO cuáles fueron, son y podrían ser los mejores vivideros de Bogotá. No todos están en el norte, y algunos de ellos se ubican en las localidades de Teusaquillo, Usaquén y La Candelaria.

Según Nadye Rangel, secretaria de Hábitat de Bogotá, los buenos vivideros son las zonas que están más cercanas a los distintos servicios, como el transporte, los parques, que tengan un buen espacio público, centros de salud, colegios y también el trabajo.

“Con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de ‘Bogotá reverdece’ la aspiración es construir la ciudad de los 30 minutos, donde a los ciudadanos les queden cerca los distintos servicios y que no se demoren una hora y media yendo y regresando del trabajo o de donde estudian, ese tipo de cosas ayudan a vivir mejor porque tiene cerca las diferentes ofertes ofertas”, dijo Rangel.

Pablo VI es uno de los barrios más tradicionales de la ciudad.

Foto:

Néstor Gómez. EL TIEMPO

Y agregó que un ejemplo de buen vividero es el barrio Pablo VI, en Teusaquillo, ya que cumple con todas las características ya mencionadas.

El urbanista y experto local Mario Noriega le dijo a EL TIEMPO que, para él, un buen vividero es como lo plantea la urbanista Jane Jacobs en su libro Muerte y vida de las grandes ciudades americanas, en el que se analiza por qué hay unas ciudades que se están muriendo y la gente las está abandonando, y por qué hay otras que son unos vivideros excelentes y tienen sitios dentro de ellas que son mucho mejores que otros.

De acuerdo con Noriega, los mejores vivideros de Bogotá serían estas zonas: en el centro-occidente, en Teusaquillo, Palermo, San Luis y Pablo VI; en el oriente, en Santa Fe, La Merced y Bosque Izquierdo; en el suroriente, en Rafael Uribe Uribe, Centenario; en el Norte, en Usaquén, Bella Suiza y Santa Ana Oriental y Occidental.

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En Barrio Unidos, también en el norte, La Patria, San Martín y Polo Club; en el occidente, en Fontibón, La Felicidad, y en el nororiente, en Chapinero, Chapinero Alto. Y agregó que algunos sitios de La Candelaria también lo son, y que en siglo XX, La Perseverancia, en el oriente, también lo era.

Aunque Rangel dice que el POT ayudará a la ciudad a ser más habitable, el urbanista asegura que los barrios que mencionó son amenazados por este instrumento técnico y normativo.

Uno de los mayores activos de Santa Ana Oriental son sus zonas verdes.

Foto:

Felipe González Pacheco.

Características claves

Noriega también explicó que los lugares mencionados cumplen con cuatro aspectos claves que hacen de un lugar un buen vividero, desde la teoría de la urbanista Jacobs. En primera instancia, que haya diversidad porque genera seguridad, contacto, uso permanente del espacio, es decir, una mezcla de usos complementarios.

“Cuando uno mezcla colegios, comercio local, servicios médicos, administrativos y complementarios con vivienda, eso hace que las calles estén siempre activas. Y algo muy importante es que la gente se conozca, que no se pierda la escala del barrio donde todos comparten, sin generar conflicto”, afirmó.

Manzanas pequeñas es otro de los aspectos importantes porque cuando hay varias de estas, hay esquinas y más gente circulando, lo que permite que haya más seguridad y observación. “Las manzanas tan grandes hacen más insegura la ciudad. Los barrios que tienen unas más pequeñas permiten que haya muchos sitios de encuentro”.

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La tercera característica que plantea Noriega es que haya edificios de diferentes épocas porque cuando todo es nuevo es demasiado costoso. “El metro cuadrado se pone muy caro porque como todo es nuevo, lo venden al último precio de finca raíz. En cambio, cuando hay edificios de diferentes épocas hay valores variados y aparecen nuevos servicios económicos como una zapatería, una papelería, tiendas de barrio, entre otros”.

Y el cuarto, la concentración de gente y de servicios sin hiperdensidad, porque se genera congestión y lo que se busca es proximidad. “Todos los barrios que se han modernizado demasiado generan violencia, angustia e inseguridad. Mientras que las partes más antiguas que se han salvado y preservado son las que se convierten en los mejores vivideros, eso pasa en el norte, sur, centro, oriente y occidente”, puntualizó Noriega.

E indicó que para que en Bogotá se viva bien se necesita estabilidad, que las personas no estén pensando en que las van a sacar porque van a construir edificios, que les van a meter un centro comercial, que les van a sacar el colegio para llevárselo al norte o que les van a tumbar los árboles para meter una estación de TransMilenio.

La Candelaria podría ser uno de los mejores vivideros de Bogotá.

Foto:

César Melgarejo. EL TIEMPO.

¿Hay segregación?

De acuerdo con Juan Guillermo Yunda, doctor en planeación regional y de ciudades, las necesidades y aspiraciones de cada familia son diferentes. Hay familias de altos, medios y bajos ingresos, y personas sin hogar, que tienen acceso o inacceso a diferentes servicios. Un buen vividero debería ofrecer acceso a los servicios a todos.

“Por ejemplo, una persona que vive sola querrá tener cerca de su casa oferta de entretenimiento y educación; una familia con niños querrá tener parques; y personas de la tercera edad querrán tener servicios de salud y cercanía con sus familiares”, explicó Yunda.

Y agrega que desafortunadamente, por diferencias sociales, percepciones que pueden no tener fundamento e intolerancia ante aquellas personas diferentes, cada familia piensa que un buen vividero es autoaislarse con otras similares y Bogotá termina siendo una ciudad segregada.

Una ciudad segregada no es un buen vividero, dice el doctor en planeación regional y de ciudades, porque las familias con menor ingreso que viven en localidades como Ciudad Bolívar, Bosa o Usme terminan pagando en tiempo y en dinero las dificultades para acceder a los sectores más exclusivos, donde se encuentran las oportunidades económicas.

“Tampoco es un buen vividero para las familias de ingreso medio, como aquellas que viven en Suba, Engativá o Kennedy, porque deben también desplazarse largo tiempo para acceder a servicios como cultura, educación y la salud”, aseguró Yunda.

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Y agregó que Bogotá solo es un buen vividero para las pocas familias con un ingreso muy alto que pueden autosegregarse en sectores de estratos 5 y 6 cerca de los centros financieros, hospitales, universidades y colegios de élite, como Chicó o Santa Bárbara.

El experto, además, dice que zonas como Santafé, Los Mártires, Antonio Nariño, Puente Aranda, Teusaquillo y Barrios Unidos tienen una localización estratégica para ser muy buenos vivideros, y tienen un precio de suelo accesible para la mayoría de las familias.

“Estas zonas llevan décadas perdiendo población que se ha mudado a la periferia, paradójicamente a lugares que son menos vivideros, pero donde está la mayor oferta de vivienda. Este es el momento en el que las familias bogotanas deben perder el miedo a ocupar espacios centrales de la ciudad y construir nuevos buenos vivideros accesibles para todos”, puntualizó Yunda.

Los Mártires podría ser un buen lugar para habitar, según expertos.  

Foto:

Sergio Acero (CEET)

Pérdida de población

Carlos Roberto Pombo, presidente de Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, entidad privada cuyo fin es mejorar el medioambiente urbano de la ciudad, dice que decir cuáles son los mejores vivideros es una apreciación subjetiva porque depende del usuario y la óptica con la que cada quien lo mire, y que la ciudad ha venido perdiendo población.

“Patio Bonito ha sido catalogado como un sector denso, pero la gente que vive allí lo hace feliz. Cuando salió el tema del POT, muchas personas salieron a defender su barrio porque están satisfechos con él”, dijo.

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Aunque Pombo considera que no hay un solo buen vividero, dice que Santa Ana Oriental tiene buenas cosas y Chicó es un mix urbano excepcional, de alta calidad. Y dijo que Galerías hace un tiempo fue un buen lugar para vivir.

“Entre los años 2005 y 2018, Bogotá perdió cerca de 400.000 habitantes porque la calidad de vida se está deteriorando rápidamente para todos los sectores, altos, medios y bajos. Además, el Dane sacó hace 15 días una proyección que indica que en 2035 habrá menos habitantes que los que hay hoy”, indicó.

Y agregó que la capital se está volviendo una ciudad muy costosa, congestionada y no ofrece los servicios que ofrecía en otra época; por lo que se hace necesario que se trabaje de verdad en mejorar la calidad de vida.

LOREN VALBUENA
REDACCIÓN BOGOTÁ
Escríbanos a lorval@eltiempo.com

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