En medio de un operativo conjunto entre la Policía de Bogotá y el Ejército Nacional se impactó a una de las bandas de microtráfico más peligrosas de la ciudad. Los denominados Pinares, que se habían tomado el control territorial de los barrios Pinares, San Jacinto, la Gloria y la Victoria, en la localidad de San Cristóbal, fueron golpeados en medio de una operación que tardó seis meses en planearse y ejecutarse.
La estructura criminal que se dedicaba al control de las líneas del narcotráfico en esa zona de la capital y que era investigada por algunos de los macabros homicidios cometidos durante este semestre estaba compuesta por 12 integrantes entre los que figuraron: alias Uvita, Caícer, Bobi, Mario Plazas, Duvan, Carreta, Yonatan, Fiona, Bogotá, Ariza, Toping y Diego.
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Sin embargo, entre los diez allanamientos que se realizaron la madrugada del 19 de julio no solo se logró la incautación de una granada de fragmentación, una pistola de nueve milímetros sin marca ni número de serial, 90 cartuchos calibre 38, nueve calibre nueve milímetros, 12 bolsas de marihuana, nueve bolsas de bazuco con 100 cápsulas cada una, cuatro celulares y más de tres millones de pesos en efectivo; en este operativo también se logró la captura de dos de los sicarios más temidos de la capital: alias Bobi y Diego.
De acuerdo con la información revelada por el expediente de la Fiscalía, alias Bobi está señalado por concierto para delinquir agravado en concurso heterogéneo con tráfico, fabricación o porte de sustancias de estupefacientes agravado, secuestro extorsivo y homicidio agravado. Mientras que, alias Diego, figura en la lista con los delitos de homicidio agravado con secuestro extorsivo.
Los datos de inteligencia usados en la investigación dan cuenta de que este par de hombres estarían tras dos de los más sangrientos homicidios que se han presentado en la localidad de San Cristóbal por un tema de ajuste de cuentas y definición de las fronteras delictivas del narcotráfico.
Según pruebas recopiladas, ellos se encargaban de sembrar el terror en los barrios e intimidar a ciudadanos mediante atracos frecuentes y un sistema de extorsiones que les recordaba quiénes tenían el control, como lo señaló uno de los agentes investigadores del caso.
Disputa a sangre y fuego
San Cristóbal no solo es un punto de acopio del narcotráfico sino que tiene múltiples vías por donde se puede “pitufiar” la droga, lo que hace que se den diferentes negocios criminales
La unidad de vida de la Fiscalía le explicó a EL TIEMPO que las disputas territoriales que se vendrían librando en localidades como Kennedy, Bosa, Mártires y San Cristóbal tiene como objetivo una ofensiva adelantada por la estructura delincuencial Tren de Aragua que pretende ganarse el espacio donde históricamente ha operado el crimen organizado colombiano.
Entonces, explicaron, que aunque es muy prematuro para establecer una conexión entre alias Bobi y Diego con la marcada lucha por territorios de otros sectores de Bogotá, lo que sí es seguro es que la ola de homicidios es producto de las estrategias de defensa que han usado las células delictivas de la capital para alejar a los poderosos de Aragua de sus zonas de influencia.
El rastreo de la investigación demostró que en la técnica que usan los delincuentes extranjeros “se apoderan de toda la localidad y empieza a sacar a sangre y fuego, con amenazas, a los colombianos de esos puntos de venta, los desplazan y se adueñan del territorio”.
En ese mismo sentido, lo que esta ocurriendo en San Cristóbal no es muy distante a lo que ha venido pasado en sectores como María Paz, en Patio Bonito Kennedy, o en la invasión de tres Calaveras en Usaquén, donde en la misma fecha (19 de julio) se intervino una zona en al que las bandas de microtráfico se enfrentaron a machete para marcar el territorio, de eso, quedó un incidió masivo que arrasó 12 viviendas y el allanamiento de nueve cambuches donde fueron encontradas dos armas con silenciados y una granada de fragmentación.
Delito en San Cristóbal
De acuerdo con Andrés Nieto, experto analista en seguridad; San Cristóbal es una de las localidades preferidas por las bandas dedicadas al microtráfico desde hace más de 30 años, “aunque hoy son los Pinares, hay que hablar también de los Profetas, la Olla del Quindio y la banda del Care Loco que son los que histéricamente han intentado cooptar ese territorio”.
Según el experto, esta localidad tiene una ubicación estratégica que permite el ingreso y la salida de drogas desde el centro y el suroccidente de la ciudad, lo que según él, también arrastra a todo un negocio alrededor del sicariato.
“San Cristóbal no solo es un punto de acopio del narcotráfico sino que tiene múltiples vías por donde se puede “pitufiar” la droga, lo que hace que se puedan mover por diferentes calles y así confundir a las autoridades para rastrear el delito.
“Esta característica la comparte con la parte alta de Rafael Uribe, que conecta con Usme y a su vez con una línea que lleva droga hacia Kennedy y Bosa y otra, que lleva a Santa Fe, Mártires y Chapinero. Por eso en control de esta zona es vital para la delincuencia; lo que hace que el sicariato este tan presente”.
REDACCIÓN BOGOTÁ
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