Una de las mujeres más inspiradoras en la historia de Antioquia es la empresaria Clementina Trujillo. A pesar de que nació en condiciones de pobreza y se enfrentó a las imposiciones sociales de otros siglos, se convirtió en una de las empresarias más importantes del país.
‘Tina’ ha sido estudiada por decenas de historiadores colombianos e incluso tiene su propio biógrafo. La Camara de Comercio de Medellín la incluyó en su selecto grupo de ‘100 Empresarios’, un proyecto que busca recordar las vidas de aquellos que impulsaron la economía de ese departamento.
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La vida de Clementina Trujillo no fue fácil. La mujer nació en 1870, en una familia muy lejana a las de la sociedad antioqueña. En su infancia y adolescencia tuvo que trabajar para ayudar al sostenimiento de su familia.
“Nació mujer, mulata, pobre y fea”, relató su biógrafo Agustín Jaramillo Londoño.
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Su educación fue realizada en el colegio católico La Presentación de Medellín. Fue en este lugar donde conoció a su amiga Margarita Jaramillo Restrepo. Las dos inmediatamente conectaron y mantuvieron una amistad por el resto de sus vidas.
Jaramillo pertenecía a una familia de mayor estatus social. Gracias a esto, Clementina entró a trabajar como ama de llaves a la casa de su amiga.
Este momento fue crucial para la vida de ‘Tina’, pues empezó a escalar en su trabajo y crear emprendimientos. Su primer proyecto fue vender pandeyucas a la familia en la que trabajaba y a sus vecinos cercanos.
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Su amiga Margarita Jaramilo se casó con el reconocido empresario Nicanor Restrepo. Clementina siempre vivió con ellos e impulso su carrera gracias a la sociedad que hizo con esta familia.
Camara de Comercio de Medellín para Antioquia
Etapa laboral
“La gran dama de la industria y el comercio antioqueño”, como fue conocida, siguió su camino hasta convertirse en una de las personas más admiradas de toda Antioquia.
Tras su éxito en el negocio de los pandeyucas, Clementina arrendó un pequeño lugar que rápidamente se hizo famoso en la ciudad. Su estrategia era ofrecer degustaciones a todos los que se acercaran.
“Fue cuando se le ocurrió la idea más loca y descabellada de un genio del comercio: dijo ‘voy a abrir todos los días a las 4 de la mañana’”, señaló Agustín Jaramillo Londoño.
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Ese almacén se convertiría con los años en ‘La primavera’. Cada vez inauguró más lugares y eventualmente empezó a realizar camisetas iguales, de todas las tallas.
Esta idea innovadora se expandió rápidamente y llevó a que Clementina tuviera que abrir una fábrica textil para cumplir con la demanda de prendas.
“Podría haber comprado un Mercedes Benz, pero no tenía carro. Podría haber viajado a París diez veces, a Nueva York… nunca viajó. Únicamente cuando su amiga se enfermó, fue a Nueva York y solo estuvo en la clínica”, concluyó su biógrafo Jaramillo Londoño.
Nunca se casó ni tuvo hijos y fue notoria por la manera humilde y austera en la que vivió. Según los que la conocieron, fue una mujer sencilla, que imponía respeto y de gran carácter.
Clementina Trujillo murió el 22 de junio de 1959 siendo distinguida como una de las empresarias más importantes del siglo XX en Antioquia.
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