En Colombia, mostrar la cédula de ciudadanía es casi un ritual cotidiano. Nos la piden en bancos, empresas de mensajería, porterías, EPS, notarías, hasta para recoger un paquete o registrarnos en una plataforma digital. Aunque es una acción normalizada, ¿se ha preguntado qué hacen con esa copia que entrega? ¿Quién la guarda, cómo la custodian y qué podrían hacer con ella si cae en manos equivocadas?
Parece exagerado, pero entregar una copia de la cédula sin precauciones puede facilitar fraudes, suplantación de identidad y adquirir deudas que usted nunca se comprometió. Hoy, los delincuentes no necesitan su documento original: una simple fotocopia mal protegida o una imagen enviada por WhatsApp puede ser suficiente para hacerle pasar un mal rato.
Así como el celular guarda su vida digital, la cédula sigue siendo la llave maestra de su identidad legal. A través de ella pueden vincularle cuentas bancarias, contratos, servicios públicos, obligaciones tributarias o judiciales. Y sin que lo sepa, podría quedar “enredado” en problemas que no provocó.
Mafias especializadas en suplantación de identidad recolectan copias de cédulas por múltiples medios: formularios mal protegidos, correos electrónicos inseguros, imágenes filtradas por redes sociales o incluso en lugares físicos donde no hay control de acceso a la información.
Con eso, pueden solicitar créditos o tarjetas de crédito a su nombre, comprar en línea productos, activar líneas telefónicas o servicios de internet, suplantarlo en redes sociales o apps de mensajería, cometer delitos que luego tendrá que demostrar que no cometió. Lo más grave es que esto puede llevar años, trámites complejos y un desgaste emocional enorme.
Suplantación. Foto:
¿Y si ya la compartió? No se culpe: a la mayoría nos ha pasado. Pero sí puede actuar solicitando un reporte de su historial crediticio en centrales como Datacrédito o TransUnion para verificar si hay movimientos sospechosos o consultando con su operador móvil si existen otras líneas activas a su nombre o revisando antecedentes judiciales y de la Policía Nacional, en caso de suplantaciones legales.
Si detecta irregularidades, reporte ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), que es la autoridad de protección de datos en Colombia.
Proteger la identidad
En un mundo donde los datos personales son oro puro, su cédula es más valiosa de lo que se imagina. No se trata de vivir con paranoia, sino con precaución. Cada vez que entrega una copia del documento, está entregando una parte de su identidad. Hágalo de forma consciente, segura y con control.
No podemos seguir viendo la cédula como un simple papel. Es una herramienta poderosa, tanto para construir como para destruir su reputación.
Las entidades públicas y privadas que solicitan documentos deben también asumir su parte de responsabilidad. Deben implementar protocolos claros de recolección, almacenamiento y destrucción de documentos. No es aceptable que la fotocopia de su cédula termine abandonada sobre un escritorio, en un archivo sin candado o en una papelera sin triturar.
La Ley 1581 de 2012 protege su información personal, y las empresas que la recolectan están obligadas a custodiarla adecuadamente. Pero, en la práctica, todavía hay un largo camino por recorrer.
Su cédula es su identidad. No la entregue sin saber por qué, a quién y para qué. Táchela, márquela, envíela en blanco y negro si es necesario, y guarde siempre evidencia. La suplantación de identidad no solo es una realidad, sino que es más común de lo que cree. Y prevenir es mucho más fácil que remediar. Porque al final, proteger su cédula es proteger su nombre. Y en el mundo digital, eso lo es todo.
¿Cómo protegerla?
En países como España, donde el documento nacional de identidad (DNI) es tecnológicamente parecido a nuestra cédula colombiana, los expertos en protección de datos han desarrollado pautas claras sobre cómo compartirlo de forma segura. Estas recomendaciones pueden aplicarse perfectamente a nuestro contexto:
1. No comparta su cédula a la ligera. Pregúntese siempre: ¿es realmente necesario entregar una copia? Si es obligatorio, pida saber con qué fin será utilizada, cómo la van a proteger y si será destruida al finalizar el trámite.
2. Marque la copia con un propósito. Escriba en la fotocopia: “Solo válida para (nombre de la entidad o trámite), fecha (DD/MM/AAAA). Así evita que esa copia pueda usarse en otro lugar o contexto.
3. Tache o pixelice datos innecesarios. La cédula contiene información como su número de identificación, fecha de nacimiento, sexo y RH. Si solo necesitan verificar su identidad, puede ocultar algunos datos con marcador o edición digital antes de enviarla. Consulte qué es lo estrictamente necesario y oculte lo demás.
4. Envíe copias en blanco y negro. Una buena práctica poco conocida es enviar las copias en blanco y negro. Esto dificulta su reproducción y uso para fines fraudulentos, ya que impide, por ejemplo, replicar colores oficiales y detalles visuales que facilitan la falsificación.
5. Evite enviar la cédula por WhatsApp o redes sociales. Aunque sea práctico, compartir su cédula por aplicaciones de mensajería, redes sociales o correos sin cifrar puede ser riesgoso. Estos canales son vulnerables a hackeos y reenvíos no controlados.
6. Conserve evidencia del envío. Guarde copia del mensaje o correo donde compartió el documento, con fecha y nombre del destinatario. Esto puede ayudarle si más adelante necesita demostrar cuándo y con quién compartió la copia.
CARLOS A. CASTAÑEDA MARROQUÍN (*)
Para EL TIEMPO
(*) Especialista en ciberseguridad