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Al menos 60 personas murieron y más de 100 resultaron heridas el viernes en un tiroteo seguido de un incendio en una sala de conciertos de un suburbio de Moscú, atribuido por las autoridades rusas a un “sangriento atentado terrorista”. Poco después de conocerse esta masacre, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) se atribuyó la autoría del hecho a través de un comunicado.
“Los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran agrupación de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú, y mataron e hirieron a cientos de personas y causaron una gran destrucción en el lugar antes de retirarse a sus bases de manera segura”, informó Amaq, agencia propagandística del EI en su canal de Telegram.
El escueto comunicado no ofreció más detalles sobre el tiroteo que, según las autoridades de la región de Moscú, deja más de una veintena de heridos hospitalizados, cinco de ellos en estado grave, y se ha convertido en uno de los ataques más graves, por número de víctimas, de los registrados en Moscú en los últimos 20 años.
Unidades especiales de la Guardia Nacional rusa [Rosgvardia] operan en el sitio del ataque y están “buscando” a sus autores, añadió este organismo en la mensajería Telegram.
La cancillería rusa atribuyó a “un sangriento atentado terrorista” la tragedia, que se produjo en un auditorio de Krasnogorsk.
Servicios de emergencia atienden el atentado en Moscú.
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“¡Toda la comunidad internacional debe condenar este crimen odioso!”, afirmó Maria Zajarova, la portavoz del Ministerio ruso de Relaciones Exteriores. A propósito, Estados Unidos calificó de “terrible” los acontecimientos. Por su parte, la Unión Europea expresó su consternación por la masacre en contra de los civiles. Mientras que en América Latina, México, Bolivia, Venezuela y Cuba también expresaron sus condolencias.
Por su parte, el Gobierno de Colombia también rechazó el atentado. “Expresamos nuestra solidaridad con los ciudadanos afectados y manifestamos nuestras más sinceras condolencias a las familias y allegados de quienes fallecieron. Así mismo deseamos una pronta recuperación a quienes resultaron heridos en estos hechos“, dijo la Cancillería colombiana a través de una nota de prensa.
Entre tanto, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, anunció la anulación de “todos los eventos deportivos, culturales” y de carácter público durante el fin de semana. Una periodista de la agencia AFP vio el edificio de la sala de conciertos en llamas y una humareda negra que se desprendía del techo.
Las principales agencias del mundo (AFP, Efe y Reuters) informaron sobre el mensaje del Estado Islámico. Sin embargo, la BBC de Londres dice que, en ocasiones, este grupo “se ha atribuido la responsabilidad de ataques con los que no tenía nada que ver”.
Los relatos de los angustiantes momentos
Según un reportero de la agencia rusa Ria Novosti, personas con uniformes de camuflaje irrumpieron en la sala y abrieron fuego antes de lanzar “una granada o una bomba incendiaria, provocando un incendio”.
“Las personas que estaban en la sala se echaron al suelo para protegerse de los disparos durante 15 o 20 minutos” y muchos lograron “salir arrastrándose”, señaló.
En el centro comercial Crocus City Hall tras el tiroteo.
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Los servicios de rescate dieron parte de un “grupo de dos a cinco personas no identificadas, con uniformes de combate y armas automáticas”, que “abrieron fuego contra los agentes de seguridad en la entrada de la sala de conciertos”, antes de “empezar a disparar contra el público”.
Según el Ministerio ruso de Situaciones de Emergencia, los bomberos lograron evacuar a un centenar de personas que se encontraban en el sótano. También hay operaciones en curso para “salvar a personas que se encuentran en el techo del edificio”, detalló. El asalto se produjo durante un concierto del grupo de rock ruso Piknik, cuyos miembros fueron evacuados, según la agencia TASS.
Las cadenas de actualidad Baza y Mash, cercanas a las fuerzas de seguridad en Telegram, publicaron videos en los que se ve al menos dos hombres armados que avanzan por el vestíbulo del complejo. En distintas secuencias, se ven cadáveres y grupos de personas que se precipitan hacia la salida.
Otras imágenes muestran a espectadores escondiéndose detrás de las butacas o evacuando la sala.
El presidente Putin ha sido constantemente informado de cómo evoluciona la situación.
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Los antecedentes
Poco antes de conocerse que el Estado Islámico se atribuyó la masacre, el expresidente ruso Dmiti Medvédev, número dos del Consejo de Seguridad, amenazó con “destruir” a los dirigentes ucranianos si se demostraba que están implicados en el letal ataque.
Ucrania, confrontada desde 2022 a una intervención militar rusa, aseguró que no tenía “absolutamente nada que ver” con el ataque. Mientras que la “Legión de la Libertad de Rusia”, un grupo de combatientes rusos antigubernamentales basado en Ucrania, negó también cualquier implicación.
En los últimos días, ese grupo ha realizado incursiones armadas en regiones fronterizas rusas, que fueron también blanco de bombardeos.
Los servicios de inteligencia militar ucranianos acusaron por su parte al propio Kremlin y sus servicios especiales de estar detrás de la agresión.
El “objetivo es justificar bombardeos aún más potentes contra Ucrania y una movilización total en Rusia”, aseguraron.
Hace dos semanas, la embajada de Estados Unidos en Rusia había advertido a sus ciudadanos de planes “inminentes” de “extremistas” para “atentar contra grandes concentraciones en Moscú, incluidos conciertos”.
Rusia ya ha sido blanco de numerosos ataques, cometidos por grupos islamistas, y de tiroteos sin motivos políticos o atribuidos a desequilibrados.
En 2002, un grupo de combatientes chechenos tomó a 912 personas como rehenes en el teatro moscovita de Dubrovka para pedir el repliegue de las tropas rusas de Chechenia.
Esa toma de rehenes se saldó con una intervención de las fuerzas especiales y la muerte de 130 personas, casi todas asfixiadas por el gas usado por los militares.
*Con agencias

