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Cristo se ubica entre lo que se conoce como la política tradicional: hijo de un cacique liberal, él mismo barón electoral de Norte de Santander, secretario de comunicaciones de Ernesto Samper, embajador en Grecia, estuvo 16 años en el Congreso, fue presidente del Senado y llegó a ser ministro del Interior del segundo mandato de Juan Manuel Santos. Su designación, pero además sus primeros anuncios, marcan diferencias -que no rupturas- con el discurso que se venía imponiendo desde la Casa de Nariño en los últimos meses.
El trino de despedida del presidente Petro a Luis Fernando Velasco reveló que una de las misiones del sucesor era el desarrollo del tema constituyente que ha puesto el primer mandatario desde hace tres meses. La primera intervención de Cristo como ministro confirmó que esto será así, pero al mismo tiempo moduló su alcance.
El nuevo ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.
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Así, según lo anunció el mismo Cristo, la primera misión que le encomendó el presidente Petro fue sacar adelante su idea de una constituyente, pero no en la forma por fuera de la institucionalidad que venía planteando el Presidente, sino apegada a los controles y mecanismos previstos en la Carta Política.
El nuevo ministro aseveró, desde la Casa de Nariño, que su primera tarea será “la búsqueda de un acuerdo nacional de verdad que permita explorar hacia el futuro la posibilidad de convocar una asamblea nacional constituyente bajo los parámetros de la constitución de 1991. Fruto de un acuerdo nacional y no la imposición de alguien contra alguien“. De acuerdo con Cristo, este diálogo debe ser con las “altas cortes, el Congreso y los empresarios, para ver si logramos este acuerdo nacional”.
Esto es un cambio tanto a las posiciones del presidente Petro como las del mismo ministro. Este último había dicho hace tres meses que una constituyente era una “propuesta inviable” y apostó a que tendría poco futuro dado que el gobierno no tenía las mayorías en el Congreso. Ahora, Cristo va a buscar ambientar la constituyente, pero siempre y cuando se ajusta a la ruta establecida en la actual Carta Magna.
En este punto, el presidente Petro parece haber cedido ante la realidad política e institucional, pues a lo largo de los últimos tres meses planteó primero que la constituyente no requería más aval que el del que él llama el ‘constituyente primario’; y luego compró la polémica tesis defendida por el excanciller Álvaro Leyva de que un supuesto incumplimiento del acuerdo de paz con las extintas Farc podría abrir la puerta para la convocatoria al pueblo.
Además de limitarlo al marco legal vigente, el mensaje de Cristo es claro en que se seguirá esta ruta solo si se logran los acuerdos políticos para ello. Y otro giro en el discurso es que si se logra el acuerdo, una eventual constituyente no se convocaría y llevaría a cabo en este gobierno, sino en el que empezará en 2026.
La constituyente sigue viva, pero moderada
Las primeras declaraciones de Cristo no tuvieron buen recibo en la oposición. Uno de los que se pronunciaron en rechazo de las posturas asumidas por el ministro designado fue el expresidente Iván Duque: “Una Asamblea Nacional Constituyente tiene como objetivo perpetuar en el poder al actual gobierno y al Pacto Histórico. El tal “Acuerdo Nacional” es una fachada para provocar una ruptura institucional”, afirmó.
Como el expresidente, distintos sectores de oposición censuraron la propuesta y volvieron a calificarla como una jugada del presidente Petro para perpetuarse en el poder, aunque este ha dicho que no tiene intención alguna de reelegirse.
Analistas políticos tienen una lectura distinta y muy variopinta del significado de los anuncios de la tarde de este miércoles. Según Ángel Tuirán, profesor de la Universidad del Norte, el mensaje es que la “constituyente sigue viva, pero moderada en los términos que representa Cristo”.
El nuevo ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.
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A esto añadió que la propuesta ya no será una apelación a una “democracia radical más allá de las vías de la Constitución, sino que puede apelarse a un acuerdo siempre y cuando se siga la vía de la Constitución”. Tuirán destacó que en la ecuación propuesta por Cristo se pretenda sumar al Congreso y las Cortes, un tema que había descartado el primer mandatario en un primer momento.
La lectura hecha por Patricia Muñoz Yi, director de posgrados de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Javeriana, es parecida: “Es una respuesta que busca equilibrar la intención del presidente Gustavo Petro con relación a este tema, que se ha convertido en algo prioritario para él, y las manifestaciones anteriores de Cristo en las que criticaba un proceso constituyente”. Muñoz Yi considera que la llegada de Cristo al gabinete representa una suerte de mensaje de que no se romperá el orden institucional.
Jorge Iván Cuervo, de la Universidad Externado, considera en todo caso que es difícil que incluso con Cristo a bordo la idea de una constituyente sea comprada por los estamentos políticos lejanos del Gobierno: “Se ha hablado de iniciar un diálogo para tomarle el pulso a la idea”. Y resalta que si al sondear no se encuentran las condiciones, “hasta ahí llega la propuesta”.
Gonzalo Araujo, de la firma analista Orsa, indicó que más allá de la real búsqueda de una asamblea constituyente, la propuesta puede ser “un mecanismo de movilización de bases para las elecciones de 2026”. Este indicó que detrás no habría un proyecto político real para consolidar este espacio sino activar al posible electorado cercano al Gobierno.
Los otros objetivos
En su discurso de este jueves Cristo aseguró que un segundo punto prioritario de la agenda que discutió con el presidente Petro es el cumplimiento del acuerdo acuerdo de paz con las extintas Farc, del que fue actor clave para sacar adelante su marco jurídico -fast track-, siendo ministro del Interior del gobierno de Juan Manuel Santos. Dijo que trabajará con todos los funcionarios relacionados con la implementación, pero no hizo mención al supuesto incumplimiento o a su denuncia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que han sido temas reiterados en el discurso presidencial.
Luis Fernando Velasco y Juan Fernando Cristo
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En tercer lugar habló de avanzar en una nueva forma de ordenamiento territorial en Colombia. Este ha sido uno de los temas que el ministro Cristo tuvo como banderas en su corta campaña presidencial y luego como eje de su desaparecido partido, En Marcha. “Avanzar en la profundización de la autonomía territorial y un fortalecimiento de las capacidades fiscales de los departamentos”, indicó.
Finalmente anunció que el gobierno insistirá en la presentación de sus reformas sociales en la legislatura que comienza este 20 de julio. Informó que la próxima semana se reunirá con todos los ministros del gabinete, tanto los entrantes como salientes, para definir las prioridades; entre estas figuran la reforma laboral, una nueva reforma de la salud y una nueva ley estatutaria de la educación.
La lectura hacia el Congreso
Expertos consultados por EL TIEMPO habían dicho que el verdadero tono del remezón ministerial la iba a dar el nuevo ministro del Interior y así fue. Mientras que en un primer momento, con las designaciones de Justicia, Transporte y Agricultura, se entendía que iba a tener un enfoque meramente técnico y de afianzar la presencia de la izquierda en el gobierno, la llegada de Cristo signa los movimientos ministeriales en un intento de abrir nuevamente el gabinete a los diferentes espectros políticos y a un interés abierto por el Congreso.
Para la profesora Muñoz, la designación del presidente Petro “muestra el interés en contar con un ministro que pueda dinamizar las relaciones con el Congreso, acelerar el trámite de las reformas sociales e impulsar el cumplimiento del acuerdo de paz”. A esto destacó que es una figura política con experiencia, “Capaz de establecer diálogos con diferentes sectores”.
Gonzalo Araujo hizo énfasis en que la llegada de Cristo representa énfasis en el diálogo con el Congreso, sobre todo con sectores como los verdes y el centro. “El ministro va a reconfigurar las mayorías al interior del Legislativo, aunque va a ser una tarea difícil pues tiene que recomponer espacios de diálogo y concertación para terminar de sacar la reforma social”, fue una de las observaciones del analista.
En estos aspectos coincidieron la mayoría de consultados. Jorge Iván Cuervo destacó sobre todo la condición de “operador político” que ha cosechado Cristo durante su carrera. Ángel Turian en este aspecto sobre todo destacó la condición pragmática que evidenció el primer mandatario con este movimiento.
“Si bien se había lamentado de incluir a centristas y tecnócratas en su gabinete, eligió a Cristo, un político cercano al santismo y al partido liberal, con una base electoral propia, con experiencia en el manejo de las relaciones gobierno-congreso y el trámite normativo del acuerdo de paz. En últimas, el presidente mueve sus bases con el idealismo, pero gobierna con realismo político”, concluyó.

