‘El presidente quiere quitar al Congreso del camino de su propuesta de Constituyente’


En su experiencia como constituyente, el exministro de Justicia Juan Carlos Esguerra intenta desenredar el enredo de la constituyente del presidente Petro, que hasta ahora muy pocos saben para qué es, qué temas va a tratar y si definitivamente se saltará al Congreso, donde debe tramitarse como lo exige la propia Constitución.

En la entrevista que le dio el presidente Petro a Andrés Mompotes en EL TIEMPO, después de haber anunciado en Cali, días antes, que iba a convocar una constituyente para acabar de surtir el trámite de sus reformas, echó una ‘rever’. Lo que dijo el primer día no fue lo que terminó justificando después con argumentos bastante baladíes. ¿Lo cree así?

Lo primero que planteó en Cali fue, en efecto, una asamblea constituyente, pero quedaba por saberse qué era lo que pretendía que se reformara; y luego en la entrevista con EL TIEMPO habla, más que de una asamblea constituyente, de un ‘poder constituyente’, y de que el pueblo es el que lo ejercerá, a través de mecanismos como el de los cabildos abiertos. Es decir, trámites que son perfectamente distintos de los que la Constitución prevé para su reforma. Lo deja a uno sin saber en qué consiste y a qué aspira.

¿Pero ‘trámites constituyentes’, así tal cual, es un capítulo contemplado en la Constitución? 

Ciertamente no. La Constitución, cuando habla de su reforma, dice que será o por la vía del Congreso, o por la de una asamblea constituyente, o por la vía de un referendo. Y en todos esos casos hay una tarea muy importante que tiene que cumplir el Congreso de la República, a quien él está sacando de la tramitación y haciendo que el asunto se maneje por la vía de unos cabildos abiertos, para que sea el pueblo el que se encargue, y no unos gremios, de reformar la Constitución. Francamente, me parece que eso no tiene nada que ver con lo que esta dice respecto de su reforma.

¿Pero qué querrá decir Petro con que a través de cabildos abiertos va a reformar la Constitución? Tírele a una teoría…

Mi entendimiento es que quiere que eso lo haga directamente el pueblo. ¿Pero que el pueblo reforme qué? ¿Por la vía de cabildos abiertos se exprese cómo? Eso no lo ha dicho, y yo no lo veo claro en absoluto. Es decir, los cabildos abiertos sí pueden recoger expresiones de voluntad popular, decisiones políticas del pueblo. ¿Para traducirlas en qué? No se sabe. Difícilmente puede uno entender ahora qué es lo que realmente quiere.

Un cabildo abierto no toma decisiones de reformas de Constitución…

Así es, así es. No tienen ese carácter y no podrían traducirse sin la utilización de todos los instrumentos que prevé la Constitución, para producir verdaderas reformas constitucionales. Entonces, quedaría simplemente escuchado el pueblo a través de los cabildos abiertos, no sabe uno para qué.

Eso lo puede hacer sin constituyente…

Por supuesto. 

De pronto, él se echó para atrás cuando se dio cuenta de la cantidad de requisitos que tiene una reforma constitucional. (Él de constitucionalismo poco sabe…). La Constitución del 91, usted que fue constituyente, de manera absolutamente deliberada quiso echar esa llave prácticamente al mar, para que cada 20 o 30 años no venga un líder populista a cambiar la Constitución. ¿Es cierto que la llave se echó al mar y que para rescatarla toca ahora contratar a los mismos que exploraron el naufragio del galeón San José?

Pues yo creo que no tanto como echar la llave al mar, porque previó expresamente la posibilidad de una reforma por el mismo camino por el que se hizo la Constitución del 91, que es el de una asamblea constituyente. Pero sí la sometió a una serie de requisitos que son muy importantes, y que, en todo caso, deben cumplirse.

¿Por qué no aprovechamos esta conversación para que nos explique escuetamente sus pasos? Uno, dos, tres, cuatro… El primero es presentar la ley convocatoria de la constituyente al Congreso. Eso no puede ser ni ante el pueblo,
ni ante los cabildos ni ante las mingas indígenas…

Así es. Primero es la aprobación de una ley de la República, que será la que decide que se va a convocar una asamblea constituyente. Una vez se expida la ley, aunque no dice la Constitución que ella tenga que ser una ley estatutaria, por supuesto estará sujeta al control de la Corte Constitucional. 

¿Inmediatamente después, qué viene?

Cuando se haya convocado al pueblo, este podrá expresarse y además en una forma distinta de la manera ordinaria en que se expresa, porque tiene que decir sí a la convocatoria de la asamblea constituyente una tercera parte del censo electoral. 

¿Cifra de sufragantes que hoy viene a ser más o menos 14 millones, por ahí?

Catorce millones de colombianos, que es la tercera parte del censo electoral, son los que tienen que aprobar esa convocatoria de la asamblea constituyente.

¿Pero tiene que decir sí, o puede decir sí, y no? 

No, tiene que aprobar la convocatoria de la asamblea constituyente porque ese es el término preciso que usa la Constitución. Por lo menos la tercera parte del censo electoral en esa convocatoria tiene que dar su voto aprobatorio. Y luego hay que elegir a quienes integrarán la asamblea constituyente. 

Se vuelve a citar a las urnas…

Exactamente. Y tienen que ser elegidos por el voto directo de los ciudadanos.

¿Y cuántos constituyentes serían?

Eso sí depende de lo que se haya dicho a la hora de la convocatoria que se haya hecho de la asamblea constituyente. 

OK, porque en la anterior fueron 70 constituyentes los elegidos, si no me equivoco…

Sí señora.

Porque eran 70 y al final se le dieron 4 a grupos rebeldes, con voz pero sin voto.

Exactamente, del Epl y del ‘Quintín Lame’.

Y se reservaron otros cupos para las Farc, que nunca asistieron…

Así es.

¿Ese periodo en el que la asamblea deliberaría es limitado por la ley? 

Sí, porque la Constitución dice que la decisión por tomar debe definir la competencia, el periodo y la composición de la asamblea constituyente.

¿Y sobre el temario, como es asamblea constituyente y no constitucional, lo cual implica que es omnímoda y omnipotente como lo fue la del 91, no hay límites?

Así lo dijo en su momento la Corte Suprema de Justicia, cuando declaró inconstitucionales algunas de las limitaciones que se habían previsto en el Decreto 1926, en el sentido de qué era lo que se iba a reformar. Y entonces dijo la Corte: no señores. Si es el pueblo el que se va a pronunciar, tiene que poder pronunciarse directamente o, en este caso, a través de la asamblea constituyente, en ejercicio del poder constituyente, sin limitaciones de materia temática de ninguna naturaleza.

¿Cómo se pronuncia el pueblo si no es eligiendo a sus delegados para que en una asamblea los representen en la discusión de las reformas?

Depende de qué diga el pueblo a la hora de convocar la asamblea constituyente. Si el pueblo dice que ella se referirá solamente a determinados temas, será solo sobre esos que se puede pronunciar la asamblea constituyente. En caso contrario, sobre cualquier cosa, porque está obrando el pueblo en representación directa del constituyente primario.

Entonces sí puede el pueblo ponerle límites al temario…

Sí señora.

Bueno, es que a mí la palabra ‘pueblo’ pues no me está gustando mucho en el sentido de que no sabemos de qué ‘pueblo’ estamos hablando. ¿Quién es el pueblo? ¿Los petristas? ¿Los no petristas no pertenecemos al pueblo, o cómo es la cosa?

Mejor hablar de los ciudadanos.

Y los ciudadanos somos todos…

Por supuesto que todos.

Cayó como una bomba el apoyo que le dio Germán Vargas a esa constituyente. ¿Usted cómo lo vio? 

Mi primera reacción es que no entendí bien qué quiso decir Germán Vargas Lleras, si estaba de acuerdo o no; si lo que quería era expresar que estaba de acuerdo, o estaba previendo el fracaso de la asamblea constituyente y, por consiguiente, que de esa manera se acaba con el San Benito de la constituyente, porque, francamente, no entiendo eso que dice de que ojalá no se vaya a “patriasar” el Presidente de la República. Me pareció incomprensible, francamente. 

Yo pienso que el exvicepresidente quiere como demostrar que Petro es derrotable y que no necesariamente ganaría la constituyente con sus delegados, (ni siquiera con la plata del clan Torres); y que no necesariamente el régimen se va a prorrogar, y que Petro está proponiendo una salida constitucional que terminaría solucionando su propio problema, que es él. Él, Gustavo Petro Urrego…

Sí, eso perfectamente puede ser también. Que Vargas Lleras está absolutamente convencido, como lo estamos en general los colombianos, de que ese planteamiento del Presidente no llevaría a ninguna parte, y Germán Vargas Lleras lo lleva un paso más adelante para decir ‘la derrota del Presidente de la República podría inclusive significar que se acabe su gobierno’.

Y que no haya cómo prorrogar el régimen con otro de corte ‘progresista’, manejado entre cuerdas por Petro… 

Eso no debe ocurrir en absoluto.

Sí, pero como el Presidente nos ha amenazado con que este régimen tiene que ser sucedido por otro gobierno progresista, no necesariamente el mismo de él, pues todos también estamos a la espera de qué diablos es lo que eso quiere decir…

Pues sí, pero por el camino por el que va este gobierno, lo que claramente va a ocurrir es que quien triunfe en las próximas elecciones representará exactamente lo contrario de lo que está representando Petro. Es decir, no vamos por el camino de una continuidad del régimen progresista, por ningún motivo.

Está de por medio el descontento evidente de muchos que lo acompañaron inicialmente, porque este gobierno ha sido, francamente, muy malo…

Se está derrotando a sí mismo.

Y esta propuesta algunos la analizan como desesperada, para cambiarle el libreto al país y no hablar de los temas obvios, que ya sabemos cuáles son… Para luego terminar ‘patrasiándose’.

Eso creo yo. Cuando se dio cuenta de lo que había dicho y lo que había propuesto y de los efectos que eso produce, resolvió matizar la cosa y medio echar para atrás, o cambiar aquello que había propuesto. En mi opinión, lo que cambió fue la idea original de la asamblea constituyente por una especie de ejercicio por fuera de la Constitución: el poder constituyente.

Sí, ¿pero eso qué validez tiene? 

Jurídicamente, ninguna.

¿O será que es que piensa tumbar la Constitución?

Podría ser, pero me temo, como se dice popularmente, que va a tacar burro.

Él no tenía claro todo lo que implicaba reformar una Constitución. Y, segundo, ha encontrado caminos para hacer las reformas por fuera del Congreso, como está pasando con la reforma de la salud y que no necesita la Constitución para nada… Y al Congreso tampoco. Esa es otra cosa muy contradictoria: ¿cómo llevamos un año y medio, ya casi dos, en los que él se exhibe como padre de la constituyente, cuando no fue ni un padre, ni madre, ni nada de nada que se le parezca, ni siquiera fue constituyente, ni participó… Fue su grupo político el que lideró, entre otros grupos, el tema. Pero hoy se adjudica el éxito de la constituyente del 91, y al mismo tiempo, la quiere destruir. Es lo más contradictorio que hayamos escuchado…

De acuerdo. Además, con lo que amenaza es con quitar al Congreso de por medio. Lo que naturalmente es el absurdo más grande del mundo, porque el Congreso es el representante del pueblo. Eso se ha dicho desde la Revolución francesa… Y, por consiguiente, si el Congreso aprueba o imprueba una ley, lo está haciendo en su carácter de representante del pueblo. Uno al principio podría haber pensado que lo que quería era una asamblea constituyente tal vez para quitarle al Congreso el poder legislativo y dárselo al Ejecutivo, lo que me parece que sería el despropósito más grande del mundo, porque eso sería derrumbar doscientos años de historia. 

Eso sería una especie de golpe de Estado, ni más ni menos…

Pues claro. Y decir que el Congreso no representa al pueblo, me parece que es otro despropósito. El Congreso, en su condición de representante del pueblo, está en plan de aprobar o de no aprobar los proyectos de ley que él presente y que le presenten. Punto. Y lo que salga de ahí…

Es igualmente democrático, así sea aprobando o improbando… 

Desde luego. 

Y eso no lo acepta el presidente Petro. Si el Congreso no le aprueba sus reformas, no existe. O es malo, lleno de hampones, o de pícaros…

O no representan al pueblo. Pero me gusta haber percibido, una vez más, que la institucionalidad en Colombia existe y se está manteniendo. A diferencia de lo que ha ocurrido en otros países, donde terminan cooptándola toda. Aquí no se va a poder. 



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