Un mundo polarizado es incompatible con la posibilidad de llevar a cabo la tarea más importante de nuestro siglo: defender los bienes públicos globales.
(Lea también: ‘De las cenizas de la hiperglobalización puede surgir una mejor globalización’)
Preservar los bienes públicos globales –el medioambiente, la seguridad internacional o la salud global– será imposible sin una institucionalidad global eficaz. Ingenuamente, podríamos pensar que las crisis, cuyos efectos son globales, no inducen a la cooperación.
Después de todo, el G-20 es un producto de la crisis financiera global de 2008. Lamentablemente, la guerra en Ucrania se está convirtiendo en la sombra que impide ver con claridad la urgencia de gestionar las consecuencias globales de la misma.
(Puede interesarle: ¿Por qué América Latina perdió con la globalización?)
La globalización ha traído grandes avances para la humanidad, así como ha generado la necesidad de gestionar sus riesgos a través de instituciones multilaterales a nivel global.
En noviembre de 2001, poco después de los atentados del 11 de septiembre, el diplomático estadounidense Strobe Talbott dijo: “la globalización es como la gravedad. No es una política, no es un programa. No es buena, no es mala. Está ocurriendo. Estamos aquí para averiguar qué es, cómo funciona y qué se puede hacer al respecto”.
La última década nos está enseñando que la globalización puede fragmentarse como consecuencia de rivalidades geopolíticas.
En otras palabras, la globalización es un fenómeno histórico ineludible. Sin embargo, la última década nos está enseñando que la globalización puede fragmentarse como consecuencia de rivalidades geopolíticas.
Implementar la agenda global es incompatible con una economía global fragmentada. El riesgo sistémico global más importante ante el cual nos encontramos es el de un escenario de ‘dos globalizaciones’, una en torno a Washington y otra en torno a Pekín.
En un escenario de decoupling global, en el que las instituciones multilaterales que se crearon para gestionar la globalización quedarían obsoletas.
La polarización global que estamos presenciando no se detiene en el ámbito económico. La guerra de Ucrania, y la necesidad de posicionarse ante este conflicto, está solidificando la percepción de un mundo geopolíticamente dividido en dos bloques, uno democrático y otro liderado por regímenes autoritarios.
Será muy difícil, por no decir imposible, perseguir los elementos más importantes de la agenda global si acaba imponiéndose la narrativa equivocada.
Un mundo dividido en bloques supone una situación trágica porque ninguno de los dos bloques será capaz de gestionar problemas globales por sí solo, por no hablar de solucionarlos.
Vivimos en un mundo que es mucho más complejo de lo que nos quieren hacer pensar personajes como Putin; no es binario. La interdependencia, a pesar de su reciente cuestionamiento como paradigma, seguirá siendo un elemento fundamental de nuestro orden internacional.
La percepción de un mundo polarizado entre democracias y autocracias no debería eclipsar la creciente división –más real– entre países pobres y países ricos.
La pandemia, y la respuesta global a la misma, fue la prueba más evidente de esta división: en septiembre de 2021, poco más del tres por ciento de las personas en los países en vías de desarrollo habían recibido al menos una dosis de la vacuna, en comparación con más del 60 por ciento de la población en países desarrollados.
Durante la mayor parte de mi vida, las relaciones entre las principales capitales occidentales y Moscú estuvieron definidas por un clima de sospecha mutua. Esa sospecha, ahora abierta enemistad, no se irá en mucho tiempo. Sí, debemos hacer frente a Putin.
Pero también debemos tender una mano al Sur, haciendo todo lo posible por preservar las instituciones globales que son tan esenciales para proteger los bienes públicos de los que todos dependemos.
JAVIER SOLANA
Excanciller de la UE y exsecretario general de la Otán
Más noticias del mundo
– La cruzada de Daniel Ortega contra la Iglesia católica en Nicaragua
– ¿Qué países tienen más posibilidades de sobrevivir a una guerra nuclear?
– Canadá: Justin Trudeau nomina primera jueza indígena a la Corte Suprema
Fuente