Todos los años, desde 2011, se elije el Top 100 Mujeres Líderes de España, una clasificación que busca hacer visible el talento femenino y fomentar una sociedad diversa. En 2023, Colombia está representada por Érika Rodríguez Pinzón, una socióloga bogotana que desarrolla su carrera en España sin soltar nunca su país natal.
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“Ejerzo como colombiana, voy allí varias veces al año y mantengo un contacto estrecho con el país y con mis colegas académicos allá, porque uno de mis grandes temas de estudio es Colombia”, explica a EL TIEMPO. Además, su familia vive en Bogotá. “Cuando puedo, también doy clases en universidades colombianas y participo en publicaciones colombianas con frecuencia”, agrega.
Top 100 Mujeres Líderes en España, que llega a su décima edición, es una iniciativa que busca que las mujeres ocupen el lugar que merecen en el espacio público y que las empresas y organizaciones participen en el ejercicio y fomenten la igualdad y diversidad. Impulsada por el medio Mujeresycia.com, ha destacado a más de cinco mil mujeres, entre candidatas y elegidas.
En 2019, también hicieron parte de la clasificación las colombianas Ana Sarmiento y Claudia Gómez Estefan. La primera se dedica a cerrar la brecha entre las nuevas generaciones y las empresas tradicionales. De hecho, el 2 de marzo presenta su libro Cada generación tiene lo suyo en el Gimnasio Moderno de Bogotá. La segunda organizó una red de cuidados para personas mayores y discapacitadas.
Este año también hacen parte de la clasificación, entre otras, la química Margarita del Val, la médica África González, María Vila (directora de Medtronic para España y Portugal), la directora de cine Cecilia Margarita Bartolomé Pina, la pilota de automovilismo Belén García, la periodista Ester Paniagua y Cecilia Pilar García, presidenta de la Fundación Manos Unidas.
Rodríguez Pinzón, que en 2019 recibió el reconocimiento Diez Colombianos de la Embajada de Colombia en España, cuenta acerca de su vida y de su trabajo.

Rodríguez ha sido asesora de multilaterales.
Cortesía Casa de América,
¿Cómo era su vida en Colombia antes de viajar a España?
Soy la mayor de tres hermanas. A pesar de venir de una familia sencilla, en mi casa se valoran la educación y la lectura, y mi mamá hacia grandes esfuerzos para que siempre tuviera libros a mano. Además, mis padres nos apoyaron todo lo que pudieron para conseguir la mejor educación posible.
Fui al colegio de femenino de Colsubsidio, que hoy ya no existe, pero era una gran obra social basada en la igualdad de oportunidades y en la excelencia académica. Después estudié Sociología en la Universidad Nacional, mi querida alma mater. Allá trabajé algunos años en proyectos de investigación y me acerqué al tema de la política de drogas; incluso me involucré en el proceso de desmonte del Cartucho.
A los 24 años me trasladé a España para hacer mis estudios de posgrado y, sobre todo, con la intención de adelantar un doctorado. Desafortunadamente en Colombia no había muchas opciones y yo no contaba con recursos para pagarlo allá. En España era más barato. Vine a la Universidad Autónoma de Madrid, hice el posgrado en Teoría Política, Teoría de la Democracia y Administración Pública y luego el doctorado en Relaciones Internacionales.
A pesar de venir de una familia sencilla, en mi casa se valoran la educación y la lectura, y mi mamá hacia grandes esfuerzos para que siempre tuviera libros a mano
Explíquenos el trabajo que desarrolla, por favor.
Soy profesora en la Universidad Complutense de Madrid e investigadora del Instituto Complutense de Estudios Internacionales. Enseño Sociología de la Desigualdad Internacional y Desarrollo y también soy profesora de maestría en varias universidades españolas. Hago investigación sobre el vínculo entre seguridad y desarrollo internacional, especialmente en América Latina y en Colombia.
También soy consultora para diferentes organismos multilaterales (como la ONU, la Organización de Estados Iberoamericanos y la Unión Europea), y soy analista para laboratorios de ideas; entre ellos, el Atlantic Council de Estados Unidos y el Gate Center de España. En todos ellos coordino y elaboro análisis de la política y economía de América Latina y su relación con otras regiones del mundo, especialmente Europa. También soy vicepresidenta de la Alianza por la Solidaridad, una ONG que desarrolla muchos proyectos en Colombia.
Quizás una de las cosas más especiales es que desde hace dos años el alto comisionado y vicepresidente de la Unión Europea, Josep Borrell, me pidió que fuera uno de sus special advisors, que son académicos o expertos de prestigio en un área a quienes se nos da la oportunidad de aportar nuestros conocimientos al servicio de la construcción de la politica exterior europea. En mi caso, para fortalecer la relación entre América Latina y la Unión Europea, que es una de las grandes prioridades de Borrell.
Hace unos años, también, fui concejal del Ayuntamiento de Madrid, un gran honor para una madrileña de adopción como yo. Fui portavoz de economía y hacienda por el partido Socialista. Aprendí mucho porque vi cómo se hace la política desde adentro, tras haber pasado años analizándola desde fuera.
¿Cómo relaciona su trabajo con Colombia?
Colombia es mi pasión y una de mis áreas de experticia. He trabajado mucho en temas de construcción de paz, cambio en la política de drogas y en las relaciones internacionales de Colombia, y creo que aquí se me reconoce como una experta en el tema.
Durante el tiempo en el que fui concejal del Ayuntamiento de Madrid (de 2016 a 2019) también intenté construir redes en políticas públicas con Bogotá. De hecho, en 2017 el Consejo de Bogotá me concedió el gran honor de una medalla al mérito por mi trabajo en favor de las mujeres.
Creo que mis trabajos han aportado a una mejor comprensión del país en España y Europa y a “horizontalizar” la relación.
¿Cómo ha sido la experiencia en la clasificación de las Top Cien Mujeres Líderes de España?
En primer lugar, te nominan dentro de una categoría y una vez has sido nominada (en mi caso por una de las Top Cien de Oro) se abre una votación abierta.
Yo estoy en la categoría de académicas investigadoras y pensadoras, en la que he compartido la distinción con otras nueve investigadoras a las que admiro profundamente porque hacen cosas increíbles, como exoesqueletos para personas con parálisis o son autoridades en la investigación y lucha contra el Covid-19. Algunas de las más reconocidas del mundo en sus áreas.
En mi caso, como académica de ciencias sociales, creo que ha tenido mucho que ver que soy una persona muy presente en medios y en el análisis público de América Latina aquí en España y eso me da oportunidad de tener influencia, especialmente en un periodo tan relevante como este, cuando tendrán lugar este año la Cumbre Iberoamericana y la cumbre Unión Europea-CELAC.
El mundo está sufriendo un proceso de reacomodación geopolítica y Europa enfrenta grandes desafíos como la guerra de Rusia contra Ucrania. En ese marco, las relaciones con América Latina son cada vez más importantes y eso le otorga relevancia a mi trabajo.
¿Qué consejos les da a otras mujeres colombianas que están luchando fuera del país?
Lo primero es poner en valor el gran nivel de las y los profesionales colombianos. Nuestro nivel de formación es muy competitivo y nos caracteriza la capacidad de innovación. Creo que somos profesionales valorados fuera y eso hay que creérselo.
En segundo lugar, los migrantes somos personas emprendedoras de por sí. Cuesta mucho porque uno no tiene vínculos, pero hay que hacerse una red. No perder las de tu país de origen y crear redes en el país al que uno llega. Yo creo que la gente es maravillosa, sobre todo en sociedades diversas y tienes que estar abierta a apoyar a otras, a buscar apoyos, a construir proyectos conjuntos. No estamos para competir con otros, y menos con otras, sino para construir juntas.
¿Cuáles son los mayores desafíos que ha enfrentado en su carrera profesional?
Muchos. Entre ellos, las dificultades para financiarme una trayectoria académica competitiva. Un doctorado, las estancias fuera del país, la participación en congresos internacionales. Cuando uno tiene limitaciones económicas, los esfuerzos académicos se ven acrecentados porque tienes que buscar cómo mantenerte por ti misma desde muy joven. Pero he tenido una gran suerte y también he trabajado mucho.
Por otro lado, están los propios de la conciliación, que, en España, como en el resto del mundo, no están resueltos. Tener hijos y un perfil profesional muy activo es como intentar hacer malabares todos los días y a todas horas. Además, al ser migrante yo no tengo mi red de apoyo familiar.
Rodríguez, sin embargo, cuenta con su familia política. “Mis suegros han sido uno de mis grandes apoyos en los últimos años”, cuenta. También lo ha sido su pareja, un economista español al que le apasiona la economía política. “Es una persona muy inspiradora desde el punto de vista intelectual”, asegura ella. Ha trabajado alrededor del desarrollo económico de América Latina y África.
Tienen dos hijos pequeños. “Son madrileños, pero se sienten muy colombianos”, explica Rodríguez. “Yo soy una mamá muy presente y estoy disfrutando mucho de la infancia de mis niños”.
En su tiempo libre, le encanta pasar tiempo en la montaña. “Antes de que nacieran los niños, éramos montañistas; incluso subimos grandes picos en Colombia”, relata. “Es una pasión que desarrollé en mis años de scout en Colombia y España. Pero desde que soy madre, los grandes picos y el peligro han quedado atrás y ahora vivimos la montaña en su versión light e intentamos acercar los niños a la naturaleza”, cuenta y demuestra que no solo hay que destacar su labor profesional sino también dentro de su hogar.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal en España
Diario El Tiempo-Colombia
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