Ezequiel Cirigliano, futbolista selección argentina, fue arrestado por robo – Fútbol Internacional – Deportes


Los días felices y de sonrisas tímidas, con el tricampeonato en las divisiones inferiores y las participaciones en campeonatos Panamericanos, Sudamericanos y Mundiales con las selecciones juveniles Sub 17 y Sub 20, se convirtieron en algo lejano, olvidado.

Las experiencias con Emiliano ‘Dibu’ Martínez y Nicolás Tagliafico, dos nombres que estarán en la cita mundialista de Catar 2022, serán un recuerdo, momentos que la memoria atesorará para siempre, aunque la realidad lo descubra envuelto por el drama, el delito, la depresión… Ezequiel Cirigliano tenía las condiciones futbolísticas para convertirse en el sucesor de Javier Mascherano en River y en la Argentina, pero la angustia y la opresión de su vida fuera de las canchas le impidieron convertirse en ese jugador de elite: este lunes fue arrestado por efectivos de la policía bonaerense, en Caseros, cuando intentaba perpetrar un robo.

El video del momento de la captura ha desatado gran impacto en el mundo del fútbol.

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La promesa que terminó arrestada

Las estadísticas señalarán que debutó con 18 años en la primera de River, en Tucumán y frente a Atlético. Leonardo Astrada era el director técnico y aquel juego, del 10 de abril de 2010, fue el último del Jefe al frente del plantel: el entonces presidente Daniel Passarella lo despidió, mediante una llamada telefónica, luego del empate 0-0. La campaña no era buena y el desenlace de aquella película fue peor, con el descenso a la primera B Nacional, tras la serie con Belgrano –fue titular en el juego en Córdoba y suplente en el Monumental- por la Promoción.

Cirigliano se estrenó en el mediocampo junto con Matías Almeyda, quien lo doblaba en edad y que cuando se convirtió en entrenador lo tuvo entre sus preferidos: no inició el operativo retorno como titular, pero torció la historia y se ganó el puesto. La presencia de Leonardo Ponzio para la segunda mitad de aquel torneo lo volvió a quitar de la vidriera, aunque el capitán siempre alentó a ese juvenil que despuntaba para ser crack: “Puedo inflarme el pecho, estoy jugando con el futuro N°5 de la selección”, lo apuntalaba.

Los elogios despertaron un rápido interés de varios clubes de Europa. En la lista se ubicaban los dos equipos de Manchester –el City y el United-, pero también Napoli, de Italia, y Barcelona B, de España. El fútbol era un modo de evadirse de una realidad que lo apesadumbraba, golpeaba, y de la que no podía escaparse: la depresión.

El entorno familiar intentaba amortiguar los golpes, pero resultaba insuficiente y la detención de Adrián, su padre, por tráfico de drogas en Italia provocó una crisis mayor en un juvenil que arrastraba sus penurias en silencio.

La posibilidad de emigrar a Hellas Verona (Italia) no lo hizo dudar: el representante Walter Tamer, el mismo que tuvo en un tiempo a Mascherano, diseñó la negociación que desencadenó en un préstamo, por una temporada. La venta de Jorginho a Napoli le abrió un espacio en la formación, aunque el rendimiento nunca alcanzó la brillantez; una fractura en el maxilar también atentó contra su performance y el conjunto provocó que los hinchas pasaran del encantamiento a la desilusión.

El regreso a Núñez en junio de 2014, tras cumplirse la cesión, no resultó fácil, aunque Marcelo Gallardo -que acababa de asumir como DT- lo quería para su estructura. El plantel se marchó a Miami para realizar la pretemporada y el jugador no fue parte de la delegación, tras desatar un conflicto con los dirigentes, encabezados por Rodolfo D’Onofrio.

El deseo del jugador se estrellaba con el de quienes conducían el club: Cirigliano pretendía retornar a Italia y el presidente que fuera parte del grupo que preparaba el Muñeco.

El único camino para salir de River era el pago de la cláusula de rescisión, aunque Hellas Verona no estaba en condiciones de desembolsar el dinero que figuraba en los papeles.

“Si no se da cuenta de que es un profesional y que está en River, Cirigliano va a terminar siendo jardinero del club”, lanzó D’Onofrio, cuando el conflicto había entrado en un camino sin retorno. Permaneció en River, entrenándose de modo particular y luego con la Reserva. La depresión se había apoderado del futbolista, que tenía la obligación contractual de practicar, aunque no tenía las fuerzas suficientes para afrontar la responsabilidad.

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Llegó el indulto, la vuelta a ensayar con el plantel profesional, pero un episodio provocó el quiebre definitivo y por el que dejó de ser parte de la consideración de Gallardo: en febrero de 2015 fue detenido por manejar ebrio, sin registro y por resistirse a la autoridad.

El Muñeco lo separó del grupo y ya no volvió a entrenarse en el club. Ya nada sería igual, la línea descendente empezaría a apoderarse y el recorrido futbolístico fue similar al de un nómada. Dallas F.C, de la Major League Soccer, el primer destino, aunque la aventura apenas duró seis meses; Tigre fue el siguiente desafío, pero en el Matador disputó solo seis partidos. De regreso del préstamo, River le dio la libertad de acción.

Firmó con Atlético Tucumán, donde en tres partidos no completó 90 minutos. La estadía en el Jardín de la República comenzó de la peor manera: su padre, que lo acompañaba en el desafío, murió después de permanecer internado durante cuatro días en un sanatorio de San Miguel de Tucumán.

“Te me fuiste Viejo, qué injusto es todo. ¡Gracias por acompañarme en todo! ¡Te amo! Que en paz descanses”, escribió Ezequiel en las redes sociales.

El ocaso

La Segunda División de México lo redescubrió, al extremo que en Zacapetec disputó 75 partidos en dos años, el máximo de su carrera profesional en un club. San Luis Quillota, de Chile, lo tuvo como refuerzo y ahí marcó su único gol. Pero los compañeros lo observaban como un chico introvertido, que cambiaba de modo radical cuando lograba soltarse.

Por entonces tuvo un llamado de un club de la MLS, pero del entusiasmo pasó al desencanto: Cirigliano recibía palabras halagadoras al oído y hasta empezó con la búsqueda de una casa, pero el acuerdo final nunca se produjo y no solo recibió el rechazo futbolístico, también el abandono de su pareja, lo que lo sumergió en otra profunda crisis.

Cruzó a Mendoza en 2021, pero Godoy Cruz tampoco fue la solución: un partido, ante Rosario Central es todo el registro suyo con el conjunto tombino. A comienzos del actual curso se vinculó con Albalonga, de la Serie D, de Italia donde jugó dos encuentros. Los intentos por reinstalarse en el fútbol no ofrecieron resultados: sobrado de condiciones, los rendimientos eran cada vez menos productivos y las relaciones más oscuras.

Con 30 años (nació el 24 de enero de 1992), no logró encauzar su trayectoria. Los golpes de la vida y las malas decisiones lo fueron acorralando hasta desencadenar un triste capítulo: de remera de Paris Saint-Germain, pantalón largo con el escudo de Boca, campera negra Adidas y zapatillas blancas Nike, fue aprehendido por la policía con un arma de fuego calibre 9mm, con once municiones intactas en el cargador y una en la recámara, después de violar un domicilio.

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ALBERTO CANTORE
LA NACIÓN, DE ARGENTINA
DEL GRUPO DE DIARIOS DE AMÉRICA
(GDA)



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