Grupo Wagner:¿cómo quedó el poder de Putin tras la rebelión en Rusia? – Europa – Internacional

La rebelión armada que encabezó el líder del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, en Rusia supuso uno de los mayores desafíos que enfrenta el presidente Vladimir Putin en los más de 23 años que lleva en el poder, un episodio que, además, ocurre en plena contraofensiva ucraniana contra sus tropas.

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Si bien el Kremlin reconoció ayer que hubo un pacto mediado entre Bielorrusia y Wagner para evitar un “baño de sangre”, y que los milicianos volverán a sus campamentos, el levantamiento puso aprueba la unidad y cohesión de los altos mandos del Ejército ruso.

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La crisis duró poco más de 24 horas y se inició cuando el líder Prizgozhin, quien ha combatido a sangre y fuego al ejército de Ucrania durante la invasión como otro brazo armado de Rusia, y que ha sido viejo aliado de Putin, acusó al Estado Mayor de su propio país de atacar las bases del grupo Wagner.

En reiteradas ocasiones, estos mercenarios han acusado al ejército ruso de no equipar suficientemente a sus milicias o de entorpecer sus avances con trámites burocráticos, además de apuntarse victorias que, en realidad, según Prigozhin, se consiguieron gracias a los combatientes de Wagner.

Somos patriotas. Nadie planea rendirse a petición del Presidente, de los servicios de seguridad o de nadie

El jefe paramilitar dijo que tomarían represalias y que “ajusticiaría” a la cúpula militar, empezando por el Ministro de Defensa, y que “aplastaría” a todo aquel que se interpusiera. Un Comité Antiterrorista de Moscú anunció el inicio de una causa penal contra Prigozhin al ver las declaraciones de Wagner como una amenaza directa.

La tensión se elevó al máximo cuando ayer las tropas de Wagner empezaron a cruzar la frontera rusa desde Ucrania. Primero, tomaron el control de la sureña ciudad rusa de Rostov del Don, incluido su cuartel y el aeródromo. Esta es una ciudad clave para el ejército ruso, pues constituye un centro de operaciones y logística para la invasión.

Según Wagner, los militares apostados en esa urbe no mostraron resistencia. Luego, los milicianos empezaron a dirigirse hacia la región de Lípetsk, a 340 kilómetros al sur de Moscú y también a Voronej (ubicada entre Lípetsk y Rostov), creando una suerte de corredor para llegar hasta la capital. Cuando estaba en pleno furor la crisis, Putin prometió castigar la “traición” de Prigozhin y aseguró que sofocaría a toda costa cualquier intento de “guerra civil”.

Para ese momento, el mundo se preguntaba si Rusia podía caer en un enfrentamiento de escala mayor. En una alocución televisada, el mandatario ruso se dirigió a la nación con tono marcial para denunciar que los movimientos de tropas de Wagner dentro de territorio ruso son “una puñalada por la espalda” para Rusia.

“A lo que nos enfrentamos es exactamente a una traición. Una traición provocada por la ambición desmesurada y los intereses personales” de un hombre, agregó, prometiendo que esa situación tendría su “castigo”. El jefe de Wagner replicó inmediatamente después que el Presidente estaba “muy equivocado” al acusar de “traición” a los paramilitares. “Somos patriotas. Nadie planea rendirse a petición del Presidente, de los servicios de seguridad o de nadie”, sostuvo Prigozhin, criticando por primera vez directamente al Kremlin.

Militares de la compañía militar privada (PMC) Wagner Group bloquean una calle que conduce al edificio de la sede del Distrito Militar Sur (atrás) en el centro de Rostov-on-Don, al sur Rusia.

Foto:

ARKADY BUDNITSKY. EFE

A lo que nos enfrentamos es exactamente a una traición. Una traición provocada por la ambición desmesurada y los intereses personales

Sin embargo, y de forma sorpresiva, llegó un acuerdo cuyos hilos movió Bielorrusia y que también confirmaron el Kremlin y Wagner. El volátil líder paramilitar, que había prometido “liberar al pueblo ruso” llevando a sus tropas hasta Moscú, finalmente dio marcha atrás para evitar un derramamiento de “sangre rusa”, según sus palabras. “Nuestras columnas dan media vuelta y volvemos a nuestros campamentos”, declaró.

Conforme al acuerdo alcanzado, Prigozhin se marchó a Bielorrusia y no será encausado judicialmente en Rusia, al igual que sus combatientes, tenida cuenta de los “méritos en el frente” ucraniano del grupo paramilitar, aseguró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

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“El principal objetivo era evitar un baño de sangre (…) y enfrentamientos con resultados impredecibles”, señaló Peskov. El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, aliado cercano de Putin y que conoce al propio Prigozhin desde hace más de dos décadas, parece haber jugado un papel mediador clave. Según Minsk, fue él quien propuso al jefe de Wagner frenar su avance en Rusia. “Estamos agradecidos al presidente de Bielorrusia por estos esfuerzos”, dijo el portavoz del Kremlin.

Vista de las tropas y milicias del grupo Wagner.

Foto:

Telegram channel of Concord group. AFP / ARKADY BUDNITSKY. EFE

Lo cierto es que este episodio es muestra de fracturas, especialmente con los altos mandos militares rusos. Si bien Putin afrontó diversos ataques terroristas, incluidos en Moscú, durante la segunda guerra de Chechenia (1999-2009), nunca se había visto en la tesitura de una insurrección de fuerzas que combatían a sus órdenes.

A propósito, Andrew A. Michta, decano de la Facultad de Estudios Internacionales y de Seguridad del Marshall Center, dijo en su cuenta de Twitter: “La agitación interna en Rusia con las fuerzas de Prigozhin amenazando con adentrarse más en el país sigue el patrón histórico en Rusia, donde un revés/derrota en una guerra extranjera alimenta la fractura interna. Cuanto más pasa, más débil es el régimen de Putin”.

Desde Ucrania, el presidente Volodimir Zelenski afirmó que la rebelión de la milicia de mercenarios demuestra la “evidente” debilidad de Rusia y destacó que su país está protegiendo a Europa “del mal y el caos” rusos.

Incluso, los mismos países Occidentales, que apoyan ampliamente a Kiev en sus esfuerzos por atajar la embestida rusa durante la invasión, estuvieron ayer todo el tiempo vigilantes de la situación (ver nota anexa). Incluso, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, el general Mark Milley, canceló un viaje a Israel para analizar qué estaba ocurriendo en Rusia. Por su parte, y en opinión de la inteligencia militar británica, Rusia afrontó el “desafío más significativo” en los últimos tiempos y la “lealtad” de sus fuerzas de seguridad.

Incluso si el líder ruso prevalece en la batalla inmediata contra Wagner, es difícil creer que Putin finalmente pueda sobrevivir a este tipo de humillación

Por su parte, Gideon Rachman, el principal columnista del Financial Times para asuntos internacionales, dijo: “Incluso si el líder ruso prevalece en la batalla inmediata contra Wagner, es difícil creer que Putin finalmente pueda sobrevivir a este tipo de humillación. Su prestigio, su poder, incluso su vida, están ahora en juego”.

Por ahora, los principales líderes rusos han respaldado a Putin. El presidente de la cámara baja del Parlamento ruso, Viacheslav Volidin, instó a la población a respaldar al “presidente Vladimir Putin, comandante en jefe”, y su par de la Cámara alta, Valentina Matvienko, recalcó que la fuerza de Rusia reside en “la unidad” y su “intolerancia histórica a las traiciones y las provocaciones”.

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Entre tanto, el patriarca Cirilo, jefe de la Iglesia ortodoxa de Rusia y aliado de Putin, llamó igualmente a la “unidad” ante los “intentos de sembrar la discordia”.

Tras el anuncio del repliegue, comenzaron a levantarse algunas medidas excepcionales de seguridad tomadas en Rusia ante el avance de Wagner, en particular en la región de Lipetsk, al sur de la capital, por donde habían entrado los paramilitares, en Moscú, y en la región rusa de Kaluga, cuya capital regional se encuentra a 180 km al sur de Moscú.

“Las restricciones impuestas hoy comienzan a levantarse. En un futuro próximo, reabriremos el acceso a las carreteras de la región”, dijo el gobernador regional, Igor Artamonov.

Mientras tanto, reporteros de la agencia AFP presenciaron que en Rostov las tropas de Wagner empezaron a retirarse y cientos de ciudadanos despidieron con aplausos y vítores a los combatientes.

El Kremlin, en todo caso, se sumergió ayer en una grave crisis y, en medio de la confusión, Kiev aprovechó la oportunidad para lanzar maniobras ofensivas contra las fuerzas rusas en el frente este y realizó nuevos “avances en todas las direcciones”, anunció el ministerio de Defensa.

Pero, detalles aparte, la gran pregunta que queda en el aire es: ¿qué está pasando en Rusia? ¿Por qué un empresario que lidera un grupo de mercenarios puede obligar a Putin a negociar? Algo se mueve en las entrañas de Rusia y por eso Occidente observa con enorme inquietud.

CARLOS JOSÉ REYES GARCÍA
SUBEDITOR INTERNACIONAL
EL TIEMPO

¿Qué está pasando en Rusia y por qué se reveló el grupo Wagner?

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