guía y cerebro de la Selección Colombia

Cuando James Rodríguez juega con la Selección Colombia es otro, o es el mismo, pero distinto, es más James, consciente de que su nombre es su sello. Vestido de amarillo, o de negro, parece un James rejuvenecido, como si su tiempo fuera el de hace 10 años, con esa habilidad que tenía en pleno Mundial de Brasil, su Mundial. Con James en este estado de lucidez, la Selección ya está en cuartos de la Copa América, un paso que dio con autoridad y con la elegancia de su ‘10’.

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El mundo volvió a hablar de James, y ya no para indagar en su vida privada o en su inestabilidad en Sao Paulo, ahora se habla de un James transformado, un James que muta del club a la Selección como si en el equipo de su país jugara con otra alma, con esa capacidad que tiene para hacer que la pelota parezca hija de su pierna izquierda, porque la lleva con cariño, la consciente, la hace feliz, la hace obediente, la hace pasegol, y es así como este James de 32 años parece de 22.

La revancha de James

La selección Colombia ahora espera a Panamá.

Foto:Instagram: James Rodríguez

A la Copa América llegó con algún aire de revancha, porque su estado no era el mejor, porque su futuro era y sigue siendo incógnita, porque no jugaba en su equipo, porque incluso su presencia en la convocatoria despertó malestares. Bastó con que James saliera a la cancha para que generara unanimidad: James es necesario. 

Fue brillante contra Paraguay, con dos asistencias, dos centros tan precisos que parecen irreales, porque no es fácil hacer lo que él hace cuando su cabeza le ordena a su zurda. “Pelota, te quiero ahí”, susurrará mientras palanquea su pierna y la pelota lo escucha y viaja apetecible: centro y gol de Muñoz, centro y gol de Lerma. Contra Costa Rica cambió el repertorio, metió su demoledor pase, ese que lo hace ser más ‘10’, y Jhon Córdoba le agradeció el verso hecho pelota y anotó.

James Rodríguez, figura contra Brasil.

Foto:EFE

James, entre aplausos y ovaciones 

Contra Brasil, James tuvo el partido más especial, por ser Brasil. James hizo estragos. Se atoró con un disparo al travesaño, el grito de gol debe seguir vivo en su garganta, luego tuvo una volea genial. Y como el gol no le salía, hizo lo que el destino lo ha llamado a hacer con mayor frecuencia, gestar el gol de otro, lanzó el pase mientras se caía, incluso así, sabe donde poner el balón, Córdoba recibió y luego tocó para Muñoz que anotó el 1-1. James salió de la cancha aplaudido, vitoreado, como el caballero andante que además es capitán. “Siempre intento dar todo por esta camiseta. Ver a toda la gente aplaudiendo es un orgullo muy grande”, dijo.

James Rodríguez en el calentamiento.

Foto:Omar Vega / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP

Cuando al técnico Néstor Lorenzo le preguntaron por este James, sentenció: “Ahora corre menos y piensa más”. 

Y sí, este James parece rejuvenecido, pero tiene a cuestas tanta experiencia, la sabiduría del que juega de ‘10’. Lo que más suda es su cerebro. En la Copa América están deslumbrados: dos veces ha sido elegido jugador del partido, tres veces quedó en el equipo ideal. Es un James que regresa a su pasado, con una zurda que parece nueva, para recuperar su nombre: un James que hoy grita, soy, porque fui. 

PABLO ROMERO

REDACTOR DE EL TIEMPO

@PabloRomeroET

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