En la imagen, apenas unos segundos congelados, el tiempo parece detenerse. Harold Aroca García, de 16 años, viste pantaloneta roja y camiseta oscura. Su cuerpo está inclinado hacia adelante, como intentando avanzar, pero algo —o alguien— lo detiene. Un hombre le sujeta por la espalda, otros tres lo cercan. La calle es angosta. No hay escapatoria.
El video, de menos de un minuto, se ha convertido en la prueba reina de un crimen que ha estremecido a Bogotá. Registrado el martes 5 de agosto de 2025, alrededor de las 3:30 p. m., muestra lo que habrían sido los últimos minutos en que Harold fue visto con vida, cuando se dirigía a sus entrenamientos de fútbol en Los Laches, localidad de Santa Fe.
Ese día había sido como tantos otros: colegio en la mañana, almuerzo en casa del barrio El Parejo y la caminata habitual hacia la cancha. El balón, la disciplina y sus sueños de ingresar algún día a la Marina eran parte de su rutina. Lo que Harold no sabía es que, antes de llegar a su destino, sería interceptado.
Según el reporte policial, tras lo ocurrido en la escena captada por la cámara, los hombres lo encapucharon y lo obligaron a subir a un vehículo. Para su madre, Carolina García Clavijo, no hay duda de que uno de ellos portaba un arma de fuego. “Mi hijo Harold fue interceptado por cinco hombres. En el video se ve cómo le hacen un reclamo, le dicen algo y luego se lo llevan”, contó.
Mi hijo Harold fue interceptado por cinco hombres. En el video se ve cómo le hacen un reclamo, le dicen algo y luego se lo llevan
Los días de incertidumbre
Cuando Harold no regresó esa noche, la preocupación se apoderó de su familia. No era común que se ausentara sin avisar. Las primeras horas se llenaron de llamadas, recorridos por el barrio y publicaciones en redes sociales con su fotografía.
Pasaron dos días. El jueves, el Gaula de la Policía desplegó un equipo de búsqueda en Los Laches. Para entonces, los rumores crecían: que lo habían visto con desconocidos, que lo habían subido a un carro, que había sido llevado hacia los cerros.
Harold Aroca Foto:Archivo particular.
El sábado 9 de agosto, la madre recibió un mensaje en Facebook que no pudo ignorar: “Búsquelo por el bosque”. La cuenta era de un desconocido. Carolina fue al CAI para pedir que la Policía la acompañara, pero allí le dijeron que ya había uniformados trabajando en el terreno, incluso con drones.
Sin esperar más, se dirigió al sector señalado. El sendero era estrecho, bordeado por arbustos y con un silencio cortado apenas por el viento. Cerca de un predio del Acueducto de Bogotá, entre la vegetación húmeda, encontró a su hijo sin vida. Prefiere no dar detalles sobre su estado, pero asegura que fue torturado antes de recibir varios disparos.
Un celador del lugar recordó que lo vio pasar con otros jóvenes hacia las seis de la tarde del martes y que, una hora después, escuchó cuatro detonaciones.
La prueba escrita
Durante la inspección al cadáver, los peritos de criminalística hallaron un papel en la sudadera de Harold. El mensaje, escrito en letras cortas y apretadas, decía: “Jajaja. Eso le pasa por sapo”. Para la Fiscalía, este elemento, junto con la grabación, podría revelar el móvil del crimen y guiar hacia los autores materiales.
El caso está en etapa de indagación. “Por ende, esta etapa es reservada”, le informó el ente acusador a EL TIEMPO, recordando que se trata de un menor de edad. Sin embargo, fuentes cercanas señalan que el video fue analizado cuadro a cuadro para identificar rostros, gestos, ropa y cualquier pista que lleve a los responsables.
Investigadores del caso dijeron que los rostros de los presuntos involucrados ya están identificados y que solo se está a la espera de las órdenes de captura.
Las hipótesis
En los cerros orientales de Bogotá, entre El Parejo y Los Laches, operan al menos dos bandas dedicadas a la venta de drogas sintéticas como el ‘tusi’. La disputa por el territorio ha dejado muertes recientes. Ocho días antes del asesinato de Harold, un joven ligado a la estructura de Los Laches fue asesinado, presuntamente por hombres de la banda de El Parejo.
La semana de su muerte, Harold habría dicho en el colegio que “sabía quién había matado” a ese joven. Su familia cree que se trató de un rumor que él repitió sin conocer realmente los hechos, pero esa frase pudo llegar a oídos equivocados.
Harold Aroca Foto:Captura de pantalla
El coronel Carlos Torres, comandante de la Policía en Santa Fe, confirmó la creación de una “burbuja investigativa” entre su institución y la Fiscalía para esclarecer el homicidio y capturar a los responsables.
Carolina niega que su hijo estuviera vinculado a actividades ilegales. “Si mi hijo estuviera en eso, yo no estaría en esta lucha para que haya justicia. Fue una víctima”, afirma.
Harold cursaba octavo grado, entrenaba fútbol con disciplina y soñaba con abrir un salón de belleza para ella. Era el mayor de tres hermanos y vivía con su padre. Tenía planes, metas y una vida que, asegura su madre, fue interrumpida por la violencia de otros.
Hasta ahora, no hay confirmación oficial de quién grabó el video. Carolina conoció de manera extraoficial que dos hombres habrían sido detenidos y reseñados, pero quedaron en libertad porque no se pudo demostrar su participación.
La grabación sigue siendo el punto de partida de la investigación. En esas imágenes están las caras, los movimientos y los gestos de quienes, según la familia, le arrebataron la vida a Harold. “Ahí están las caras. No puede quedar en la impunidad”, insiste su madre, convencida de que el video será la llave para que la justicia alcance a los asesinos de su hijo.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA BOGOTÁ
Escríbanos a carmal@eltiempo.com