José Félix Lafaurie le responde a Petro sobre las tierras – Sectores – Economía

Del total de 20 millones de hectáreas fértiles que hay en el país, el Gobierno quiere entregarles a los campesinos 3 millones. Por ello, firmó un acuerdo para comprar tierras a los ganaderos y, hasta el momento, le han ofertado algo más de 300.000 hectáreas. Sin embargo, el Gobierno dice que es necesario que se incremente la oferta para poder avanzar en la reforma agraria. Incluso, el presidente Gustavo Petro les advirtió que el acuerdo es “para ya” y que sería “triste” que no fuera cierto. A lo que José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, le respondió que sí van a cumplir, pero que esta es solo una de las fuentes que contempla el acuerdo de paz con las Farc y que las mejores tierras las tiene la SAE.

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El presidente Petro dijo que el acuerdo es “para ya, no para dentro de 20 años”. ¿No lo están cumpliendo?

Estamos comprometidos y lo vamos a cumplir. Fedegán no firma acuerdos que no cumple. Así ha sido a lo largo de la historia y no va a ser una excepción. Al mismo tiempo, queremos acabar con un mito: los ganaderos no somos paramilitares, ni terratenientes, ni mucho menos nos oponemos a que un campesino que no tiene tierras las pueda tener. Por el contrario, queremos que accedan a títulos de propiedad. El día que más ciudadanos sean capaces de promover una actividad productiva legal, la historia de Colombia cambiará.

¿Cuántas hectáreas han ofertado hasta el momento?

Ya hemos entregado a la Agencia Nacional de Tierras (ANT) 502 ofertas por más de 300.000 hectáreas, y cerca de 400 ganaderos, hasta donde sabemos, las han presentado directamente. Hicimos una convocatoria en Montería y vamos a hacer más en el Magdalena Medio y donde sea necesario para facilitar que el Gobierno compre tierras. Es importante aclarar que Fedegán no tiene tierras en sí, sino que promueve la venta entre los ganaderos. Nosotros somos facilitadores.

¿Espera entonces poder cumplir la meta de 3 millones de hectáreas?

El presidente Petro quiere cumplir con el primer punto del Acuerdo de La Habana y entregarles 3 millones de hectáreas a los campesinos. Pero en este se establecen varias fuentes como la compra de tierras, los baldíos y las tierras incautadas, entre otros. Entonces, significa que hay una gama mucho más amplia. Al margen del acuerdo que se firmó con Fedegán, están las tierras de la SAE. El país no puede obviar que durante varias décadas todos aquellos que acumularon rentas ilícitas y que tuvieron control territorial, ya sea paramilitares, Farc o narcotráfico puro y duro, se quedaron con las mejores tierras en el Caribe, en el Magdalena Medio, en los Llanos Orientales y en el Caquetá.

¿Quiere decir que las tierras que busca el Gobierno las tiene la SAE?

Correcto. El propio Juan Camilo Restrepo Salazar como ministro de Agricultura dijo en su momento que las Farc habían despojado a campesinos del Caquetá en una extensión superior a las 800.000 hectáreas. Si el Gobierno quiere comprar no puede dejar de contar en su inventario con las incautadas. Ahí hay un millón de hectáreas y más de 4.000 fincas que nadie sabe quién las tiene ni dónde están. El Gobierno tiene que echar mano de eso.

El presidente Gustavo Petro entregó una la finca que ocupó el exparamilitar Carlos Castaño a 50 familias campesinas en Montería.

¿En qué departamentos han ofertado más tierra los ganaderos?

En las zonas más violentas como Arauca. El Gobierno quiere en el Caribe y en el Madgalena Medio, pero ahí es donde mucha tierra fue tomada por esos actores y, algunas de ellas, están en manos de la SAE. Es el Gobierno el que a través de la agencia y de acuerdo con la ley tendrá que disponer de ellas, tal y como lo establece el acuerdo firmado con las Farc.

La ministra de Agricultura, Cecilia López, dice que la mayor parte de las tierras que han ofertado están en la altillanura y en el sur, pero necesitan en el norte, que son más productivas y subutilizadas. ¿Tienen más ahí que podrían vender?

Estamos en Córdoba, vamos al Cesar, el Magdalena Medio, vamos a recorrer las zonas donde más quieren para que más ganaderos se animen a vender. Dicho de otra manera, el problema no va a ser el inventario de tierras.

Según el Ministerio, solo son aptas para reforma agraria 54.149 hectáreas de las que han ofrecido, ¿por qué les están rechazando tantas?

No tengo claridad. Lo que sí es claro es que no hay tierras improductivas sino ociosas, toda tierra es productiva, una sirve para una cosa y otra para cosa. La oferta ambiental es la que marca. Ni siquiera el desierto es improductivo.

¿Cuáles diría que son las mayores dificultades que se han encontrado para que los ganaderos vendan?

El problema es el mecanismo que tiene que desplegar la ANT para poder adquirir la tierra. Para poder comprar en el Estado hay que seguir una serie de pasos que son absolutamente indispensables. La transacción entre particulares es más sencilla: te vendo, te compro, el precio es este y te lo entrego; en el Estado no. Entonces hay que tener también un poco de paciencia. El problema no es que no haya interés con los ganaderos, que sí lo hay.

¿La oferta que les está haciendo el Gobierno en términos económicos sí es atractiva?

El precio final lo da el Igac y es un avalúo comercial. Para ello, tiene unos equipos técnicos que de acuerdo a los valores comerciales de la zona y a las características del predio de manera muy particular se establece cuál es el valor que eventualmente compraría la ANT.

¿Es cierto que en la primera semana de marzo la ANT va a formalizar la tierra para comprarles ya unas 10.000 hectáreas?

Sí, esa es la información que nos dieron desde la agencia.

El acuerdo se firmó entre el presidente Gustavo Petro y el presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie.

Foto:

Presidencia de Colombia. EFE

Petro también dijo en su discurso que “el Estado debe coger el toro por los cuernos, ¿podría volver el fantasma de la expropiación?

Yo espero que no, pero es una decisión íntima del Gobierno. Me parece que el camino que estamos tomando es el mejor, que es que el que quiera vender pues que venda. Colombia desde el año 61, con la Ley 135, ha venido adelantando procesos de reforma agraria. Eso le salió mal al país. Durante más de 60 años lo que les alcanzamos a entregar a los campesinos fueron 1,7 millones hectáreas, de las cuales más de la mitad pasaron a otras manos y las restantes son un monumento al minifundio improductivo, no solo por su extensión de subsistencia sino, principalmente, por la carencia de condiciones competitivas. Solo alrededor del 43 por ciento quedó en manos de los beneficiarios originales.

¿Se necesita aprender, entonces, de los errores del pasado?

Claro. El país tiene que aprender esa lección. No puede crear 3 millones de hectáreas sin que haya proyectos productivos. Se necesitan condiciones: carretera, luz eléctrica, puerto para exportar… Entonces, el gran problema es que hacemos reformas agrarias y luego no tenemos proyectos productivos. Hay que entregar tierras sin repetir el error de pensar que un título de propiedad puede sacar a alguien de la pobreza.

En el acuerdo que firmó el Gobierno con ustedes también se comprometió a adelantar planes de choque para construir vías terciarias. ¿Sí se está cumpliendo?

Por lo pronto no lo hemos visto. Incluso entregaron una tierra emblemática en Córdoba que era de los Castaño y ahí faltan los proyectos productivos.

En estos momentos usted está en México como parte del equipo negociador con el Eln, ¿cómo van los diálogos?

Siento que va muy lento. Me parece que lo sustancial todavía no se ha empezado a tratar. Y el tema de la tierra lo es, porque al final termina transformando las regiones. La agenda pactada con el Eln en el gobierno de Santos son 6 puntos y uno de ellos es transformaciones para la paz. Si tú haces lo mismo que se hizo con las Farc, que es dar impunidad, curules, permitir la siembra de coca y no transformar las regiones, pues la gente sigue sembrando coca. Lo que se necesita es hacer proyectos productivos.

¿Qué tan importante es el acuerdo de tierras actual para poder llegar a la paz total en el país?

El acuerdo que hicimos con el Gobierno es tan importante para la paz total como las negociaciones con el Eln porque puede terminar jalonando las dinámicas de violencia intrarregional.


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