‘La constituyente va por encima del presidente Petro, Vargas Lleras y Uribe’: represen


Siguen las reacciones a la propuesta del presidente Gustavo Petro de que se inicie un proceso de asamblea constituyente. En medio de las respuestas encontradas de distintos sectores de la sociedad, el representante David Racero, cercano al mandatario, habló de la propuesta y dio su propia visión de lo dicho por el primer mandatario y de cómo debería avanzarse en dicho sentido. 

¿La propuestas del presidente Petro de una constituyente los tomó por sorpresa o la estaban trabajando de manera conjunta?

Sin lugar a dudas fue una invitación que hace el presidente Gustavo Petro para acompañar un proceso de movilización social. Aunque ya habíamos contemplado cómo se venía desarrollando la agenda del cambio. Yo tengo una apreciación diferente al presidente. Yo no creo que un proceso constituyente inicie con una invitación que haga el presidente. En Colombia, el proceso constituyente inició hace más de un año con el estallido social de 2021. Ahí fue que comenzó el proceso. Este proceso solo tiene sentido en un contexto en el que un país toma conciencia y asimila que las instituciones, las leyes y los gobernantes no responden a las demandas mayoritarias de ese pueblo. Antes que un proceso constituyente comienza uno destituyente. Se impugnan las instituciones y leyes del momento. Y eso pasó en 2021, se impugnó el sistema. Desde ahí vamos en una movilización de plano popular. Tanto así que los dos que pasan en segunda vuelta en 2022 levantaron la bandera de cambio a su manera. El proceso constituyente viene desde antes. Lo que ha hecho este gobierno ha sido responder a esas exigencias de cambio del estallido social. Lo agudo que ha hecho el presidente Gustavo Petro es mostrar que se entró en un proceso de inmovilismo político, la salida la tiene que plantear el pueblo colombiano. Las reformas se pueden modificar, pero no hundir, sería muestra de ese inmovilismo.

El presidente Petro dice que esa constituyente es el reconocimiento del voto popular que los escogió, pero, ¿no termina desconociendo a un Congreso que también fue elegido por la ciudadanía?

Yo lo veo de esta manera. Lo importante para el pueblo colombiano es que su clase dirigente, legislativo y ejecutivo, responda sus exigencias y demandas sociales. Esas expectativas vienen desde el estallido social y vienen desde las elecciones de 2022. El Congreso no puede legislar de espaldas a una ciudadanía que ha venido pidiendo una agenda de cambio. Yo creo que este Congreso aún puede plantear una agenda de cambio desde los acuerdos y la razón. Ningún proyecto que ha entrado por parte del Gobierno al Congreso ha salido tal cual entró. Otra cosa diferente es que el Congreso se niegue a discutir las reformas. Cuando ocho senadores se abogan hundir una reforma como la de la salud, es una bofetada para el país. Dicen que todo debe seguir igual y eso no es lo que pide el país. El Congreso puede hace cambios, pero deben salir adelante las reformas. Cuando los congresistas piden archivar la reforma de la salud están traicionado lo que el pueblo mandó, que es hacer cambios.

Usted habla de buscar acuerdos, pero hace un año fue el propio Gobierno, con Carolina Corcho, que impidió llegar a estos en la reforma de la salud…

Seguramente hay que revisar desde el inicio de la reforma de la salud y encontrar dónde hubo errores. Lo que tenemos actualmente es un proyecto de reforma de la salud en Cámara. Han sido nueve meses de discusión y sobre eso debe partir la discusión de Senado. Así lo manda la ley. ¿Qué tal Cámara solo descartara lo que manda el Senado? Deben recoger lo que ya hicimos en Cámara pues ya hay un proyecto en trámite.

Uno ve las últimas sesiones de Senado y observa que la reforma pensional no arranca. ¿La propuesta de Constituyente terminó de frenar el trámite de las reformas sociales?

Considero que hacer un llamado a que la sociedad se movilice y se preocupe por las reformas no es perder tiempo. Los tiempos políticos son diferentes a los tiempos sociales. Por supuesto desde la Cámara le pedimos a los senadores a hacer la discusión. ¿Cómo es posible que la oposición se oponga a que dos millones de adultos mayores en condición de pobreza puedan recibir un bono pensional digno? Tenemos un sistema pensional fracasado y estamos llegando a acuerdos. Nos debemos a nuestra gente e invitamos a que el trámite se haga lo más pronto posible.

En entrevista con esta casa editorial, el presidente Gustavo Petro da seis puntos a tratar en la constituyente. Expertos dicen que son importantes pero que una asamblea no es el espacio para su discusión sino otros mecanismos de participación. ¿Qué responde?

Yo mantengo la línea que cada uno de esos puntos planteados por el presidente son para profundizar los derechos contemplados en la Constitución de 1991. Toca mirar punto por punto cuál es el mejor mecanismo para materializarlos. Algunos se pueden desde el gobierno pueden asumirse, otros desde la vía legislativa. Hay varios casos en los que la vía legislativa ha servido de contrarreforma. Otros han quedado como letra muerta. El tema de tierra por ejemplo está en el acuerdo de paz y no le hemos podido avanzar porque nos hemos quedado con las limitaciones para sacarla adelante. Necesitamos una sociedad movilizada que exija esa reforma. Debemos mirar punto por punto. En lo personal yo creo que aún es posible el acuerdo político. Pero no hemos visto la respuesta a la propuesta del presidente Petro de un diálogo nacional. Yo celebro que en ese ejercicio Germán Vargas Lleras haya hecho parte de la comisión para la reforma a la justicia, pero no celebro su tono pendenciero de que la asamblea constituyente es una pelea entre dos líderes políticos. Esto no se trata de eso. Un proceso constituyente no es entre dos liderazgos. Si la asamblea ocurre esperamos un poco más de grandeza de los líderes políticos para que se enfoquen en los puntos fundamentales que el país necesita cambiar. Los grandes líderes deberían sentarse a hablar, pero si no lo hacen, debe ser el pueblo.

Ya que habla de Vargas Lleras, ¿cómo hacer para que la propuesta de constituyente no termine en un choque de fuerzas muy similar a lo de Chile, donde la polarización terminó predominando?

Por eso yo me mantengo en que un proceso constituyente no se decreta ni se impone. Si no hay un consenso, ahí sí sería el fracaso. El fracaso de una asamblea constituyente es cuando queda en manos de políticos y no desborda en un proceso de deliberación ciudadana. Ese sería el verdadero temor que deberíamos tener. El proceso constituyente va por encima del presidente Gustavo Petro, Germán Vargas Lleras y Álvaro Uribe Vélez. El fracaso es que una sociedad que no se movilice para discutir y preguntarse sobre los problemas que la aquejan. Es legítimo que el gobierno de Petro, que es de carácter popular, le pregunte al pueblo qué camino seguir. Creo que eso es lo más legítimo y completamente legal.

Si se llega a consolidar un proceso constituyente, ¿no tienen temor que sea acaparado por sectores de derecha y ultraderecha?

Yo no le tengo temor a que la gente se exprese. Si le tuviese temor a lo que la gente cree o siento no estaríamos haciendo lo que estamos saliendo. La gente es la misma que salió en el estallido social. Ellos son los mismo que votaron por el presidente Petro. Por supuesto hay distintos sectores políticos representando a la sociedad, pero es un contrasentido que un líder político que le tenga miedo a la democracia. Es un contrasentido tenerle miedo a una expresión democrática porque puede ser diferente a lo que yo pienso. Hay políticos de centro que hablan de democracia pero le tienen miedo al ‘demos’ -pueblo. No son retardatarios, son compañeros míos y los respeto, pero detrás de esos comentarios de miedo hay un miedo a la democracia. No tenemos que tener miedo. Un político no puede tener miedo a la gente.

La Constitución de 1991 tiene unas conquistas sociales muy importantes. ¿No podría correrse el riesgo de un craso retroceso?

Es el riesgo de la democracia. Los que estamos en democracia lo tenemos que asumir. El que no quiere asumir esos riesgos tiene un pensamiento autoritario. Esa ha sido una de nuestras desgracias: la democracia llega hasta el nivel representativo y muchas veces solo son líderes que se hacen elegir y luego no se acuerdan de las personas que los eligieron. Necesitamos sociedades que puedan dar las discusiones. Debemos esperar más de nuestra gente. Los fines de nuestro pueblo son fines dignos. Es que no podemos olvidar el estallido social. Es muy reciente. Ese clamor sigue vivo. No hay que tenerle miedo a la gente.

El presidente Gustavo Petro dijo en 2018 y en 2022 que no iba a convocar a una asamblea constituyente. Muchos votaron por él confiando en este compromiso. ¿No traicionó a sus votantes?

Por eso digo que el proceso constituyente, si es que existe, comenzó antes de su presidencia. Nadie puede determinar un proceso constituyente. Ningún presidente. Esa es mi diferencia con el criterio del presidente Petro. Los procesos constituyentes deben ser iniciativa y fortalecidos por la ciudadanía. El reclamo de cambiar el sistema de leyes fue la propia ciudadanía en el estallido social. El presidente Petro y el Pacto Histórico solo enmarcan esas exigencia sociales.



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