El 51 % de los niños y adolescentes españoles no sabría identificar siempre cuándo una noticia es falsa y, aunque sospechen que lo es, el 25 % no se plantea contrastarla, según una investigación de Save the Children sobre desinformación y exposición de los menores a discursos de odio en el entorno digital.
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La principal vía de los menores para llegar a una información es a través de familiares o amigos (72 %), y un 56 % de los niños y adolescentes recurriría a familiares y amigos para comprobar la veracidad de noticias que sospechan que pueden ser falsas.
“Nos preocupa que estos familiares y amigos también se estén informando a través de las mismas fuentes, lo que podría crear un efecto burbuja y ampliar el riesgo de perpetuar información falsa”, alerta Catalina Perazzo, directora de Incidencia Política y Social de la ONG.
Respecto a las redes sociales y los creadores de contenido, un 16 % de los adolescentes considera que son siempre una fuente fiable de información, mientras que el 70 % piensa que pueden serlo en determinadas ocasiones. Por género, los chicos confían más en esos perfiles: un 23 % considera que son una fuente fiable, frente al 9 % de las chicas.
El contenido perpetúa estereotipos negativos
En la investigación, que incluye encuestas a 3.315 adolescentes e información de cinco grupos de debate entre menores de 10 a 17 años, los jóvenes, que principalmente eligen la televisión y las redes sociales como principales medios para acceder a la información (60 %), reconocen estar expuestos a contenidos que promueven el odio y estereotipos raciales y de sexualidad.
Los chicos son más vulnerables a discursos que niegan la violencia de género y otros movimientos machistas, racistas y homófobos. Las chicas son mayormente las destinatarias de esos discursos, recibiendo mensajes agresivos y ofensivos, lo que convierte el entorno digital en un espacio más hostil para ellas.
Para Perazzo, “Internet ha democratizado el acceso a la información, pero también ha facilitado la proliferación de contenido erróneo y perjudicial, que perpetúa estereotipos negativos, modelos irreales de vida y fomenta discursos de odio”.
La entidad de defensa de la infancia destaca la vulnerabilidad de los menores ante esos contenidos: “La deshumanización caracteriza a menudo las relaciones en el mundo digital y provoca comportamientos que no se tendrían en el entorno físico”.
Respecto a los jóvenes ‘streamers‘ o transmisores de contenido en directo a través de plataformas, el informe muestra que los chicos tienen por norma general más seguidores y adoptan conductas de riesgo, como son compartir comentarios sexuales recurrentes, hacer referencia a la pornografía, reseñar videojuegos de contenido erótico o banalizar en sus canales el consumo de drogas o actitudes de acoso.
En el caso de las creadoras de contenido, suelen tener un número de seguidores más bajo y se enfrentan con frecuencia a ataques en sus redes por defender a víctimas de abusos, visibilizar malos tratos de una expareja o por no cumplir con ciertos estereotipos estéticos, entre otros motivos.
AGENCIA EFE