Yudy Aya, trabajadora de plataformas de servicios de domicilio, enterró a uno de sus compañeros esta semana. Murió en un siniestro vial en Bogotá. La semana pasada, contó, también murió otro compañero en el sur de la ciudad. Él iba en una moto y chocó con otra motocicleta. Los dos involucrados murieron.
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La mujer, quien también es la representante legal de Sinatra-Agremiar (una organizaciones sindical de trabajadores de aplicaciones en Colombia), recordó que hace dos meses murió un peatón cerca al centro comercial Titán Plaza tras ser arrollado por un domiciliario que se movilizaba en una motocicleta por un puente peatonal.
Y es que los casos de siniestros viales relacionados con ‘rappitenderos’ o colaboradores de plataformas como Didi o Picap, entre otras, se ven cada vez con más frecuencia en la ciudad. No obstante, no hay una estadística que lo compruebe. Ningún estudio, a la fecha, asocia las víctimas de la siniestralidad con las personas que trabajan en plataformas digitales de servicios de mensajería y domicilio.
¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué están involucrados en tantos eventos de tránsito en la ciudad?
Omar Oróstegui, director del laboratorio de Gobierno de la Universidad de La Sabana, señaló que, si bien ningún estudio demuestra la relación entre el aumento de los siniestros viales en Bogotá y las plataformas de servicio, es posible que esta sí exista.
Con el fin de verificar las condiciones laborales de los trabajadores de Rappi, el ministerio del Trabajo adelantará hasta el próximo 21 de septiembre inspecciones.
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“Las plataformas incentivan la velocidad para reducir tiempos de entrega. Han sacado varios modalidades que premian la entrega rápida y eso hace que el domiciliario incumpla las señales de tránsito, exceda los límites de velocidad, no respete el semáforo, entre otras malas prácticas, y la plataforma termina premiando al domiciliario con más pedidos o lo categoriza como una persona que hace domicilios o entregas en tiempo exprés”, indicó.
En este mismo sentido opinó Darío Hidalgo, profesor de Transporte de la Universidad Javeriana, quien dijo que estas plataformas tienen servicios en los que se incentiva el exceso de velocidad y los comportamiento riesgosos “como ir en contravía, usar andenes para circular, ir en motocicleta por las ciclorrutas (donde con otros usuarios de menor velocidad), entre otros”.
Además, señaló que las personas que colaboran como domiciliarios “no tienen esquemas de afiliación ni un aseguramiento a riesgo laboral como una ARL. Los que trabajan en estas aplicaciones están completamente desprotegidos en caso de un siniestro”.
¿Por qué exceden la velocidad?
Aya, por su parte, dijo que el servicio ‘Turbo’, el cual permite entregas en menos tiempo, “es un veneno para la actividad”.
“Las empresas no nos dicen que manejemos a mayor velocidad, pero sí establecen un monto de pedidos en un rango de hora. Por ejemplo, ponen ocho pedidos en tres horas, pero por pedido uno se puede gastar media hora. Toca recogerlo, esperar que lo embalen y llevarlo. Es casi imposible cumplir conduciendo a una velocidad moderada y siguiendo las normas de tránsito”, explicó.
La gente necesita plata. Si la ‘app’ te dice que te va a dar 100.000 pesos por completar tantos pedidos en menos tiempo, tú corres. Con este tipo de incentivos para entregar más rápido, se exceden los límites de velocidad
Reconoció que, si bien son los mismos colaboradores los que aceptan las reglas de la plataforma y que no están obligados a tomar estas promociones en tiempo récord ni el servicio Turbo, esta dinámica se vuelve “un mercado negro de la vida”.
“La gente necesita plata. Si la ‘app’ te dice que te va a dar 100.000 pesos por completar tantos pedidos en menos tiempo, tú corres. Con este tipo de incentivos para entregar más rápido, se exceden los límites de velocidad, no se respetan las señales de tránsito”, dijo.
Además, Aya sostuvo que estas plataformas identifican a los conductores con colores o nombre de categorías, de acuerdo a su desempeño.
“En un trabajo normal, alguien con una categoría más alta es alguien quien hace mejor su trabajo, pero aquí es quién haga lo que sea para cumplir con los pedidos. La peor categoría es Alerta, yo soy Alerta. Yo me detengo en el semáforo, no hago el servicio ‘Turbo’ porque si voy cumpliendo todas las normas corro el riesgo de que me cancelen el pedido por la demora, los tiempos no dan”, expresó.
No obstante, las plataformas en cuestión señalaron que no premian la velocidad. Rappi, una de las empresas de servicio de domicilio a través de plataforma digital, le explicó a EL TIEMPO que las órdenes creadas por los usuarios desde ‘Turbo’ tienen un radio de entrega con un promedio de distancia de dos a tres kilómetros.
Rappi fue enfático en decir que tampoco se promueve o se impulsa que incumplan las normas de tránsito en el proceso.
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“La distancia entre la tienda y la dirección de entrega del pedido es supremamente corta, lo que permite que la entrega pueda ser realizada en el menor tiempo posible con todas las garantías de seguridad”, señaló la empresa, que además recalcó que “los repartidores no están obligados a entregar a una velocidad o en un tiempo específico”.
En todo caso, se resalta que los repartidores, al igual que cualquier ciudadano, deben cumplir con la normatividad vial
Rappi fue enfático en decir que tampoco se promueve o se impulsa que incumplan las normas de tránsito en el proceso. “En todo caso, se resalta que los repartidores, al igual que cualquier ciudadano, deben cumplir con la normatividad vial”, afirmó la empresa.
Por su parte, la plataforma Didi expuso que no tienen premios o incentivos específicos para quienes hagan entregas más rápidamente. “Los tiempos son prudentes, calculados de acuerdo con las distancias, entre otras variables relevantes para la entrega”, aseveró.
Esta empresa explicó que los tiempos de entrega estimados dependen de factores como el clima, el tipo de plato que se haya ordenado y la distancia que debe recorrer el usuario repartidor hasta el restaurante y desde allí al destino; así como las condiciones del tráfico en tiempo real.
“Los tiempos se comunican y actualizan de manera transparente a través de la aplicación, con el objetivo de que los usuarios tengan una experiencia óptima, segura y estén informados en todo momento”, precisó Didi.
Y en caso de un siniestro, ¿quién responde?
Uno de los vacíos existentes de la siniestralidad asociada a las plataformas digitales es el reconocimiento de quién es el responsable en caso de un siniestro.
Didi indicó que los usuarios arrendadores aceptan que deben abstenerse de realizar cualquier acto que infrinja las normas de tránsito, al vincularse a la plataforma y que, durante el proceso de registro en la aplicación, se debe comprobar la tenencia del Soat.
Siniestro vial.
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Sin embargo, Aya señaló que, si bien en todas estas plataformas les exigen un PDF del Soat, “no hay una verificación por parte de la empresa”.
“Hay gente que sube el PDF del Soat de otra persona. Hay una cosa que se llama multicuenta, es cuando alguien no tiene papeles y sube los de otra persona, ellos no verifican eso. Entonces si esa persona se accidenta, ellos dicen que no responden porque la cuenta no era propia”, explicó.
Además, precisó que en casos de siniestros nunca ha respondido la empresa, sino el Soat, y que, cuando este termina de cubrir y requieren más atención, a la empresa “se le olvida” que eran colaboradores de su compañía.
Siniestralidad y caracterización
Un estudio de Fedesarrollo publicado en 2021, el más reciente de este tipo, señala que el 49 por ciento de los colaboradores de plataformas de servicios de mensajería y domicilio se encuentran en Bogotá. Así las cosas, la ciudad aporta un número significativo al total de trabajadores en estas plataformas digitales.
En el mismo estudio, titulado ‘Plataformas digitales y contribuciones a seguridad social. El caso de Colombia antes y después de la pandemia’, se precisa que hay una baja participación de mujeres trabajando a través de estas plataformas.
En su mayoría, según se lee en el estudio, son personas nacionales o migrantes. También hay predominancia de hombres jóvenes no mayores de 33 años, con estudios técnicos y bachilleres.
Esta estadística está muy relacionada con los análisis de siniestralidad, sobre todo asociados a las personas jóvenes.
Son personas nacionales o migrantes. También hay predominancia de hombres jóvenes no mayores de 33 años, con estudios técnicos y bachilleres.
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“Algunos de los colaboradores de estas aplicaciones suelen ser hombres jóvenes, por lo que no tienen suficiente pericia en el uso de la motocicleta ni tampoco suficiente aversión al riesgo. Sin embargo, el tema de la siniestralidad en estas aplicaciones no ha sido estudiado de manera específica. Solo se tienen cifras especiales de siniestralidad, donde el mayor número de muertes está asociado con motocicleta en la interacción con peatón”, explicó Hidalgo.
En este sentido, Oróstegui hizo un llamado a la Administración Distrital para que verifique cuántos siniestros en la ciudad vinculan a conductores de grandes plataformas de domicilio.
“La evidencia no existe y es necesario empezar a recopilar mejores datos para dimensionar el efecto que trae las plataformas y sacar mejores políticas públicas, que den cuenta de la relación que tienen grandes plataformas de domicilio con la siniestralidad en Bogotá”, sostuvo.
Por su parte, Rappi mencionó que desarrollaron una estrategia de seguridad vial y movilidad con el fin de promover la seguridad de todos los usuarios que forman parte del ecosistema de la empresa, “especialmente, aquellos con mayor exposición a riesgo, como es el caso de los repartidores independientes, con elementos acordes con su actividad para incentivar la prevención de siniestralidad, de infracciones e incumplimiento de las normas de tránsito”.
Didi, a su vez, aseguró que el 99,9 por ciento de las entregas realizadas usando esta aplicación finalizan sin incidentes reportados.
*Este artículo se realizó en colaboración con la coalición civil por la seguridad vial. Todas las muertes en las vías son prevenibles. Es inaceptable que en Colombia mueran más de 8.000 personas al año. #NadieNaceParaMorirEnLaVía