Como la reciente reforma pensional incluye medidas especiales para la población campesina, afrodescendiente y raizal, el Centro de Estudios Económicos, Anif, propone que la solución para este segmento poblacional deberá pensarse en el marco de una política laboral activa más allá de darles condiciones especiales y llama la atención sobre la tasa de desempleo, la de participación y las cotizaciones al sistema.
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Para el centro de estudios, se debe tener en cuenta que “cualquier cambio en las políticas de protección social, si bien es loable, tendrá un impacto fiscal considerable, pues brindar beneficios no focalizados representa un desatino, más aún si se considera que el potencial de beneficiaros sobrepasa con creces la capacidad financiera del gobierno”.
Anif apunta que el gobierno debe revisar con detenimiento el alcance que tendrá el artículo aprobado en la reforma pensional que junta a la población campesina y a otro grupo de comunidades como los raizales y afrodescendientes, ya que suman en total de 21,5 millones y representan cerca del 40 por ciento de la población total del país.
Al ser incluidos en el Fondo de Solidaridad pensional, que está destinado a expandir la cobertura y el apoyo a quienes no puedan realizar contribuciones Anif alerta que no se tiene en cuenta que las consecuencias fiscales de esa medidas son todavía inciertas y que “brindar beneficios no focalizados representa un desatino en términos fiscales, más aún si se considera que el potencial de beneficiaros sobrepasa con creces la capacidad financiera del gobierno”.
En ese mismo sentido señalan que esa población podría beneficiarse en la cuantía de semanas requeridas para tener una pensión, también del nivel de subsidio y la edad de pensión. Pero aún no se conoce como van a funcionar esas variables que deben reglamentarse con claridad antes de la aplicación de la reforma el próximo julio de 2025.
El Centro de estudios añade que la discusión pensional deberá pensar mecanismos que faciliten a las personas de esta población cotizar y con eso contribuir activamente para garantizar su protección a la vejez, que además esto se debe hacer también con un trato diferenciado para las mujeres por las realidades actuales del mercado laboral rural.
“Nuestros cálculos sugieren que solo el 14 por ciento de los campesinos actualmente cotiza para pensión, es una población que se caracteriza por estar en la informalidad, por eso creemos que el grueso no estaría cotizando activamente y la probabilidad de acceder a una pensión de esa población es muy baja en Colombia. Nosotros creemos que se debe solucionar el tema de la formalidad del mercado laboral actual, el de educación financiera para este tipo de poblaciones y que se busque la participación en el sistema para la sostenibilidad del mismo”, explicó José Ignacio López, presidente de Anif.
Mercados campesinos.
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Cómo está el mercado laboral rural actual
El campesinado en Colombia está constituido por cerca de 14,7 millones de personas y su la tasa de desempleo (TD) es menor al total nacional, según los datos del Dane, en el último trimestre móvil febrero-abril de 2024, se ubicó en 9,5 por ciento mientras que el resultado nacional es de 11,2 por ciento, lo que sugiere esta brecha es que en términos de ocupación, los campesinos se encuentran mejor que el resto del país.
En el caso de las dinámicas del mercado laboral las del país también se reflejan en las específicas y como a lo largo de los últimos tres años, la tasa de desempleo en Colombia ha mostrado una tendencia general de disminución, esta situación también ocurre con la población campesina.
Una de las principales preocupaciones de Anif sobre las dinámicas propias del mercado laboral rural está en que en términos de género, el desempleo es más alto para las mujeres en comparación con los hombres y esa brecha es aún más pronunciada que la que tiene el total nacional.
En el caso del trimestre móvil de febrero-abril de 2024, la tasa de desempleo para mujeres a nivel nacional es del 14,1 por ciento, frente al 9,1 por ciento para los hombres. En el campesinado las mujeres tienen una tasa de desempleo del 14,3 por ciento, en contraste con el 7,0 por ciento para los hombres.
Por ello es que Anif subraya la necesidad de enfoques diferenciados en las políticas de empleo para abordar las desigualdades.
La otra alerta está en que en el caso de la posición ocupacional, el análisis detalla que el campesino trabaja en su mayoría por cuenta propia, y junto con la categoría de obrero o empleado de empresa particular representan cerca del 80 por ciento de la fuerza de trabajo del sector.

