“La decisión de los inversionistas extranjeros de traer sus recursos a Colombia está en stand-by. De 10 negocios que teníamos previstos cerrar en este semestre en temas de salud, tecnología y logística, todos decidieron esperar hasta saber qué pasará con la reforma tributaria”, señaló Martha Juliana Silva, presidenta de Silk Banca de Inversión.
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La directiva, que lleva trabajando con empresas extranjeras que invierten en Colombia desde hace más de dos décadas, aclaró, sin embargo, que no es que no haya interés de invertir en el país, donde desde el exterior se ve un gran potencial, sino que “hay una gran incertidumbre (frente al proyecto de reforma tributaria) y mientras esto persista muchos no querrán traer sus recursos”.
No es la única que está percibiendo esta situación. Se sabe que algunas misiones de empresarios que visitarían Colombia están reorganizando sus agendas mientras se conocen avances más concretos en el frente tributario.
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Además, dice Silva, representantes de algunos fondos de inversión presentes en el país le han manifestado que no miran si los gobiernos donde tienen sus capitales son de izquierda o de derecha, pero lo que sí analizan son las condiciones y la estabilidad jurídica que estos les ofrecen, porque eso es fundamental.
Por eso, desde el sector empresarial e inversionista advierten que si no se le hacen ajustes al proyecto de reforma tributaria que está para discusión por parte del Legislativo, se corre el riesgo de que termine desincentivando la inversión local y espantando la llegada de grandes recursos externos.
En los primeros tres meses del 2022, la inversión extranjera directa (IED) en Colombia alcanzó los 5.186 millones de dólares, el monto más alto para un periodo de estos en los últimos 26 años, según registros del Banco de la República.
Y es precisamente ese avance el que los empresarios temen que se pueda perder si no se logra hacer los ajustes necesarios en el actual proyecto tributario.
“No podemos dejar que el tema de inversión en el que se trabajó tan duro en el pasado se estanque”, insiste la presidenta de Silk.
Impuestos que impactan
Los mayores temores de que esto suceda corren por cuenta de los impactos que traerán los cambios que introduce el proyecto en materia de los dividendos, la no deducción del ICA y cómo afecta la tarifa final, así como el incremento en el impuesto a la riqueza.
“La reforma presentada contiene múltiples propuestas que generan incertidumbre y cambios en las reglas establecidas, que manda señales que obligan a los inversionistas, en el mejor de los casos, a ser prudentes”, considera María Claudia Lacouture, presidenta ejecutiva de AmCham Colombia, al señalar que hay medidas que reducen la competitividad en momentos en los que los países buscan recursos para financiar su desarrollo.
Un análisis elaborado por la firma Posse Herrera Ruiz para dicho gremio indica que los cambios propuestos en materia de impuestos a los dividendos obligan al pago de doble impuesto: la tarifa del 35 por ciento a la renta empresarial y tributa los dividendos a los socios inversionistas.
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Señala, además, que el proyecto dobla la tasa del impuesto al pasar de 10 al 20 por ciento en la tributación de los dividendos recibidos de sociedades colombianas.
“La propuesta supone un mensaje desestimulante para la inversión extranjera, desde jurisdicciones sin convenio para el desmonte de la doble imposición, empezando por Estados Unidos, pues la tributación combinada para estos inversionistas, entre el impuesto de renta de sociedades y el impuesto a los dividendos, pasa del 41,5 al 48 por ciento”, dice el documento.
En este también se advierte la imposición de mayores impuestos por ganancias ocasionales, límites en los beneficios de las empresas, como la eliminación del descuento aplicable contra el impuesto de renta del ICA pagado durante el periodo gravable; hace permanente el impuesto al patrimonio, establece impuesto a exportaciones y se grava con una tasa del 10 por ciento sobre un precio estándar las exportaciones de petróleo, oro o carbón, entre otros.
Por eso, una de las conclusiones de dicho análisis es que con esta iniciativa se “afectaría de manera significativa la competitividad tributaria del país”, pero, además, “se tendría una incidencia muy negativa en los indicadores de inversión futura”, dice el análisis.
Por eso, desde el sector empresarial insisten en la necesidad de hacer un análisis juicioso sobre si con esta iniciativa se le podrían estar cerrando las puertas a la inversión extranjera en sectores claves de la economía, más ahora que el país requiere combustible que le permita mantener buena parte de ese impulso que trae para evitar un aterrizaje fuerte en medio de una eventual desaceleración en el 2023.
“Las decisiones de inversión extranjera requieren análisis detallados de mercado, de las oportunidades locales y de exportación, legislación y trayectoria del país. Estamos en un contexto donde los inversionistas buscan seguridad más que flexibilidad y esa seguridad pasa por estabilidad, reducción del riesgo país y de proveeduría”, insistió Lacouture.
Pese a esto, el Gobierno no cree que su plan tributario pueda golpear la inversión. En el reciente congreso de la Andi, realizado en Cartagena, Germán Umaña, ministro de Comercio, Industria y Turismo, dijo que el país tiene una enorme tarea por hacer en materia de reducción de la desigualdad y los impuestos deben contribuir a eso en mayor proporción, tal como ocurre en los países europeos, donde el índice de desigualdad (Gini) baja del 50 al 30 por ciento después de impuestos, en Colombia este solo pasa del 52 al 50 por ciento.
“Si baja la desigualdad, aumenta la demanda, y si esta aumenta, hay más recursos para el ahorro y la inversión. Luego el proyecto de reforma (tributaria) no atenta contra la inversión”, dice.
‘Invertir en Colombia será cada vez más costoso’
La eliminación de beneficios fiscales, como la deduci- bilidad de regalías, y un nuevo impuesto procíclico del 10 % sobre los precios de las exportaciones de petróleo crudo, carbón y oro golpearán duro a las compañías de este sector, que reducirán las grandes inversiones de largo plazo, prevén los analistas de Fitch Ratings, quienes ven que “es poco probable que la aprobación de las propuestas (de la reforma) tenga un efecto inmediato en las calificaciones. Los cambios tributarios que se avecinan, sin duda, harán que invertir en el país sea más costoso”.
Para Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, el Gobierno está subiendo el impuesto a los dividendos, mantiene la tarifa de renta y elimina las exenciones, lo que eleva el costo de uso del capital y eso podría ser un gran desincentivo a la inversión.
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