Les juro que me mordí la lengua lo que más pude. Traté de hacerme el loco, de taparme los oídos de hacerme el desentendido. Pero no: confieso que, aunque caminé “de pretil a pretil” en la redacción del diario y en mi casa, diciéndome que no me iba a meter en ese lío, pues no pude. Me pasó lo de la Niña Tulia, la mamá de El Flecha, el boxeador del relato que escribió David Sánchez Juliao: “¡Tranquila que la pelea no es con usted!”. No es conmigo y sé que por eso seguramente el madrazo indefectible me lo ganaré, como si me lo gritara la mismísima Niña Tulia. No será el primero y, seguro, tampoco, el último.
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Primero pasó con Junior y su eliminación de la Copa Libertadores. Luego, con Medellín en la Sudamericana y, después, con Miguel Ángel Borja y el gol que hizo con River Plate, el 30 de su campaña acumulada en ese torneo: se salió de nuevo ese agrandado que se lleva adentro, ese chovinismo que, como ya se ha dicho aquí antes, es “esa creencia narcisista, próxima a la paranoia y a la mitomanía de que lo propio es lo mejor”, como dice en una de sus definiciones el ‘Dr. Google’. Entonces, como un sarpullido, brotó ese patrioterismo que “crea argumentos falsos para alentar simpatías y sentimientos, en vez de promover la razón y la racionalidad”. Contra eso no hay vacuna.
Colo Colo no fue papita pa’l loro
Que Junior era una supermáquina y que el Colo-Colo chileno era nada o casi nada, que era el colmo no ganar, que como eran papita pa’l loro, pues que de una vez fuera temblando River Plate, que tampoco era más que ‘tu papá’.
¡Ya le habían ganado a River sin haber jugado contra Colo-Colo! Que eso lo digan los hinchas de camiseta y frías, pues vaya y venga. ¡Ellos pueden! Pero ¿los orientadores de opinión y en los medios…? Es que ni siquiera miraron que la nómina de Colo-Colo está mejor valorada que la del Junior o que tiene más historia porque ganó la Libertadores…
Pasó con el DIM, que goleó al Palestino chileno: “¡Ahora sí se pone la distancia que hay el fútbol colombiano y el chileno!”, gritaron de manera irresponsable para congraciarse con los hinchas.
La tapa con Borja….
Pero lo que dijeron de Borja es la máxima, la tapa: resulta que tras su gol y su gran estadística como el mayor anotador colombiano en la Libertadores, afirmaron sin ponerse colorados que es hoy uno de los tres mejores centrodelanteros del mundo… ¡Cuando no es ni titular de la Selección Colombia!
No se atoren… Respiren: sí, eso dijeron: que se sentaba en la misma mesa con Haaland, Mbappé, Cristiano, Lautaro, Oshimen, Kane, Sesko, Lewandowski, Griezmann… (Y no pongo más para que no se atoren más).
Y claro, la única manera de defender su parecer ligero es con un banal “es mi opinión”, “hay que creer en lo nuestro”. Esa opinadera ligera, sin datos ni fundamentos, es lo que se tiró este oficio. Cómo extraño a Juan Gossain decir: “En toda sala de redacción deberían poner un letrero que diga: ‘La verdad por encima de todo’, porque la verdad es la base del periodismo. Nada puede estar por encima de la verdad”.
Es la realidad, son los hechos, los datos, no el facilista “a mí me parece”, “yo creo que”, “yo opino…”. Por estar mirándose la borla del ombligo… ¡Bah!
Meluk le cuenta
GABRIEL MELUK
Editor de DEPORTES
@MelukLeCuenta