El tramo de la ampliación de la avenida Boyacá entre las calles 170 (avenida San José) y 183 (avenida San Antonio), que incluye la intersección con esta vía, debería ir en más del 58 por ciento de ejecución; sin embargo, se encuentra en la mitad de ese porcentaje.
Se trata de una obra clave. Este tramo es el que conduciría la vía cerca de la reserva Thomas Van der Hammen y conectaría por la Boyacá entre la calle 183 y la calle 235 (avenida Guaymaral).
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La vía busca aliviar los problemas de movilidad al ingreso y salida de Bogotá. Este tramo de 1,3 kilómetros impactaría a más de 50.750 habitantes de Suba, según datos del IDU.
Hoy representa un obstáculo en la movilidad para habitantes de San José de Bavaria, barrio estrato 5, y estudiantes de los colegios del sector, como el Instituto Alberto Merani o el Emilio Valenzuela, quienes tendrán que esperar cuatro meses más para que la obra finalice.
El contrato 1777 fue adjudicado en noviembre de 2021, a finales del segundo año de gobierno de Claudia López, y el acta de inicio se firmó el 2 de enero de 2022. Desde esta fecha, los primeros cuatro meses correspondían a un periodo de preconstrucción. Es decir que, hasta abril de 2022 , el contratista (Consorcio Malla Vial Bogotá) debía elaborar y entregar al interventor los estudios y diseños de detalle para la ejecución de la obra.
De acuerdo con información del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), las actividades correspondientes a la malla vial se suspendieron durante tres meses desde noviembre de 2022. Solo hasta el pasado mes de febrero se reactivaron las obras relacionadas con la infraestructura en la calzada central y oriental de la avenida Boyacá en este tramo.
En los estudios de suelos previos debe aparecer que había una capa o que había granulometría de materia orgánica. Eso no apareció de la noche a la mañana.
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Según esta entidad, el retraso no ha causado sobrecostos. La inversión total del proyecto es de alrededor de 76.000 millones de pesos.
Una de las razones para pausar esta sección de la obra, de acuerdo con información del IDU, fue el hallazgo de alto contenido de material orgánico (vegetación) al nivel de subrasante; es decir, donde se asienta el pavimento.
Eso generó que se volvieran a tomar muestras del suelo y que los especialistas de geotecnia y de pavimentos dieran nuevos conceptos al respecto.
Sin embargo, según expertos consultados por EL TIEMPO, esto pudo haberse previsto. “En los estudios de suelos previos debe aparecer que había una capa o que había granulometría de materia orgánica. Eso no apareció de la noche a la mañana”, explica el edafólogo -experto en suelos- Ciromar Lemus.
Lemus afirma que encontrar materia orgánica es usual en los suelos de la ciudad, pues parte del terreno sobre el cual se construyó Bogotá era humedal.
Además, dijo que cuando esto sucede, es imposible asentar el pavimento, pues la materia orgánica retiene agua y le resta estabilidad al asfalto.

Entre esas se destacan la extensión de la Av. Américas, la Intersección de la Avenida Ferrocarril por Ciudad de Cali, la Av. Boyacá desde la calle 170 hasta la calle 183, entre otras.
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En respuesta, el IDU aseguró que los estudios, resultado de consultorías previas (realizadas en 2013 y 2014), sí mostraban este hallazgo de material orgánico. Sin embargo, “se presentaron diferencias en la interpretación por parte del contratista e interventoría”.
Este diario consultó a un vocero del IDU, encargado de la supervisión de la obra, quien dijo que el hallazgo de material orgánico ya se había tenido en cuenta desde la etapa de preconstrucción. “El interventor solicitó al contratista que se realizaran más ensayos para verificar si eran coherentes. Estos nuevos determinaron lo mismo que se tenía en el diseño previo”, dijo.
Agregó que, desde el IDU, se envió un comunicado a la interventoría (Consorcio Avenidas IC) para aclarar por qué se había solicitado una revisión de los estudios fuera de los plazos. La respuesta de la interventoría fue que se acogía a los nuevos resultados que coincidían con los anteriores.
EL TIEMPO habló con la interventoría para aclarar el motivo de la solicitud sobre los nuevos estudios de suelo fuera de los tiempos estipulados, pero se negó a dar más información de la suministrada.
La entidad también informó que “este contrato nunca se ha suspendido. En ese momento de la pausa se continuó con la ejecución de redes de alcantarillado y acciones que permitieran desaguar las inundaciones que se habían presentado”.
Según los reportes mensuales del IDU, desde agosto de 2022 ya existía un retraso en el 4 % de la construcción. Pero fue hasta enero de 2023 que el avance empezó a ser solo de la mitad con respecto a lo esperado.

Los estudios y diseños para ampliación de la Boyacá son uno de los diez proyectos que se financiarán con regalías.
Rodrigo Sepúlveda y Carlos Ortega / EL TIEMPO
Otros factores que causaron el retraso
El factor climático también afectó el proyecto. Las lluvias de octubre y noviembre en 2022 retrasaron la construcción de la red de alcantarillado y la estructura de la calzada occidental de este tramo.
Sergio Muñoz, habitante del barrio San José de Bavaria, afirma que se ha visto afectado por este retraso y por los incumplimientos en la entrega del sistema de aguas residuales.
“El agua llega muy sucia. Necesitamos alcantarillado en toda la zona”, dijo el ciudadano. Este es uno de los sectores de Bogotá en el que el valor del suelo es más elevado, las urbanizaciones que se encuentran allí son estrato 5 y el metro cuadrado puede llegar a costar siete millones de pesos.
Este diario consultó a la aseguradora Servicios Mundiales, encargada de que se cumpla el contrato, para saber si la interventoría había enviado un aviso sobre el retraso de la obra. Al momento, no sé ha obtenido respuesta.
Entre otras razones de la demora, el contratista no había atendido las observaciones que dio la Secretaría de Movilidad a algunos Planes de Manejo de Tránsito (PMT). Sin embargo, los principales PMTs actualmente se encuentran avalados por movilidad

El tramo entre la 170 y la 183 que está en construcción, tiene retraso.
La movilidad por la calle 183 también se afecta
Sin embargo, la falta de conectividad de la calle 183 con la avenida Boyacá ha hecho que 1,4 kilómetros de esta vía, cuya construcción finalizó desde el 1 de julio de 2020, permanece cerrada desde hace tres años. Por ello, habitantes del sector la usan como lugar para desarrollar actividades deportivas y de recreación.
Actualmente, la ampliación se encuentra en actividades de excavación, rellenos y redes de servicios públicos que, según el cronograma, debieron haber empezado en el segundo semestre de 2022 y tendrían que estar listas para mayo del 2023. También se adelanta construcción en materia de espacio público.
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