Pueden impactar objetivos ubicados a unos 300 kilómetros de distancia y tienen unos 170 kilos de explosivos en su interior. Su nombre es Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (o Atacms, por sus siglas en inglés) y es un arma que Ucrania le viene pidiendo a Estados Unidos que le permita utilizar contra suelo ruso.
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Justo este fin de semana, medios estadounidenses adelantaron la decisión de la administración de Joe Biden de permitirle a Kiev el uso de estos misiles balísticos. Se trata de un giro sin precedentes de Washington, ya que Moscú había advertido desde hace tiempo que el uso de armamento occidental contra suelo ruso sería una escalada significativa en el conflicto.
De hecho, Vladimir Putin aseguró que dicha decisión es una línea roja para el Kremlin que podría obligar al Kremlin, entre otras cosas, a suministrar armamento de largo alcance a los enemigos de Occidente en diferentes partes del mundo.
Pero, ¿por qué es un armamento tan codiciado? En las siguientes claves se lo explicamos.
¿Cómo funcionan los misiles Atacms?
El sistema de misiles tácticos convencionales del Ejército de Tierra es un sistema de ataque superficie-superficie de alta precisión fabricado por la empresa estadounidense Lockheed Martin.
Fueron utilizados con gran efectividad por primera vez durante la operación Tormenta del Desierto, entre 1990 y 1991, cuando una coalición liderada por Estados Unidos atacó Irak en respuesta a su invasión de Kuwait.
Los Atacms disponen de un sistema de navegación inercial asistido por GPS y son propulsados por combustible sólido. Miden aproximadamente 4 metros de longitud, tienen un diámetro de 60,96 centímetros y cuentan con una ojiva de unos 200 kilogramos de explosión fragmentada.
Pueden ser lanzados desde una plataforma de lanzamiento múltiple M270 o desde el sistema móvil HIMARS (por sus siglas en inglés). EFE
Los Atacms en el conflicto
Estados Unidos suministró a Ucrania los primeros ATACMS en otoño de 2023, pero solo para emplearlos en territorio ucraniano y en una versión con un alcance más reducido que los que han sido enviados en los últimos meses, 165 kilómetros frente a 300.
El pasado 3 de octubre el Ejército de Ucrania informó de la destrucción de un valioso radar ruso modelo Nebo-M mediante un misil Atacms, aunque no precisó dónde se produjo el ataque.
Pese a la intensa campaña por parte de Kiev para que Washington levantara la prohibición de utilizar estos misiles dentro de Rusia, la Casa Blanca no había cedido hasta ahora y en octubre apostó por una solución alternativa: 800 millones de dólares de ayuda para que la industria militar ucraniana redoblara la producción de armamento de largo alcance.
El 1 de noviembre pasado Zelenski puso sobre la mesa la posibilidad de atacar con los Atacms a los soldados norcoreanos que se encuentran en Rusia para combatir del lado de las tropas del Kremlin en Ucrania.
Además de los Atacms, Ucrania dispone de otros misiles de crucero, los Storm Shadow suministrados por el Reino Unido, y los SCALP-EG, proporcionados por Francia. Como en el caso anterior, su uso en territorio ruso está prohibido.
REDACCIÓN INTERNACIONAL
*Con Efe