Desde el primer momento en que escuché sobre Indiana Jones y el Gran Círculo, tuve sentimientos encontrados. Como alguien que creció jugando Indiana Jones en el Super Nintendo —sin poder terminarlo, pero con un cariño innegable hacia la franquicia—, el anuncio de esta nueva entrega para Xbox Series X|S y PC me generó grandes expectativas, aunque también cierto miedo.
Principalmente, porque el juego se desarrolla en primera persona, una decisión que podía alejarlo de lo que los fanáticos esperábamos.
Sin embargo, después de pasar toda una semana explorando sus escenarios y enfrentando sus desafíos, puedo decir que Indiana Jones y el Gran Círculo no solo cumple, sino que logra ofrecer una experiencia digna de la franquicia, con el sello de aventura clásica que caracteriza al icónico arqueólogo.
Escenarios y exploración
El diseño de niveles es, sin duda, uno de los mayores aciertos del juego. Aunque no se trata de un mundo abierto como tal, sí presenta mapas amplios y verticales que fomentan la exploración.
Cada escenario está lleno de detalles visuales, acertijos y secretos que invitan al jugador a sumergirse por completo en este viaje. Es un título que equilibra bien los momentos de acción y sigilo con aquellos dedicados a la resolución de acertijos.
La verticalidad de los mapas, además, añade un componente interesante: trepar muros, balancearse con el látigo y sortear obstáculos son mecánicas que se sienten naturales y fluidas.
Sistema de combate y mecánicas
El combate en El Gran Círculo se siente bien logrado y auténtico para el personaje. Indiana no es un experto luchador, y eso se nota en la jugabilidad.
El juego incorpora una barra de resistencia que mide el cansancio de Indy al correr, trepar o pelear, añadiendo un nivel de realismo que encaja con la narrativa: estamos controlando a un profesor de arqueología, no a un héroe indestructible.
Los enfrentamientos permiten cierto grado de improvisación. Podemos utilizar herramientas del entorno —como palas, palos u otros objetos que encontramos en el suelo— para neutralizar a los enemigos.
El látigo, por supuesto, es uno de los grandes protagonistas, siendo útil tanto en combate como en exploración. Podemos usarlo para desarmar a los oponentes, acercarlos hacia nosotros o simplemente movernos a través del escenario.
Sin embargo, el juego también recompensa el sigilo. Muchas veces, la mejor opción será evitar el combate, movernos rápidamente y pasar desapercibidos.
Esto se complementa con una inteligencia artificial que, si bien puede mejorar (los enemigos tardan en reaccionar al ver cuerpos noqueados), presenta desafíos interesantes cuando se agrupan en grandes números. En esos momentos, la opción de correr o utilizar el revólver se vuelve casi obligatoria.
Los acertijos y niveles de dificultad
Como es de esperarse en un juego de Indiana Jones, los acertijos son un elemento clave. Estos desafíos son variados y, en ocasiones, complicados, pero lo interesante es la posibilidad de ajustar su dificultad.
El juego permite al usuario elegir si desea recibir asistencia para resolverlos o enfrentarlos en su máxima complejidad. Lo mismo ocurre con el nivel de dificultad de los enemigos, lo cual ofrece una experiencia más personalizada y accesible.
Una experiencia cinemática
Quizás el mayor logro de Indiana Jones y el Gran Círculo es que se siente como vivir una película de la franquicia.
La dirección cinematográfica está cuidadosamente trabajada, con tomas espectaculares y escenarios diseñados con gran detalle.
Cada acción y cada escena parecen sacadas de una producción de Hollywood, manteniendo el tono clásico de las aventuras de Indiana.
Encarnar a este personaje —un simple profesor con un látigo y un revólver que puede enfrentarse a enemigos mucho más fuertes— es una experiencia nostálgica y emocionante. El juego logra capturar la esencia del héroe y transportarnos directamente al universo de Indy.
Indiana Jones y el Gran Círculo no solo cumple con las expectativas, sino que ofrece una experiencia inmersiva y bien equilibrada.
Aunque el cambio a la primera persona pudo parecer arriesgado, termina siendo una decisión acertada, gracias a sus mecánicas fluidas, acertijos desafiantes y un diseño visual impresionante.
Pese a algunos detalles menores, como la inteligencia artificial de los enemigos, el juego se siente cinemático, entretenido y auténtico. Explorar templos antiguos, resolver misterios y usar el látigo para sortear desafíos resulta tan divertido como siempre, dejando claro que la esencia de Indiana Jones sigue intacta.
Una aventura que merece ser vivida, especialmente si alguna vez soñaste con seguir los pasos del icónico arqueólogo.