La Revista Forbes le entregó este miércoles al empresario Luis Carlos Sarmiento Angulo el premio a la Excelencia Empresarial 2022, un reconocimiento a su trabajo como emprendedor y su compromiso con varias obras de carácter filantrópico.
Un ejemplo de estas fue la apertura en julio de este año del Centro de Tratamiento e Investigación sobre Cáncer (CTIC) Luis Carlos Sarmiento Angulo, uno de los proyectos más ambiciosos en temas de investigación médica en el país, el cual tuvo una inversión total de 1,4 billones de pesos aproximadamente.
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La empresa privada es la mejor aliada del Estado para cumplir las aspiraciones de la ciudadanía.
Este evento para premiar la excelencia empresarial se ha realizado en varios países de Centroamérica y, si bien es su segunda edición en Colombia, es la primera que se realiza de manera presencial y que se le otorga el galardón a un colombiano. La decisión de entregarle este reconocimiento a Sarmiento Angulo estuvo en manos de un comité directivo y también del equipo editorial de Forbes.
De acuerdo con la revista, este reconocimiento busca resaltar la trayectoria y los aportes de líderes en los negocios que, por su participación en la economía, la generación de empleo y el bienestar son un digno ejemplo para las actuales y futuras generaciones.
Antes de recibir la estatuilla, Luis Carlos Sarmiento Angulo dio un discurso a través del cual destacó que la empresa privada es la mejor aliada del Estado para cumplir las aspiraciones de la ciudadanía, y cada una tiene una gran responsabilidad con los colombianos y en la región, pues hay retos importantes sin resolver, como los índices de pobreza y de desigualdad.
“Una responsabilidad que está demarcada por una ética que debe girar alrededor, no solo de los resultados financieros, sino también de los seres humanos, quienes son los protagonistas y el objetivo último de quienes interactuamos en la sociedad para generar bienestar”, agregó.
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He consagrado mi vida a un trabajo permanente e intenso. Nuestros resultados a lo largo de estas más de seis décadas han sido muy buenos.
Además, afirmó que el respeto del estado de derecho, la dignidad humana materializada en los derechos de las personas y un sistema de justicia eficiente y moderno, son la base de la seguridad jurídica que se requiere para que la inversión y el crecimiento florezcan en la economía del país.
“La seguridad jurídica es sin duda una condición prioritaria para crear la confianza que toda sociedad requiere para lograr el crecimiento económico y social, equitativo y armónico”, aseguró. Además de resaltar que su compromiso es “continuar abriéndole paso a un país que está rompiendo los estereotipos del pasado”.
Como parte de su discurso, Sarmiento Angulo también recordó su paso por la Universidad Nacional de Colombia, donde estudió ingeniería civil. Cuando se graduó, a los 21 años, ya estaba trabajando en una compañía de ingenieros y su carrera profesional la inició construyendo la carretera Bogotá – Choachí.
Luego de dos años como empleado, en 1957 decidió independizarse y abrir una oficina propia para conseguir contratos de obras. Tras 14 años, sin descuidar sus actividades de ingeniería y construcción, incursionó en el sector financiero comprando el Banco de Occidente. Desde esa fecha, ha adquirido más de 25 bancos y entidades financieras que actualmente hacen parte del Grupo Aval.
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“He consagrado mi vida a un trabajo permanente e intenso. Nuestros resultados a lo largo de estas más de seis décadas han sido muy buenos, lo que nos permite contar actualmente con una sólida posición patrimonial. Somos grandes contribuyentes de impuestos nacionales y municipales en todo el país”, destacó el empresario.
La educación siempre ha estado presente en los proyectos filantrópicos que ha liderado Sarmiento Angulo, pues considera que es el pilar fundamental para que la región alcance a los países más avanzados, ya que “con conocimiento se adquieren las habilidades necesarias para el desarrollo de la innovación, la investigación, la ciencia y la tecnología”.
Así mismo, hizo referencia al “momento único de transformación” en el que se encuentra Colombia actualmente, lo que permitirá superar las serias dificultades que puedan venir en los próximos meses, cuando se estará enfrentando un período difícil por los efectos que han generado las medidas encaminadas a reducir la inflación en Colombia y en casi todo el mundo, como lo han sido los incrementos de las tasas de interés por parte de bancos centrales.
Estas fueron las palabras del Dr. Luis Carlos Sarmiento Angulo en la ceremonia de entrega del premio Forbes de Negocios 2022.
Me siento profundamente honrado y muy agradecido al recibir el premio de negocios 2022 a la excelencia empresarial que me otorga la Revista Forbes, un referente a nivel mundial en la comunidad de negocios desde hace más de 100 años y que está llegando a su tercer año con la edición colombiana.
En este momento de mi vida, quisiera hacer un breve recuento para agradecer a todos quienes han estado a mi lado. Mi familia, algunos de cuyos miembros están aquí presentes, y han sido siempre mi razón de ser, mi fuerza interior y mi polo a tierra. Siempre he contado en mis empresas con colaboradores de las más excelsas calidades, personas que con convicción, lealtad y tesón también han influido en forma muy positiva en el progreso de Colombia. En conjunto con ellos hemos construido uno de los grupos más importantes en el sector financiero en Colombia y en Centro América, y en otros sectores como la construcción, el desarrollo de la infraestructura vial y energética, y los medios de comunicación, entre otros.
Al mirar hacia atrás, recuerdo con gran cariño a las personas que me formaron. Estudié mi bachillerato en el Colegio Nacional de San Bartolomé en donde me gradué a los 15 años. Luego realicé mis estudios en la Universidad Nacional de Colombia, en cuyas aulas recibí la preparación académica que ha sido el más invaluable soporte en mi desempeño profesional y recibí el diploma de Ingeniero Civil a la edad de 21 años. En esa época la carrera duraba seis años y las materias se cursaban en períodos anuales, no semestrales. Sólo había ingeniería civil, sin ramas ni especializaciones; era una formación integral y profunda en carreteras, ferrocarriles, cálculo de estructuras, ingeniería de salud pública, alcantarillados, acueductos, centrales hidroeléctricas y en otros campos de acción de la ingeniería, además de administración de empresas y contabilidad, temas estos últimos que me han permitido ampliar mis realizaciones al sector financiero.
Estando en cuarto año de ingeniería empecé a trabajar a tiempo parcial. Por eso, cuando me gradué, ya tenía empleo en una compañía de ingenieros y empecé mi carrera profesional construyendo la carretera Bogotá – Choachí. En 1957, luego de dos años empleado en esa empresa, decidí independizarme y abrir una oficina propia para conseguir contratos de obras. Alquilé una oficina de 14 metros cuadrados en donde trabajábamos tres personas: el contador, el secretario y yo, que era el gerente. Desde ese momento y por muchos años me dediqué a ejercer mi profesión construyendo todo tipo de obras de ingeniería en muchas regiones del país. Adicionalmente, desde 1961, con algunos socios comenzamos la actividad de construcción de vivienda en serie.
Posteriormente, desde 1971, sin descuidar las actividades de ingeniería y construcción y cuando ya había podido crear un capital, incursioné en el sector financiero. Ese año compré el Banco de Occidente y el año siguiente fundé la Corporación de Ahorro y Vivienda Las Villas y la compañía Seguros Alfa. Desde ese momento hemos crecido de forma orgánica y hemos adquirido más de 25 bancos y entidades financieras que he ido fusionando para llegar a tener los cuatro bancos, Bogotá, Occidente, Popular y AV Villas, que constituyen nuestra actividad central en el sector financiero, actualmente agrupados en Grupo Aval, entidad que creamos en 1994, y donde también se reúnen la Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías Porvenir y la Corporación Financiera Colombiana, ambas líderes absolutos en sus respectivos campos. Quisiera resaltar brevemente el trabajo de Corficolombiana, quien además de ser una de las mayores empresas en el desarrollo de obras de infraestructura vial, tiene un gran impacto en el país a través de sus inversiones en múltiples empresas industriales y de sus actividades agrícolas principalmente en caucho y palma.
Más recientemente, desde el 2010, además del crecimiento en Colombia, hemos internacionalizado nuestro grupo financiero con varias compras en Centroamérica: BAC Credomatic, banco que opera en toda la región, Multibank y la sucursal del BBVA en Panamá y el Grupo Reformador en Guatemala.
He consagrado mi vida a un trabajo permanente e intenso. Nuestros resultados a lo largo de estas más de cinco décadas han sido muy buenos, lo que nos permite contar actualmente con una sólida posición patrimonial. Somos grandes contribuyentes de impuestos nacionales y municipales en todo el país. Además, nos sentimos orgullosos de ofrecer empleos permanentes a más de 120,000 colaboradores.
Con la ayuda de Dios hemos podido desarrollar industrias basadas siempre en el trabajo responsable, íntegro y disciplinado, sin incurrir en aventuras imprudentes, conscientes de la magnitud y el peso de nuestras responsabilidades. Desde el primer momento nos ha asistido la convicción de que nuestras metas están indisolublemente ligadas a las metas de los países en los que adelantamos nuestras actividades y, en general, de la comunidad que trabaja por un futuro mejor.
Hoy más que nunca cada empresa tiene una gran responsabilidad con la sociedad en nuestro país y en nuestra región, pues hay retos importantes sin resolver como siguen siendo los índices de pobreza y de desigualdad. Una responsabilidad que está demarcada por una ética que debe girar alrededor, no solo de los resultados financieros, sino también de los seres humanos que son los protagonistas y el objetivo último de quienes interactuamos en la sociedad para generar bienestar. Para quienes creen que la ética y los valores han pasado de moda por cuenta de prácticas poco ortodoxas que pasan por encima de los derechos de las personas, hay que recordarles que el mundo de los negocios, como aprendimos de nuestros mayores, está llamado a deteriorarse si no está presidido por estos valores, virtudes y principios.
Colombia y los países de Centroamérica nos han brindado grandes oportunidades y por ello nuestra apuesta ha sido fundamentalmente por las comunidades de estos países. Con gran convicción hemos asumido, a la par de las empresariales, responsabilidades que nos han llevado a impulsar proyectos filantrópicos enfocados en los ejes centrales que favorecen el desarrollo de esta región. Ellos apuntan con claridad a dos sectores cruciales para la reducción de la desigualdad: la salud y la educación. Queremos dejar a las nuevas generaciones una huella social que va más allá de la optimización de los resultados de las empresas. Allí reside desde hace muchos años este gran desafío hacia el futuro.
En el campo de la salud, inauguramos recientemente un Conjunto Hospitalario dedicado a la atención del cáncer en Bogotá, el Centro de Tratamiento e Investigación en Cáncer CTIC. Uno de los más modernos hospitales de nuestra región, constituido como una Fundación sin ánimo de lucro, que construimos íntegramente con nuestros propios recursos. Es nuestro propósito que este centro de investigación en temas de cáncer sea un referente en toda la región y un polo para atraer los más destacados científicos colombianos, para hacer sus trabajos de investigación en el país.
La educación siempre ha estado presente en nuestros proyectos filantrópicos, pues consideramos que es el pilar fundamental para que nuestra región alcance los países más avanzados, pues sabemos que con conocimiento se adquieren las habilidades necesarias para el desarrollo de la innovación, la investigación, la ciencia y la tecnología. Por esto quisiera recordar algunos proyectos realizados en este campo. En 1972 con cinco apreciados colegas fundamos la Escuela Colombiana de Ingeniería. También con nuestros propios recursos, construimos y donamos el edifico de ciencia y tecnología a la Universidad Nacional de Colombia, mi alma mater, un edificio con un área de casi 10,000 metros cuadrados que alberga hoy una de las más importantes bibliotecas de Ciencia y Tecnología de Colombia que se inauguró en 2008. He contribuido con donaciones y he participado en la junta directiva de Colfuturo, entidad que presidí por cerca de 25 años, una institución que, con ayuda del Gobierno Colombiano, envía miles de profesionales por año a hacer estudios de maestrías y doctorados en las mejores universidades del mundo.
Paralelamente con el ejercicio de mi profesión de Ingeniero Civil, he realizado ingentes esfuerzos para procurar que la justicia se convierta en una columna fundamental del desarrollo de nuestros países. Esa sigue siendo una tarea pendiente que nos compromete a trabajar por ella. Siempre he creído con gran firmeza que el respeto del estado de derecho, la dignidad humana materializada en los derechos de las personas y un sistema de justicia eficiente y moderno son la base de la seguridad jurídica que se requiere para que la inversión y el crecimiento florezcan en nuestras economías. La seguridad jurídica es sin duda una condición prioritaria para crear la confianza que toda sociedad requiere para lograr el crecimiento económico y social, equitativo y armónico.
Colombia se encuentra hoy en un momento único de transformación, con la mira puesta en un futuro que la separe definitivamente de los escenarios de violencia, dolor e inequidad. Ello nos va a permitir superar las serias dificultades que puedan venir en los próximos meses, cuando estaremos enfrentando un período difícil por los efectos que han generado las medidas encaminadas a reducir la inflación en Colombia y en casi todo el mundo. Sin embargo, nuestro compromiso es continuar abriéndole paso a un país que está rompiendo los estereotipos del pasado, en el que la empresa privada es la mejor aliada del Estado para cumplir las aspiraciones de la ciudadanía.
Muchas gracias a todos.
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