“La solución a la critica situación energética que enfrenta el país no da más espera. El desabastecimiento de energía eléctrica está a la vuelta de la esquina, por lo que se acabó el tiempo para tomar decisiones que erradiquen, de una vez por todas, el riesgo de un nuevo apagón”. Con estas palabras Natalia Gutiérrez Jaramillo, presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), reitera su llamado al Gobierno para que unan esfuerzos para evitar que Colombia vuelva a quedar a oscuras.
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“Invitamos al Presidente (Gustavo Petro), a su equipo de gobierno a construir junto con las empresas a construir salidas a esta crisis, creemos que de manera articulada podemos transitar este camino hacia un país de carbono neutralidad. Estamos dispuestos a trabajar para desatrasarnos y en sacar adelante la transición energética que el país necesita”, insistió la vocera gremial.
Es precisamente en medio de esa compleja coyuntura energética que agobia al país que Acolgen realiza su 16.° Congreso Anual de Energía en Bogotá, en el que se abordará n temas como el futuro energético del país, el impacto económico y social de la falta de energía, las reformas que requiere el este sector, pero, de manera especial, las alternativas que tiene Colombia para enfrentar esta crisis que la tiene al borde de un nuevo apagón.
¿Estamos ‘ad portas’ de un nuevo apagón?
Acolgen no hace proyecciones, pero sí hay información pública, no solo de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), sino de la Universidad Nacional, que indican que hay faltantes de energía para el 2026 y el 2027, lo que significa que si la demanda sigue creciendo al ritmo actual y si los proyectos en construcción continúan demorados, podría haber racionamiento. Pero también es una realidad que el déficit se podría dar antes, según un informe que publicó XM hace una par de semanas, en el que plantea escenarios en donde en 2025 podríamos no tener energía en firme bajo los criterios de confiabilidad mínima que maneja ese operador.
¿Cómo conjurar esa situación país?
Tenemos una situación que ya dejó de ser coyuntural y se volvió estructural porque los proyectos de generación y de transmisión eléctrica no están entrando a tiempo. En 2021, según XM, ingresó el 7 por ciento de la energía esperada; en 2022 entró el 28 por ciento y el año pasado solo el 17 por ciento. Para el 2024 vamos apenas en 13 por ciento y estamos en septiembre, esta es una realidad de la que no podemos alejarnos, por lo que es urgente tomar decisiones que permitan asegurar que los proyectos puedan entrar en operación en las fechas que se han programado.
La transmisión también es un reto enorme en este momento porque, según dicho operador, el promedio de atrasos del sistema de transmisión nacional es de unos 55 meses, casi 5 años, lo que significa que las líneas que se necesitan para inyectar nueva energía no están llegando a la velocidad que requiere el país.
¿Dónde es más critico ese problema de transmisión?
El refuerzo de Bogotá, que creo que todos conocemos y que trae energía desde Chivor a la Capital del país es uno de esos atrasos, casi de casi 10 años. Otro ejemplo es la colectora en La Guajira de la cual dependería la entrada de un giga, que es equivalente al 10 por ciento de la demanda de energía del país. Esa línea debía estar conectada desde el 2022 y gracias a información de Juan Ricardo Ortega (presidente del Grupo de Energía de Bogotá – GEA), una vez se den los permisos ambientales tardaría 100 semanas en construirse, es decir, debería entrar en operación en agosto del 2026.
Esas esas dos coyunturas, sumado a que tenemos un fenómeno del Niño que nos mostró que los usuarios regulados en zonas más calientes de Colombia llegan a consumir 15 por ciento más durante las olas de calor, que no se está materializando la Niña con la intensidad esperada y que estamos con estrechez entre oferta y demanda de energía, pues nos obliga a hacer de nuevo un llamado al Gobierno para trabajar juntos. Tenemos que sacar adelante los proyectos, hay que dar señales de política pública para que se dé la expansión, necesitamos las subastas de energía y darle seguridad jurídica a los inversionistas.
¿Sigue estancada la inversión en el sector?
La realidad es que no podemos cambiar las reglas de juego en momentos en que necesitamos cerca de 9 billones de pesos anuales en nuevas inversiones para atender la demanda de energía de aquí al 2027. Pero cuando se empieza a hablar de reforma a la Ley de Servicios Públicos, cuando la Creg (Comisión de Regulación de Energía, Gas y Combustibles) da señales de intervención del mercado, lo único que hace es poner en juegos las inversiones futuras, es un lujo que no podemos darnos en este momento, cuando el faltante de energía está a la vuelta de la esquina y eso se junta con los faltantes de gas natural.
Esa escasez terminaría afectando a las térmicas…
Claro. Nosotros tenemos un parque hidráulico y otro térmico, el cual nos gustaría encenderlo con un combustible de transición, como el gas y ojalá gas nacional, que es mucho más eficiente en precios que el importado. Pero en la medida que no hay certeza sobre la disponibilidad de ese combustible y que habrá un déficit, pues nos pone en un aprieto adicional porque que son tres sectores peleándose (hogares, industria y térmicas), justo en un fenómeno del Niño o cuando estamos en sequías, época en la que siempre necesitamos respaldo térmico.
Existe un diagnóstico claro de la situación, ¿por dónde empezar a aplicar las soluciones?
Lo primero, hay que darles seguridad a los inversiones sobre la existencia de reglas de juego claras; lo segundo, acceso a la red y eso significa, que el tema de los puntos de conexión, hay que resolverlo con las convocatorias que está haciendo la Upme de manera más acelerada para desatrasar las grandes líneas de transmisión; tercero, que haya acompañamiento para gestionar la conflictividad social y que se permitan acuerdos con las comunidades, porque muchas veces ni el licenciamiento ambiental ni la consulta previa son el problema, y por último, no hay que estigmatizar ningún tipo de tecnología.
Colombia tiene una matriz eléctrica muy limpia, necesitamos combustibles de transacción como el gas para ir hacia ese camino de carbono neutralidad que tanto quiere este Gobierno. Pero renunciar a una tecnología como la térmica sería algo que no es eficiente, ni sostenible ni confiable.
Necesitamos las térmicas para evitar situaciones como las que registra Ecuador que tiene horas diarias de apagón porque no hicieron las inversiones que requerían en los últimos 10 años dado que no dejaron entrar al sector privado. Tenemos que cuidar nuestro sistema de confiabilidad, porque al final la discusión de precios por falta de energía se nos convierte en un problema de escasez de energía.
¿Dónde cree que esté el verdadero cuello de botella de esta situación?
El diseño de mercado que tenemos es lo que ha permitido que no nos apaguemos en los últimos 30 años. Claro, se necesita tomar decisiones de política pública todo el tiempo y aquí no se están tomando esas decisiones para este sector
Lo queremos decir es que XM está levantando una alarma, que la Upme está haciendo proyecciones de demanda que si se cruzan con la misma información del operador nos da escenarios de déficit en corto plazo. Aquí lo importante es que el Gobierno entienda los mensajes que le envían sus propias entidades, que en este sector hay que maniobrar, por lo menos, 5 o 6 años antes de que se asome un déficit, porque construir un proyecto toma más tiempo del presupuestado.
Y las subastas para cuándo…
Lo que pasa hoy es que la señal de expansión grande que queda para nuevas plantas la tiene que dar el Gobierno sacando la reglamentación y las resoluciones con la Greg de las subastas de energía a largo plazo. Desde hace más de 2 años estamos diciendo que hay que hacer subastas y la que se realizó a principios de este año fue deficitaria y el mismo Gobierno lo reconoció. Estamos pidiendo que se dé la señal lo más rápido posible para hacer las inversiones que se necesitan.
Pareciera que nuestro sistema energético está en una situación muy compleja…
El diseño de mercado que tenemos es lo que ha permitido que no nos apaguemos en los últimos 30 años. Claro, se necesita tomar decisiones de política pública todo el tiempo y aquí no se están tomando esas decisiones para este sector. Es muy costoso desatrasarnos si no se dan señales de expansión. En gracia, discusión puede que este diseño neceasite mejoras, pero lo que tenemos es supremamente bueno. La solución realmente es más energía, pero hay que hay que operativizar la política pública, hay que tomar decisiones de política pública y en eso estamos demorados. No es que el sistema o el diseño no funcione, es que están demoradas las decisiones, por eso el llamado insistente al Gobierno para que trabajemos unidos para fortalecer el sector energético colombiano.