En la región las personas viven ahora vidas más largas, a la vez que deciden tener menos hijos, principalmente, debido a situaciones como la desigualdad estructural entre los países, a las que se suman desigualdades relacionadas con el origen étnico o racial, el ingreso económico y la edad, según reportó en su más reciente informe el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
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El estudio expone cómo Latinoamérica está sufriendo un acelerado cambio demográfico que hace que las poblaciones en los países estén envejeciendo con reducidas tasas de fecundidad.
Al desafío de ver decrecer la población se suma que en América Latina y el Caribe se producen 1’643.000 nacimientos en niñas y adolescentes menores de 19 años. De estos embarazos, 36.000 equivalen a menores de 15 años, es decir, que cuatro niñas serán madres cada minuto en la región. Una tasa que, según la ONU, no se ha movido en las últimas dos décadas y cuyo origen es en su mayoría consecuencia de un abuso sexual.
Pero tal vez el dato que más prende las alarmas en la región, según el UNFPA, es que la mitad de las adolescentes que tuvieron su primer hijo entre los 14 y los 20 años tuvieron un segundo hijo antes de cumplir 21. Y ese número se eleva a 3 de cada 4 personas gestantes, si fueron madres antes de los 15, que probablemente tendrán un tercer hijo antes de terminar la adolescencia.
En entrevista con El TIEMPO, Susana Sottoli, directora para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas, entregó detalles sobre los cambios demográficos en la región.
Sottoli fue una de las invitadas a la Quinta Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América latina y el Caribe, que se desarrolló en Cartagena de Indias, y donde expertos de todo el planeta les pusieron la lupa a las políticas públicas para las mujeres, niñas, minorías y comunidades en condición de discapacidad, entre otros temas, en América Latina.
Susana Sottoli, directora para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
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¿Cuáles son los principales cambios demográficos que está experimentando Latinoamérica y el Caribe?
En Latinoamérica las personas viven ahora vidas más largas, las mujeres deciden, o las familias deciden, tener menos hijos. También ha habido cambios migratorios, con muchas personas moviéndose dentro de la región buscando mejores oportunidades de vida.
¿Por qué las mujeres están teniendo menos hijos?
Por situaciones como la desigualdad estructural entre los países y desigualdades que tienen que ver con el origen étnico o racial; el ingreso económico o las edades. Latinoamérica ha estado en un acelerado cambio demográfico que hace que las poblaciones en los países estén envejeciendo y con tasas reducidas de fecundidad; es decir, las mujeres están teniendo menos hijos.
¿En promedio cuántos hijos están teniendo las mujeres en la región?
En promedio menos de lo que se llama tasa de reemplazo, que es aproximadamente 1,8. Quiere decir que el promedio de fecundidad debiera ser dos o más de dos, para que se reemplace la población en el mismo número (por parejas). Este proceso, que por ejemplo en Europa puede haber tomado 50 años de disminución de la fecundidad y envejecimiento poblacional, así como la reducción del número de población joven, en Latinoamérica se está dando casi a la mitad del tiempo.
¿Debería preocuparnos este fenómeno tan acelerado?
Los cambios demográficos tienen importancia en términos del diseño de políticas públicas y cómo los países están preparados para afrontar esos cambios, que no necesariamente deben generar lo que llamamos una ansiedad demográfica: somos muchos o somos pocos.
¿Es decir, nos estamos convirtiendo en una población menos joven?
Nos estamos envejeciendo, hay cada vez menos gente joven, pero son procesos naturales, algunos tienen que ver con procesos como la migración cuando la gente decide mudarse, pero estos cambios no se reparten equitativamente en todas las poblaciones y los gobiernos pueden y deben diseñar medidas para abordarlos.
La mitad de las adolescentes que tuvieron su primer hijo entre los 14 y los 20 años tuvieron un segundo hijo antes de cumplir 21.
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¿Qué medidas deberían tomar los gobiernos para afrontar estos cambios?
Garantizar derechos y bienestar a las personas, sin utilizar medidas coercitivas como por ejemplo que las mujeres o las familias tengan más hijos, o crear una sensación en la población de que ahora hay más población de mayor edad y entonces o invertimos en los ancianos o invertimos en los jóvenes. No es necesario ese tipo de abordaje, sino un abordaje más de tipo contrato social, en donde la sociedad decide dónde están las prioridades y se intenta distribuir y asegurar bienestar para todos.
También preocupan los embarazos en niñas y adolescentes…
Estas transformaciones demográficas influyen de manera desigual en la gente. Por ejemplo, tomemos la fecundidad: decíamos que en las mujeres en Latinoamérica están teniendo menor cantidad de hijos, pero esto no aplica para todas por igual. Por ejemplo, el caso de fecundidad en adolescentes es un indicador que resiste a reducirse de manera acelerada en esta región, y preocupa porque sucede en niñas entre los 15 y 19 años, lo que trunca proyectos de vida. Adolescentes que es probable que dejen la escuela y tengan que dedicarse a un embarazo prematuro con riesgo obstétrico, es decir morirse de parto o de post parto. Significa también que, probablemente, tendrá menores posibilidades educativas y menores ingresos en el futuro.
¿En qué están fallando los estados de esta región que ven aumentar los embarazos en menores de 14 años?
Detrás de esos casos hay un crimen. Estamos hablando de violación o abuso sexual a menores, y eso está aumentando en la región y requiere de un abordaje diferente en donde no solo es una cuestión de prevención, sino también de acceso a la justicia y de reparación y sobre todo de cambio de ciertas normas sociales y de género que hacen que todavía se vea a las adolescentes y niñas, en ciertas culturas, como aceptable que tengan parejas mayores y por tanto entren en uniones tempranas.
¿Cómo enfrentar esta tragedia?
Necesitamos datos. Necesitamos saber dónde están y quiénes son esas mujeres esas niñas que se quedan por fuera del radar de las políticas públicas. en general sabemos que son mujeres y niñas de comunidades afrodescendientes, e indígenas remotas, en donde todo este conjunto de causas se amplifica y tienen una vida y una trayectoria muy diferente a la que podría tener un adolescente de clase media o media alta de Bogotá, Lima o Sao Paulo, comparada con una chica afrodescendiente del Chocó o indígena del Altiplano de Bolivia.
Al desafío de ver decrecer la población se suma que en América Latina y el Caribe se producen 1’643.000 nacimientos en niñas y adolescentes menores de 19 años. De estos embarazos, 36.000 equivalen a menores de 15 años, es decir, que cuatro niñas serán madres cada minuto en la región.
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De otro lado, las migraciones también afectan a las poblaciones en América latina y el Caribe, ¿cuál es el panorama?
Este es un muy buen ejemplo de lo que decía sobre los procesos demográficos, que no necesariamente tienen un signo positivo o negativo de manera generalizada. La migración es un fenómeno poblacional que ha existido siempre y que por tanto no se trata de frenarlo o penalizarlo, sino de gestionarlo y ahí tengo que decir que Colombia ha hecho un trabajo magnífico en este sentido. Y no solamente de reconocer en sus políticas migratorias el derecho de las personas a buscar mejores oportunidades de vida migrando, ya sea interna o externamente, sino que también Colombia ha establecido programas de integración de migrantes reconociendo y haciendo realidad esa declaración normativa de derechos.
¿Cómo deben gestionar de manera asertiva los flujos migratorios los Estados?
Se trata de conciliar las necesidades de la población migrante con las necesidades de la población receptora. Se trata de justamente de evitar que las comunidades receptoras sientan que las poblaciones migrantes vienen a quitarles trabajo o a ocupar viviendas destinadas a ellos. Todo esto es parte del proceso y por eso una gestión de política migratoria es importante. Si no es así, se generan conflictos innecesarios. existen países en el Caribe, como Costa Rica, o inclusive en Uruguay, en donde el envejecimiento poblacional está más marcado, y se habla de la posibilidad de acoger a poblaciones migrantes que tienen una mayor intensidad o deseo de tener hijos y, de alguna manera, aportar al reemplazo poblacional que estas naciones no tienen.
Susana Sottoli, directora para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
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¿Cómo afecta el cambio climático a los flujos migratorios en nuestra región?
Acabamos de realizar un estudio y mapeamos, a través de técnicas de georreferenciación geoespacial, la ubicación de poblaciones en zonas costeras bajas de Latinoamérica y el Caribe. El resultado indica que son millones las personas en esta región en riesgo porque el nivel de las aguas sube. A las inundaciones se suman huracanes y tormentas tropicales, esto además de afectar a las personas impacta la infraestructura hospitalaria y demás. El cambio climático está obligando a las personas a migrar a salir de situaciones de riesgo hacia otras regiones. Está afectando también los procesos de salud sexual y reproductiva. El uso de ciertos pesticidas afecta al planeta y a la salud humana y efectos en la salud sexual y reproductiva.
¿Cuáles fueron las principales conclusiones del encuentro internacional que cerró en Cartagena?
La conferencia tuvo compromisos concretos y se hizo un llamado a que las políticas públicas de desarrollo deben tener a las personas y a los derechos de estas en el centro, especialmente, en temas como equidad de género, derechos de salud sexual y reproductiva, y atención a las disparidades. Las políticas públicas deben igualar las oportunidades y deben llegar a niñas y mujeres que no tienen acceso a oportunidades: ampliar el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, luchar contra el embarazo adolescente, necesitamos políticas decididas para atacar la mortalidad materna, gestionar la migración basada en derechos y respetar las diversidades sexuales. Dar especial atención a las personas con discapacidad.
John Montaño – Corresponsal de EL TIEMPO – Cartagena

