Tras los fuertes movimientos telúricos que se sintieron en Bogotá, muchos usuarios revivieron la profecía realizada por el padre Magallo en 1827 tras el saqueo a la Capilla del Sagrario.
Cabe destacar que esta historia lleva casi dos siglos y que se populariza cada vez que un sismo sacude la capital en el mes de agosto. El Servicio Geológico Colombiano ha dicho en repetidas ocasiones que estos movimientos no se pueden predecir.
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La historia de los temblores que podría “destruir” la capital se encuentra en el libro ‘Reminiscencias de Santafé y Bogotá’ de José María Cordovez Moure. En este, se asegura que el padre Francisco Magallo realizó una profecía.
“El 31 de agosto de un año que no diré, sucesivos terremotos destruirán Santafé”, dice el texto.
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La profecía se populariza cada vez que tiembla en agosto
revista ‘El gráfico’
Tan solo 16 días después de esta frase, un temblor sacudió a Bogotá e hizo que muchos recordaran las palabras del sacerdote: “Ocurrió el 15 de noviembre de 1827 […] ningún terremoto había causado en Santafé tantos daños”, recoge el libro.
El 31 de agosto de 1917 un temblor sacudió a Bogotá
El 31 de agosto de 1917 los bogotanos presenciaron un terremoto que registró réplicas por casi una semana más. Para ese entonces, EL TIEMPO describió: “Una situación trágica que tiene a la ciudad entera en el estado de angustia más grande que se recuerde en la capital”.
Por lo que reportó EL TIEMPO, el primer terremoto se sintió ese miércoles a las 10:25 de la noche, el segundo tan solo 19 minutos después y hubo otro en la madrugada del jueves.
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La profecía se populariza cada vez que tiembla en agosto
EL TIEMPO escribió que toda la ciudad se vio afectada fuertemente, pero principalmente el barrio Chapinero, donde además se cayó la catedral principal. Edificios enteros se destrozaron por completo y algunos sufrieron daños muy graves, como el claustro del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
Según el Servicio Geológico Colombiano: “Bajo los escombros de la torre de la iglesia de Lourdes fallecieron 6 personas y otras más murieron al caerles encima ladrillos y cornisas. Debido al pánico generalizado hubo numerosos heridos y se reportaron colapsos nerviosos y ataques al corazón”.
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Para la época, Bogotá ocupaba tan solo un pequeño sector de la ciudad que se conoce en la actualidad. “Se enmarcaba entre las actuales calles 32 y 3 sur y entre las carreras 1 y 24, y se alargaba hacia el norte hasta el sector de Chapinero, donde había fincas de recreo que gradualmente se convirtieron en residencia permanente de familias adineradas”, dice el SGC.
¿Qué paso después?
En la iglesia de Lourdes se encontraron seis cuerpos y otras más fallecieron debido a colapsos nerviosos y ataques al corazón. Debido a la caída de techos y agrietamiento de muros en los hospitales, la atención a los heridos se vio afectada.
El temor de las familias a que ocurriera otro devastador temblor, hizo que estas migraran a la Sabana y poblaciones cercanas. Se levantaron campamentos en donde se refugiaron tanto damnificados como personas temerosas de permanecer en sus viviendas.
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