El mercado de telecomunicaciones en Colombia no es ni distinto ni especial de cara a la situación global de esta industria. En varios países se vive una compleja situación financiera por la característica deficitaria de este negocio de las comunicaciones móviles y fijas de internet: Arpus (ingreso promedio por usuario) cada vez más bajos, que exigen por el contrario fuertes sumas de inversión en redes e infraestructura para ampliar constantemente la capacidad y velocidad del servicio; encima, con aplicaciones como Netflix, YouTube, TikTok o Spotify, por mencionar algunas, que consumen más de la mitad del ancho de banda de esas redes sin poner un peso para su manutención y soporte, entre otros.
La consolidación de Tigo y Movistar es necesaria y urgente. Foto:iStock
Esto sin contar con los altos costos, en dólares, de la conectividad internacional que se debe pagar (no, internet no nace en Colombia debajo de la tierra, viene por cable de Estados Unidos y es caro), así como de las regulaciones de calidad, servicio y obligaciones que le suman varios millones de dólares al año a la operación de estas empresas.
En todo el mundo el sector de telecomunicaciones se está consolidando y decantando en dos, máximo tres, operadores que puedan soportar las exigencias operacionales y financieras de un negocio que requiere mucha inversión.
Y lo mismo ha de pasar en Colombia. Por eso la consolidación de Tigo y Movistar es necesaria y urgente. En días pasados, entre los muchos, varios, bastantes, temas urgentes que están congelados en el Ministerio de las TIC, se conoció un concepto que dicha cartera emitió ante un requerimiento de la Superintendencia de Industria y Comercio sobre dicha consolidación empresarial.
Sin ser nada novedoso, el Mintic, en resumen, encuentra que son más los beneficios que los riesgos de dicha fusión, tanto para la estabilidad del mercado como para los usuarios en el país, con un mayor equilibrio competitivo, de eficiencias operacionales.
Advierte, no obstante, el Ministerio de las TIC que la SIC deberá analizar muy bien que la unión entre Tigo y Movistar no incentive un posible “duopolio técnico”, concepto que en realidad, por la experiencia en otros países, no sería un riesgo real, pues con Claro, el líder del mercado, y Wom, en plena recuperación y con condiciones especiales por ello, se encargarían de proponer una sana lucha competitiva de precios y servicio al nuevo operador integrado.
A estas alturas del partido, la unión entre Tigo y Movistar no solo es necesaria, benéfica, sino urgente para el país. De no darse, esta industria se sumergiría en un complejo escenario que pondría a tambalear todo el negocio: Tigo y Movistar se sumarían a Wom como operadores en crisis financiera y de sostenibilidad, se ampliarían tanto el tamaño como el dominio de Claro, empresa que hoy, ayer y siempre va como una locomotora invirtiendo, ampliando redes, lanzando servicio y, cómo no, vendiendo y ganando más mercado, ampliando las diferencias de participación que siempre han sido un dolor de cabeza para todos.
Ojalá la SIC se pronuncie pronto, con total altura técnica, permitiendo la fusión, minimizando los riesgos de concentración y facilitando la libre competencia de mercado en una industria que si algo necesita es oxígeno y menos cargas para sobrevivir.
JOSÉ CARLOS GARCÍA