El anuncio del nuevo ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, en el sentido de incluir en la próxima reforma tributaria un impuesto no solo a las gaseosas y bebidas azucaradas, sino además a los llamados alimentos ultraprocesados, quiere decir que varios productos de la canasta familiar que se consumen con alta frecuencia, tendrán el nuevo gravamen.
Así, artículos como las carnes procesadas, es decir, la de hamburguesa o las salchichas (estas dos hoy ya pagan IVA), las papas fritas y productos similares de paquete, e incluso otros como el yogur de frutas y la leche en polvo para bebés, entrarán en el nuevo impuesto que se alista por gobierno de Gustavo Petro.
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De acuerdo un documento de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en la categoría de alimentos ultraprocesados también están, además, las papas fritas y todas las demás frituras de paquete (chicharrón, maizitos, tostacos, entre otros), chocolates, helados, caramelos, así como los panes, pasteles y tortas empaquetados, los cereales endulzados para el desayuno, las barras energizantes, la mermelada, las margarinas, los nuggets y las sopas, pastas y postres, en polvo o envasados.
Igualmente, entre otros productos están las bebidas azucaradas a base de leche, incluido el yogur para beber de fruta; bebidas y néctares de fruta; bebidas de chocolate; la leche ‘maternizada’ para lactantes y preparaciones lácteas complementarias, los llamados productos ‘saludables’ o ‘para adelgazar’, como sustitutos en polvo o alimentos ‘fortificados’ de platos o de comidas.
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En el caso del impuesto a las gaseosas, este gravamen afectaría casi 5 veces más a la población pobre que a la de estratos altos, ya que estos productos tienen un peso de 0,71 por ciento en sus compras mensuales, mientras que en los seguros el peso de estos productos en su canasta es del 0,15 por ciento.
Es decir, el peso de estos productos en los hogares pobres en su mercado mensual es 4,7 veces mayor, lo cual haría que sea un impuesto regresivo porque les cobraría más a los pobres que a los ricos como proporción del ingreso que reciben los primeros.
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Una situación similar, aunque en menor proporción, se observaría en las carnes preparadas y de charcutería, que no es otra cosa que las hamburguesas listas para asar que se venden en establecimientos comerciales, las salchichas del perro caliente, pero también los salchichones, el chorizo, el salami y el jamón, entre otros.
Mientras que esta categoría de productos en hogares de ingresos altos pesa un 0,28 por ciento en sus compras mensuales, en las familias pobres el peso es de casi el doble (1,8 veces) y una situación similar ocurriría al gravar las papas fritas con el nuevo impuesto, ya que este producto pesa 1,7 veces más en la canasta familiar de una familia pobre que lo que representa para una de alto ingreso.
Otros ejemplos del impacto
Otra categoría en la que habría un mayor impacto para las familias pobres con el nuevo impuesto anunciado por los nuevos funcionarios del presidente electo, Gustavo Petro, es en el caso de los dulces y los caramelos.
Al respecto, de acuerdo con los datos del Dane, mientras que estos productos pesan el 0,04 por ciento en las compras mensuales de un hogar de clase alta, para una familia pobre representa el 0,1 por ciento, es decir, 2,5 veces más.
Otro efecto importante se vería al gravar con el nuevo impuesto a las sopas y cremas listas para preparar, producto que pesa tres veces más en las compras del mes para un hogar pobre que para uno rico, ya que en el primero su peso es de 0,12 por ciento en sus compras mensuales, mientras que para el segundo es de solo 0,04 por ciento.
Con la decisión del nuevo gobierno, y según los datos del Dane, el yogur de frutas, que en la canasta del Dane entra en la categoría de otros derivados de la leche, esta tiene un peso de 0,25 por ciento para un hogar pobre y uno de 0,2 por ciento para uno de alto ingreso.
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