La MatePad Pro 12.2 no se presenta como una tableta más. Desde el primer momento en que se despliega su pantalla PaperMatte, queda claro que Huawei buscó algo distinto: un dispositivo ultraligero que, junto al teclado Glide, intenta ocupar el lugar del portátil en la mochila.
Durante varias semanas de prueba, la pregunta fue siempre la misma: ¿puede esta tableta ser el único equipo de trabajo?
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La experiencia arranca con la pantalla. Se trata de un panel OLED Tandem de 12,2 pulgadas que alcanza los 2.000 nits de brillo y 144 Hz de refresco. Pero más allá de las cifras, lo importante es la sensación: la superficie mate elimina casi por completo los reflejos y convierte la lectura de textos largos en algo cercano a tener un papel entre las manos.
Fue posible trabajar en cafeterías soleadas, revisar documentos en exteriores e incluso leer en la terraza sin buscar ángulos imposibles. Esa ausencia de distracción visual cambia la percepción de lo que puede ser una jornada de ocho horas frente a una tableta.
La metamorfosis en portátil llega con el teclado Glide. La funda magnética se acopla con firmeza y ofrece teclas con recorrido suficiente para escribir durante horas sin sentir que se trata de un accesorio improvisado.
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El trackpad sorprende aún más: grande, preciso y con la respuesta que uno espera de un ultrabook. En la práctica, escribir artículos, navegar entre pestañas o mover archivos dejó de requerir un ratón adicional. La tableta pasa a ser, en uso real, un computador delgado de apenas 508 gramos.
HarmonyOS 4.3 complementa la jugada. El sistema está pensado para trabajar en paralelo: ventanas flotantes, arrastrar y soltar archivos, mantener procesos abiertos sin cierres forzados. Incluso los navegadores cargan en versión de escritorio por defecto, algo que puede parecer menor pero que cambia todo cuando se depende de gestores de contenidos, editores online o sistemas corporativos. Nada de páginas recortadas a la fuerza para móvil: la MatePad ofrece experiencia de escritorio en formato tableta.
En rendimiento, el Kirin T92A con 12 GB de RAM se siente suficiente para el día a día: navegación pesada, edición ligera de fotos o videos, trabajo ofimático sin pausas. No pretende competir con chips de gama más alta, pero cumple con fluidez. Y lo refuerza la batería de 10.100 mAh, que permitió jornadas de 12 a 13 horas antes de buscar el cargador. Cuando la energía se agota, la carga rápida de 100 W devuelve la vida completa en menos de una hora, lo que refuerza la idea de movilidad real.
El viejo obstáculo de Huawei —la ausencia de Google Play— se resuelve hoy con GBox. Con él es posible instalar Gmail, Drive o Meet sin fricciones, y la integración resulta lo bastante estable como para no entorpecer la rutina laboral. Para quienes prefieren evitar suscripciones, Huawei también incluye aplicaciones propias de ofimática, capaces de abrir y editar documentos sin depender de servicios externos ni de la nube.
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Al final, la MatePad Pro 12.2 consigue algo que parecía inalcanzable para una tableta: ofrecer la comodidad de un portátil en un cuerpo más delgado y ligero. No reemplazará a una workstation para edición pesada ni a un portátil de alto rendimiento en sectores creativos exigentes, pero sí puede convertirse en el equipo principal de estudiantes, periodistas y ejecutivos que buscan portabilidad sin renunciar a la productividad.
Más que un accesorio, esta MatePad es una declaración: la tableta ya no es solo para consumir contenido, sino para crearlo y gestionarlo. Y lo hace con tres cartas fuertes —pantalla sin reflejos, teclado con trackpad y batería de larga duración— que la acercan más a un portátil que a cualquier tableta convencional.