Las calles de Bogotá se volvieron escenario sistemático de movilizaciones y plantones. La mayoría, siete de cada 10, están motivadas en reclamos del orden nacional o en el respaldo de la agenda del Gobierno Petro. En una menor proporción son por asuntos de la ciudad.
Y dos de cada cinco involucran la toma de alguna entidad del Gobierno nacional o de edificios privados donde funcionan entidades del nivel central, como el Centro Comercial San Martín, donde se encuentra el Ministerio de Agricultura.
LEA TAMBIÉN

Esta semana, de hecho, el llamado Congreso de los Pueblos se tomó a la fuerza el campus de la Universidad Nacional -ingresaron 2.300 personas con 26 cocinas e insumos médicos- y controlaron e identificaron a la comunidad educativa; y las sedes de los ministerios del Interior y de Vivienda, la Agencia de Tierras y la Unidad para las Víctimas. Incluso, el viernes protagonizaron un hecho violento frente a la Embajada de Estados Unidos. Atacaron con flechas a los policías de la Undmo que entraron a contener la violencia. Cuatro fueron heridos.
Este año, con corte al 16 de octubre, la Secretaría de Gobierno contabiliza 1.485 movilizaciones, para un aumento del 17 por ciento frente a 2024. La actual alcaldía ha atendido 2.754 protestas.
Manifestaciones en la Universidad Nacional Foto:Sumnistrada
Y si bien en la retina de los ciudadanos han quedado las imágenes de los disturbios y del vandalismo en fachadas de edificios, vitrinas de negocios y en estaciones y buses de TransMilenio, según el secretario de Gobierno, Gustavo Quintero, estas no son la generalidad. El 95 por ciento de las manifestaciones se solucionan entre las partes y con diálogo, solo el 5 por ciento terminan con disturbios y violencia. En estos casos, explicó, es cuando ingresa la fuerza pública.
“Actuamos con un PMU. Nos toca actuar ajustados a la norma, que es inflexible; pero equilibrando el derecho a la protesta con el derecho a la ciudad que tienen los bogotanos”, dice Quintero, quien rechaza los bloqueos y afirma que, si bien estos generan afectaciones, no duran tanto como se cree -con excepción de uno de 13 horas en 2024 y otro de 6 horas- y que después de 45 minutos se vuelven intermitentes. “Cuando ya no hay voluntad de diálogo, se levanta el canal de diálogo”, explica. Ahí es cuando aparece la Undmo.
LEA TAMBIÉN

Afectación al transporte público masivo
En todo caso, son muchas las movilizaciones que incluyen bloqueos de vías y generan congestiones vehiculares y afectan las troncales de TransMilenio, el sistema de transporte público masivo que cada día moviliza a 4 millones de personas.
Mientras al 12 de octubre de 2024 se reportaron 527 eventos que impactaron al sistema, en el mismo periodo de 2025 se contaban 890, es decir, 363 más. Esos datos representan en promedio más de tres eventos al día que afectan los componentes troncal y zonal.
Según estima la empresa distrital, un bloqueo en hora pico, como suelen ocurrir los jueves en la calle 26 por cuenta de los disturbios que causan encapuchados frente a la Universidad Nacional, afecta a 700.000 personas. En promedio este tipo de eventos tienen una duración de 5 horas.
Bloqueos en Bogotá Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO
La última fue corta y sucedió el jueves y no ocurrió frente a la Nacional, sino en el Portal 20 de Julio. Durante unos 30 minutos, encapuchados -presuntamente los mismos de la Nacional- promovieron el ingreso masivo sin pagar. Eso afectó a 60.000 personas.
Un informe de la empresa TransMilenio y que conoció EL TIEMPO indica que al 7 de octubre 14’567.428 personas han sido afectadas y que el sistema dejó de recibir 12.638 millones de pesos por validaciones no realizadas en los principales bloqueos. Este año, además, 53 buses zonales y articulados fueron vandalizados.
Darío Hidalgo, docente de la Universidad Javeriana y experto en movilidad y transporte, calcula que cada minuto de retraso por un bloqueo a TransMilenio implica una pérdida acumulada de 26,4 millones de pesos. Esto teniendo en cuenta que en una hora pico el sistema moviliza alrededor de 190.000 personas y si se calcula con el equivalente al valor del salario mínimo.
El transporte público es la principal forma de moverse de los bogotanos, con el 34 por ciento de los viajes, y esos bloqueos terminan afectando a personas de menos recursos, principalmente. Ellas son los que más utilizan el sistema. No se afectan los operadores privados, cuya remuneración tampoco depende de las validaciones.
LEA TAMBIÉN

“Bloquear, vandalizar y promover el no pago en TransMilenio afecta a personas de ingresos medios y bajos que lo necesitan para acceder a sus destinos, e incrementa los costos y la necesidad de recursos públicos para el Fondo de Estabilización de Tarifas”, señala Hidalgo, quien considera que más allá de los motivos, quienes protestan parecen no ser conscientes de los daños que generan para los trabajadores, los estudiantes y las cuidadoras.
Impacto en la economía de Bogotá
El impacto de las marchas a sectores del comercio y a actividades abiertas al público es millonario. Ellos deben cerrar y ven una reducción sustancial de sus clientes y, por tanto, de sus ventas e ingresos.
Para citar un ejemplo del impacto de las protestas en Bogotá, Juan Esteban Orrego, presidente de Fenalco Bogotá Cundinamarca, dice que las movilizaciones se han vuelto “demasiado recurrentes” y han llevado, incluso, a que cuando los ciudadanos se enteran de una manifestación prefieran cancelar sus citas.
Protestas sobre la calle 26, en Bogotá. Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO
El gremio ha establecido que el 70 por ciento de las citas de trabajo, negocios y reuniones son suspendidas por esa causa, independiente de que la protesta sea grande o pequeña o que, finalmente, no se realice.
“Las pérdidas para el comercio son millonarias y el pequeño comerciante no recupera esa venta. Inclusive, la informalidad se ve afectada, muchos viven del día y ese día no consiguen ni para la comida”, afirma Orrego, quien señala que las protestas tan frecuentes “afectan el desarrollo y desempeño de toda la ciudad”.
En conclusión, si bien Bogotá es una ciudad donde históricamente se han presentado protestas, este año se vive un incremento y esas movilizaciones están afectando la economía de la ciudad, la movilidad e, incluso, la tranquilidad y la cotidianidad de los bogotanos.
LEA TAMBIÉN

‘El gobierno de la ciudad no puede caer en un juego muy peligroso’
Gustavo Quintero, secretario de Gobierno de Bogotá, en entrevista con EL TIEMPO habla de las movilizaciones en la ciudad, de cómo son atendidas y de patrones que se vienen detectando.
¿Qué pasa con las movilizaciones en Bogotá?
Las grandes movilizaciones este año tienen un patrón. Los manifestantes en su gran mayoría vienen de otras zonas del país, generalmente, a presentar algún tipo de demanda o necesidad al Gobierno Nacional, y mientras se dan esas conversaciones, pasan bloqueos, afectaciones a la movilidad o tomas de edificios. Las movilizaciones de temas de Bogotá se manejan y no se desbordan. Lamentablemente, en la opinión pública queda la afectación al mobiliario, a los monumentos y al espacio público.
¿Hay actos de provocación?
El gobierno de la ciudad no puede caer en un juego muy peligroso. Muchas acciones son de provocación y una salida violenta, agita y lleva a que se vuelva difícil de manejar. Colombia está llea de ejemplos, desde la creación de las Farc hasta el estallido social, donde una mala reacción o una reacción exacerbada conlleva a un fenómeno mucho más grave.
Gustavo Quintero, secretario de Gobierno de Bogotá. Foto:Alcaldía de Bogotá
Los ciudadanos piden más mano dura…
La gente dice que somos blanditos, pero es todo lo contrario. Hemos actuado en los momentos en que hemos tenido que actuar y por eso estas situaciones no han pasado a mayores. Además, no podemos poner en riesgo ni a los funcionarios públicos ni a la policía cuando hay acciones violentas. La mano dura inmediata, no controlada, puede generar alguna afectación a futuro.
La ciudadanía no tiene por qué verse afectada por las protestas sociales o por las manifestaciones, pero normativamente no podemos hacer uso exacerbado de la fuerza, tenemos que agotar los canales de diálogo, pero, además, porque eso tiene unas implicaciones que uno tiene que prever.
¿Qué hay de fondo en algunas manifestaciones?
Eso se está analizando, porque hay varios patrones y actores recurrentes que llaman la atención, pero eso hace parte de la reserva de la investigación. Hay actores recurrentes en estos ejercicios, hay personas que usted ve en distintas manifestaciones, en un colegio, en una marcha, cuando hay afectación al mobiliario público.
GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ
Editor de Bogotá
En X: @guirei24