Esta semana varias figuras de la política nacional fueron víctimas de fuertes ataques en redes sociales. Las representantes Katherine Miranda y Julia Miranda, por ejemplo, señalaron que las insultaron tras la polémica que se desató por la creación de la subcomisión para la reforma de la salud.
Esto, incluso, generó un choque con miembros del Pacto Histórico pues la representante de la Alianza Verde señaló que “por el matoneo y las mentiras de las bodegas petristas, algunos congresistas del Pacto Histórico y medios de comunicación, mi compañera Julia Miranda tuvo que ser hospitalizada ¡Revísense! ¡Respeten y debatan con argumentos!”.
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Por otro lado, la hija del presidente Gustavo Petro, Andrea Petro, también fue víctima de insultos en redes e incluso de amenazas. Ante esto, la mujer escribió: “¿Se sienten bien mandándome estos mensajes todos los días? ¿Les parece normal y racional? Tienen tanto odio y frustración que ni saben la gravedad de lo que dicen. No podemos seguir normalizando la violencia”.
Posteriormente, el presidente Petro pidió que la Fiscalía investigara al hombre que le envió el mensaje. Lo mismo sucedió con un Daniel Rojas, director de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), quien igualmente fue víctima de amenazas.

Andrea Petro y Daniel Rojas fueron amenazados por redes sociales.
Sergio Acero.EL TIEMPO- SAE
Catalina Moreno, abogada, máster en derecho público y coordinadora de la Línea de Inclusión Social de Fundación Karisma – que se encarga de promover que las tecnologías sirvan y protejan a grupos sociales que están expuestos a violencias y a discriminaciones – habló con EL TIEMPO sobre esta situación.

Catalina Moreno Arocha de Fundación Karisma.
¿Cómo analiza los ataques hacia personajes políticos esta semana?
Definitivamente cuando estamos en un momento electoral suben las violencias, empiezan a aumentar los casos y finalmente esto obedece a algo estructural y es que la violencia que va dirigida, por ejemplo, en contra de mujeres políticas, puntualmente, que puede ser digital o física, tiene una finalidad específica y es aconductar a las mujeres y decirles que el espacio público, el espacio de participar en los debates, no es de ellas.
Se trata de decirles que el rol de ellas es en otro lugar y no es sólo un mensaje además para la persona que está ahora en el Congreso o la que está intentando ser candidata, sino que es un mensaje que también está dirigido a las siguientes mujeres que están buscando hacer parte de este mundo donde se toman las decisiones de interés público.
¿Por qué es tan difícil controlar esta violencia digital?
Lo que sucede es que la violencia digital tiene unas características que la diferencian de otras violencias y es que como sucede en Internet, es fácilmente replicable. Es decir, un tweet en 10 minutos puede replicarse mil veces o un post se puede reproducir muchas veces, eso ya es una característica específica de esta violencia que no sucede con otras formas de violencia.
La otra característica es que esta violencia siempre permanece en Internet: una vez emitido un comentario, una vez difundida una foto íntima, difícilmente se puede recoger. Pero además hay poca voluntad política para investigar la violencia de género digital. Esta violencia la vemos en nuestro celular a diferencia de lo que puede pasar con una lideresa que la amenazaron en su casa.

Esta semana la violencia digital aumentó.
La primera dama sacó una campaña para disminuir estos ataques que se están registrando en redes, pero no ha tenido mucho eco, ¿por qué considera que esos llamados no tienen el efecto deseado?
Eso tiene que ver con la falta de conciencia social que tenemos cuando somos usuarios de las tecnologías y es que difícilmente entendemos que lo que escribimos en redes sociales tiene una repercusión. La gente cree que le pueden mostrar un montón de campañas, pero si la persona realmente cree que lo que escribo desde su casa nadie lo ve, pues pueden pensar que eso no es relevante.
Las personas, además, piensan que hay una división entre lo que sucede en la vida en redes sociales mediada por internet y lo que sucede en el mundo físico, entonces esa falta de conciencia sobre las implicaciones de lo que pasa en Internet puede ocasionar que esas campañas no funcionen, porque la gente sigue creyendo que lo que escriben ocultos en una pantalla no tiene repercusiones.
¿Qué impacto tienen estas violencias digitales en las personas?
El impacto de la violencia digital tiene un impacto bastante grave. Lo que nosotros hemos visto es que en las mujeres políticas, por ejemplo, hay una reacción distinta a las que hemos observado de otras mujeres públicas que empiezan a irse de redes sociales. Las mujeres políticas, en cambio, asumen una actitud de resiliencia que no deberían tener que hacerlo, pero ellas, teniendo en cuenta que la política y las campañas ocurren ahí, cierran la cuenta tres días y vuelven otra vez.
El impacto todo el tiempo, además, se extiende mientras son candidatas y luego mientras ejercen también en los cargos públicos.
Hemos hablado con mujeres y sus equipos de comunicación. Ellos nos dicen que esto genera ansiedad, perdida del sueño, mucho miedo. A veces genera rabia y depresión. Las características que mencionan son (las generadas) por una violencia psicológica.
Hay que tener presente también que los funcionarios públicos sí están sujetos a un mayor nivel de escrutinio y eso no lo podemos perder de vista. Lo que pasa es que tenemos que mirar cómo se hace escrutinio y también tenemos que estar pendientes de cuando ese escrutinio empieza a afectar a la persona.
¿Cómo entender hasta qué punto estos comentarios violentos están cobijados bajo la libertad de expresión?
Hay comentarios que son parte del escrutinio público que pueden hacer los ciudadanos, que pueden ser chocantes, que están protegidas por la libertad de expresión. Pero hay comentarios de esos que afectan y tiene un impacto en la vida. Esa mujer merece atención, pero eso no quiere decir necesariamente el comentario deba ser eliminado de redes sociales.

María Fernanda Carrascal, Katherine Miranda y David Racero discutieron esta semana por los ataques digitales.
¿Qué hacer entonces?
El remedio está en otro lugar: está en una atención psicológica, en declaraciones de los partidos políticos y movimientos políticos rechazando actos de violencia cuando provienen de sus candidatos o mensajes de respaldo hacia sus militantes para enviar un mensaje social que diga: no toleramos la violencia.
La violencia digital se debe abordar de una manera distinta. Las violencias son muy dirigidas. En el caso de las mujeres, la mayoría tiene que ver con un desprestigio de lo que ellas han logrado porque intentan decir que llegaron allí por otros medios y no por el merito, o tratan de sexualizar lo que han hecho o las juzgan por cómo se ven. Son violencias distintas a las que sufren los hombres.
Las congresistas afortunadamente pueden acceder a sistemas de salud y acceder a un proceso psicológico y si tienen peso en un partido pueden tener respaldo, pero las mujeres que están en territorio no tienen esa posibilidad. Esa es una deuda impresionante que no estamos viendo.
Hay que hablar de forma directa del machismo que existe. Los partidos políticos y medios deben exigir respuestas. Borrar comentarios no va a eliminar la violencia digital.
¿Hace falta más voluntad de los partidos políticos por rechazar este tipo de ataques?
Ellos tienen que respaldar más y tiene que haber más rutas de atención. Hay una norma que dice que los partidos deben tener visibles un enlace donde esto se pueda denunciar. Sería interesante que esos mismos partidos se interesen por dar visibilidad real, pero además darles herramientas para enfrentar esto. Hay mujeres que están empezando en esto y no tienen esas oportunidades. Los partidos políticos deben invertir el dinero extra que les llega por la ley de cuotas en educar a estas mujeres para que puedan mitigar los riesgos y tener un manejo de las crisis que ocurren con la tecnología.
Por parte del Estado se necesita terminar la impunidad. Ya está en el control constitucional la norma de violencia política que se sacó en la legislatura pasada. Pero a esa norma aún le falta institucionalidad muy fuerte para dar respuesta a la violencia digital aunque les da algunas herramientas al Consejo Nacional Electoral y a otras a otras entidades.
Lo cierto es que si no se crea un proceso específico judicial para la violencia de género y digital pues va a quedar en nada. Se necesitan más mensajes que condenen la violencia de género y digital.
Aura Saavedra
REDACCIÓN POLÍTICA
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