El próximo jueves, el presidente Gustavo Petro será recibido por su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, en la oficina oval de la Casa Blanca. Es la primera vez que ambos mandatarios se encontrarán y conversarán alrededor de una agenda temática de interés bilateral que también necesitará de la refrendación del Congreso.
“El Congreso tiene mucho poder en la relación bilateral entre Colombia y Estados Unidos, con apoyo político, pero también financiero”.
Por esa razón, el jefe de Estado colombiano organizó reuniones con senadores y representantes de los partidos Republicano y Demócrata, que son quienes, en últimas, aprueban los recursos que el país necesita para continuar con sus políticas de paz, medio ambiente y de drogas, temas principales de la gira del presidente por EE. UU.
“La relación de Colombia con EE. UU. es de carácter de Estado, no es solo una relación entre presidentes, en este caso Biden y Petro, sino también con empresarios, congresistas y otros actores”, apuntó Mauricio Jaramillo Jassir, analista político.
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El exdiplomático estadounidense y consultor internacional, Lawrence Gumbiner, explica que “el Congreso tiene mucho poder en la relación bilateral entre Colombia y Estados Unidos, con apoyo político, pero también financiero. Este tiene que aprobar el presupuesto de asistencia para Colombia, lo cual consiste en temas de apoyo para el proceso de paz, cambio climático, coordinación militar y la lucha contra el narcotráfico”.
Otros temas que el presidente abordará con Biden y congresistas son transición energética, migración y nuevas oportunidades comerciales y de inversión. En la búsqueda de recursos, Petro también acudirá a los privados, quienes podrán ayudar, por ejemplo, con retos que tiene el Estado colombiano de reparar a las víctimas del conflicto armado.
Esta semana, en el Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia, el mandatario advirtió que el país no cuenta con los recursos suficientes para indemnizar a las víctimas y se necesitan alternativas para cumplirles a quienes han sufrido la guerra en carne propia.
Agendas cercanas
Según explica Gumbiner, la paz y el cambio climático son temáticas de la agenda que no generan gran diferencias entre las partes, como sí lo hace por ejemplo la lucha contra las drogas y la nueva visión que trajo consigo Petro al asumir la Presidencia. “Es estratégico enfocar las conversaciones en estas áreas”, añadió el exdiplomático.
Para lo referente a la paz, Jaramillo Jassir considera que el Gobierno buscará un “gesto de Estados Unidos para las negociaciones con Eln, que se han deslegitimado”. Recordó que durante los diálogos con las Farc, ese país delegó a Bernard Aronson como enviado especial para acompañar el proceso. Y algo así desearía el Gobierno, que empieza un tercer ciclo de conversaciones con la guerrilla a finales de abril en Cuba.
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Delegaciones del Gobierno y Eln firmando la nueva agenda.
Twitter Iván Cepeda
Adicional a esto, los encuentros con Biden y congresistas será clave para que el presidente Petro explique su política de ‘paz total’. “Aunque Petro recibirá apoyo fuerte de la administración Biden con relación a la paz, él tendrá que convencer a los escépticos (republicanos y a los más conservadores del Partido Demócrata) que su plan de la ‘paz total’ no representa un perdón a los delincuentes y terroristas del país”, manifestó Gumbiner.
La protección de los ecosistemas y la biodiversidad, y tomar acciones más decidas contra el calentamiento global son temas que unen a ambos presidentes. “Estados Unidos puede ser un socio y aliado importante para darle frente a estos problemas y Petro ha manifestado internacionalmente su interés por conservar la Amazonia y empezar la transición energética hacia fuentes limpias en el país”, apuntó Jaramillo Jassir.
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Lucha contra el narcotráfico
No hay una agenda contra las drogas en Colombia viable, si no se negocia con EE.UU.”, comenta Jaramillo Jassir.
En cuanto a este tema, el presidente Petro llegará con su propuesta de cambiar el foco, no tanto en clave de hablar sobre el fracaso de la lucha contra el narcotráfico, sino de presentar alternativas al modelo prohibicionista que ha acercado a las relaciones bilaterales en lo últimos años. “No hay una agenda contra las drogas en Colombia viable, si no se negocia con EE.UU.”, comenta Jaramillo Jassir.
En esto concuerda Gumbiner, quien hace hincapié en la necesidad de que Petro logre especial cercanía con los republicanos. “Entre el partido hay gran preocupación sobre la política contra el narcotráfico de la administración de Petro y la creciente producción de cocaína en el país. El reto más crítico para él en las reuniones con el Congreso es reafirmar un compromiso de combatir el narcotráfico de forma conjunta. Aunque puede haber diferencias de táctica, Petro tiene que convencer a los republicanos de su voluntad. Esto es particularmente importante dado el control que tienen en la Cámara de Representantes y su papel en aprobar presupuesto para la asistencia en Colombia”, recalca Gumbiner.
Aunque la mayor preocupación actual de Estados Unidos frente a las drogas es con relación al fentanilo, que su consumo viene creciendo exponencialmente y sus consecuencias son más nefastas que la cocaína, el exdiplomático recalca que Colombia ha sido un socio importante para la nación norteamericana en la lucha contra el narcotráfico, por lo que se hace imperativo poner el tema sobre la mesa.
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Adicional a esto, Gumbiner considera que Estados Unidos además de esperar afianzar la relación bilateral sobre la lucha contra el narcotráfico, el presidente Biden buscará también que su homólogo colombiano apoye el rechazo hacia la agresión rusa en Ucrania, “entendiendo que Colombia quiera mantenerse neutral en el conflicto”.
Por último, entre los temas de agenda, pese a que Colombia no lo tenga en primer renglón, Estados Unidos tiene un interés en abordar el tema de la migración desde las perspectivas de Venezuela. Hay expectativas en la administración Biden sobre el papel que está asumiendo el primer mandatario colombiano de tender puentes entre Venezuela y la oposición.
“Si Petro puede ser un interlocutor con Maduro para avanzar el proceso de democratización de Venezuela, en el que se aseguren las elecciones libres en 2024, contará con el apoyo internacional y de EE.UU., pero si los esfuerzos de él solo sirven para darle estatus a Maduro sin avances democráticos, pueden haber consecuencias negativas para las relaciones bilaterales con Estados Unidos”.
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Los mandatarios de Colombia y Venezuela en reunión bilateral en Caracas.
Presidencia de la República
Institucionalización de las relaciones
Que Estados Unidos haya invitado al presidente Petro a la Casa Blanca indica “la importancia de la relación entre Colombia y EE.UU., y su fortalecimiento con la elección del presidente Petro. La reunión será la continuación de muchos encuentros de alto nivel en los últimos ocho meses, incluyendo las visitas del Secretario de Estado Bllinken, ydel Senador Robert Menendez (líder del Comité de Relaciones Exteriores), el diálogo que hubo en Washington en marzo, y el Grupo de Trabajo Bilateral sobre Defensa, que se llevó a cabo en abril en Bogotá. O sea, Colombia ha sido un socio estratégico para los EE.UU. por muchas décadas, y esa importancia sigue”.
Desde otra lectura, Mauricio Jaramillo Jassir ve la oportunidad de esta invitación para reinstitucionalizar la diplomacia del país que, en los últimos meses, se ha trasladado a Twitter, a su juicio.
“Él deberá ratificar que ha evolucionado de guerrillero, líder opositor e izquierdista a jefe de Estado”.
“La visita con todas las formalidades le dará visibilidad y legitimadad al presidente, y reafirma la importancia de que la política exterior sea institucional. Recordemos que Petro ha hecho manifestaciones y tomado decisiones cuestionadas a través de Twitter con Perú y El Salvador, por ejemplo”, explicó el analista.
Debido a que esta es la primera reunión formal del presidente Petro con su homólogo y congresistas en Estados Unidos, por ser un gobierno de izquierda, tendrá que demostrar que es capaz de sostener una relación estratégica con EE.UU., uno de los socios más importantes para Colombia. “Él deberá ratificar que ha evolucionado de guerrillero, líder opositor e izquierdista a jefe de Estado, listo para jugar un rol positivo para la democracia, alejándose de lo ideológico”, concluyó el exdiplomático.
NATALIA TAMAYO GAVIRIA
REDACCIÓN DOMINGO
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