Las comunidades indígenas recibieron de manos del Gobierno Nacional el predio San Rafael en 2007, como una de las compensaciones por la masacre de El Nilo (1991).
Paradójicamente, el cumplimiento de una orden de la justicia desató desde entonces un enfrentamiento con el Consejo Comunitario Afro Zanjón de Garrapatero, que queda entre Santander de Quilichao y Buenos Aires. Se necesitaron siete años para que cesara el choque de etnias por 517 hectáreas de terreno.
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Los afros, con menos resonancia, también han tenido sus diferencias y carencia de tierras. Pero piden que no se afecten sus actividades laborales, en especial, en la agroindustria de la caña. Pero no será sencillo porque desde hace ya varias semanas se ha reactivado la zozobra, tras la presencia de encapuchados que quemaron cultivos en la finca Ucrania, en Padilla.
Los indígenas aseguran que su lucha por la tierra también es la de las comunidades negras y campesinas. Entre tanto, líderes afros, a nombre de trabajadores de la agroindustria, llaman a un diálogo en el que quepan todos.
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Yanet Mosquera, defensora de derechos humanos y de comunidades negras, expresa: “Hay discusiones, pero no solo en el norte caucano, porque tierra necesitamos todos. Hay que llegar a un acuerdo porque hay quienes tienen más y otros que no tenemos nada. No se trata de quitarle a nadie su propiedad o tierra, pero el Gobierno debe mirar cómo se compra para que podamos tener territorios colectivos o territorios propios, porque las comunidades que estamos en los valles interandinos sufrimos por tierras”.
En las últimas décadas se han registrado tensiones por tierras entre comunidades negras y los nasas y misak en municipios como Suárez –tierra de la vicepresidenta Francia Márquez, de quien se espera juegue un papel clave en los diálogos regionales en el Cauca– , Buenos Aires, Santander de Quilichao, Caloto, Guachené, Corinto, Miranda, Padilla, Puerto Tejada y Villa Rica. Todos ellos, a la vez, municipios con importantes extensiones de caña.
Rosana Mejía, consejera mayor de Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (Aconc), lo resume así: “Lo primero es entender el contexto étnico y cultural. La propuesta (de Petro) es alentadora, pero le falta una pata. Al presidente se le olvidó que el territorio donde los empresarios tienen sus negocios es ancestral, es de la gente negra”.
REDACCIÓN EL TIEMPO
CALOTO, POPAYÁN Y CALI
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