Al juicio que se adelanta en Nueva York contra el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, por el pago a una actriz porno para que guardara silencio sobre su supuesta relación extramatrimonial todavía le queda mucha tela de donde cortar.
Pero esta semana, sin lugar a dudas, pasará a la historia como una de las más truculentas en un proceso que acapara la atención nacional e internacional y que bien podría determinar la suerte del candidato republicanos en las elecciones presidenciales de noviembre de este año.
La Fiscalía de Manhattan lo acusa de haber falsificado los registros contables de su empresa -un delito en este estado- para esconder el motivo detrás de ese pago. Algo que hizo, según las autoridades, para evitar el impacto negativo que tal revelación tendría en sus aspiraciones presidenciales.
Si bien algunos pormenores ya se conocían -Daniels hasta escribió un libro al respecto-, el contexto de su narrativa y los punzantes intercambios que se presentaron durante el contrainterrogatorio con los abogados de Trump dieron pie a incómodos momentos que harían sonrojar hasta al más curtido.
De acuerdo con Daniels, el expresidente la había invitado a su habitación para discutir un posible rol en el ‘El Aprendiz’, el popular programa de televisión que en ese entonces dirigía.
Aunque Daniels nunca describió los sucesos que siguieron como una violación, sí dejó entrever que el sexo no fue consensuado y la carga moral que le quedó por no haberse negado de manera verbal.
Daniels, incluso, hasta habló de la posición que usaron durante el sexo -misionero- y la ausencia de un preservativo en el encuentro. Tan vívido fue el relato que los abogados de Trump pidieron la anulación del juicio alegando que la sugerencia de una violación sexual podía afectar el veredicto del jurado.
Cuando salí, él estaba acostado en la cama, en calzoncillos y camiseta. Quedé fría, pues esas no eran mis intenciones
De acuerdo con los fiscales, los detalles eran relevantes, pues buscaban demostrar la veracidad de la historia de Daniels y el afán de Trump por comprar su silencio.
Cabe recordar que en el tramo final de la campaña del 2016, Trump ya estaba contra las cuerdas tras la publicación de un video de Access Hollywood en el que se jactaba de abusar mujeres sin su consentimiento gracias al poder que le daba su fama.
“Usted todo se lo inventó. De hecho, usted tiene mucha experiencia en hacer que historias de sexo parezcan reales, como ha hecho en las más de 150 películas porno que ha protagonizado”, le dijo Susan Necheles, una de las abogadas del expresidente.
A lo que Daniels respondió con un comentario mordaz: “El sexo en esas películas es muy real, como lo que me sucedió a mí en esa habitación. Pero si me hubiese tocado escribir esa escena, la habría hecho mucho más divertido de lo que fue”, provocando una risotada en la corte.
Como se sabe, los 130.000 dólares que se le giraron a Daniels fueron pagados por Michael Cohen, el abogado de Trump en ese momento. Cohen, que está por testificar, dice que los hizo por instrucción del expresidente y que luego se le devolvió el dinero camuflándolo como gastos de representación (y de allí la falsificación de los registros contables).
Orden mordaza
Pero el jueves, a la salida, el expresidente la volvió a emprender contra Merchán. “Todos vieron lo que pasó hoy. Este juez es un corrupto y debe declarase impedido”, dijo el exmandatario.
A larga, independientemente de lo sórdido que sean los detalles, el jurado lo único que tiene que determinar es si Trump es culpable de falsificar los registros del pago que se le hizo a Daniels.
Humillar a Trump con la revelación de tanto detalle que no tiene mucho que ver con el corazón del caso podría molestar al jurado. Acuérdese que solo se necesita que uno no esté de acuerdo para que el caso de anule
“Humillar a Trump con la revelación de tanto detalle que no tiene mucho que ver con el corazón del caso podría molestar al jurado. Acuérdese que solo se necesita que uno no esté de acuerdo para que el caso de anule”, afirma el profesor Randy Zelin, de la Universidad de Cornell.
Pero paralelo a eso tampoco se puede olvidar que el juicio contra Trump es también ante la opinión pública.
“Mucho se habla de Trump y como estas cosas parecen no afectarlo o antes fortalecerlo. Es una falacia. Por eso hizo hasta lo imposible por impedir el juicio. Enfrentar un juicio penal, en donde además se narra una conducta sexual inapropiada, no es bueno políticamente para nadie”, escribe Jamell Bouie, columnista del New York Times.